ALFONSO V que insiste en su aventura italiana, convoca nuevas Cortes en S.Cugat para finales de 1419 y éstas, finalmente, le conceden 50.000 florines, aunque sólo a cambio de una serie de peticiones -entre ellas que el Consejo Real fuera responsable ante las Cortes-, que el rey obvia. Desde que el arzobispo de Tarragona, en el Parlamento barcelonés había dicho al rey que en vez de conquistar la tierra catalana lo que tenía que hacer era tomar la tierra por verdadera patria, el rey ALFONSO V había rectificado su conducta y en las Cortes de S.Cugat hizo su discurso en catalán.

En la fecha, ALFONSO V sale del puerto de los Alfaques con una armada de 80 velas a poner paz en Cerdenya y Córcega. Un mes más tarde llega a Alguer. Rápidamente pacifica Cerdenya y pasa luego a Córcega. Allí se apodera de Calbi y sitia la fortaleza de Bonifacio, hostigado constantemente por los genoveses que le obligan a levantar el asedio. Pero mientras tanto, en la isla, ALFONSO V ha recibido una embajada de la reina JUANA II de Nápoles que le ofrece adoptarle como hijo y heredero si le ayuda a conjurar los conflictos del reino.

Posteriormente, JUANA II de Nápoles se arrepiente de su propósito de nombrar heredero a ALFONSO V y nombra en su lugar a LUIS III de Anjou. ALFONSO, irritado, se dirige hacia Nápoles, lo que constituye su verdadero objetivo. Mientras tanto, su esposa MARÍA de Castilla ejerce el papel de lugarteniente general en el reino

ALFONSO V de Catalunya llega, en la fecha, con sus naves a Nápoles, vence a sus opositores en la batalla de Foz Posana y es reconocido virrey y heredero de la reina JUANA II de Nápoles.

Los triunfos obtenidos por las armas del rey de la Corona de Aragón, por mar y tierra, concitan la envidia de los napolitanos y hasta de la misma reina JUANA al extremo de tramarse un complot para asesinar al rey ALFONSO V. Felizmente el rey puede burlar el peligro y se hace fuerte en los castillos de Nou y de l\’Ou. Por suerte, llegan, en la fecha, desde Tortosa refuerzos que permiten la conquista definitiva de Nápoles y el homenaje del pueblo.

ALFONSO V, ante la situación en la península, deja a su hermano Pedro de lugarteniente en Nápoles y decide regresar a ru reino -la Corona de Aragón- ya que podrían impedir sus propósitos en Nápoles cortándole los indispensables subsidios. En su camino de regreso quiere dar a los de Anjou una muestra de su intrepidez y, en la fecha, entra en Marsella saqueándola e incendiándola.

ALFONSO V de Aragón que ha regresado de Nápoles a la península, quiere impedir el progreso de ÁLVARO de Luna junto al rey castellano JUAN II, que representaría la desaparición del partido aragonés en Castilla y de los beneficios que éste aporta. Llegado a Valencia en febrero de 1424 proclama su enemistad hacia ÁLVARO de Luna al que considera director en la sombra de la politica castellana y anuncia su decisión de intervenir militarmente para conseguir la libertad de ENRIQUE y restablecer la hegemonía de sus hermanos ENRIQUE y JUAN. Asimismo considera que el propio JUAN II, es un preso de su valido. Esta política de intromisión en los asuntos castellanos a través de los infantes de Aragón se prolongará hasta casi el final del reinado de JUAN II.

Ante la reacción de ALFONSO V de Aragón, ALVARO de Luna prefiere retirarse a un segundo plano. El infante JUAN se entrevista con su hermano ENRIQUE en Torre Aracil, éste es liberado y se restablece el partido de los infantes que es encabezado por JUAN, ahora ya rey de Navarra. La recuperación de fuerzas de los infantes representa la caída de ÁLVARO de Luna, que es desterrado por una sentencia de 30 de agosto de 1427.

A finales de 1428, se indica a JUAN, rey de Navarra, que debe ser coronado en Navarra, la imposibilidad de que dos reyes convivan en un mismo reino y que debe permanecer, por tanto, en su propia tierra. Por otra parte, se desplaza a ENRIQUE hasta la frontera andaluza. Enterado de estas disposiciones ALFONSO V, que había heredado de su padre el deseo de reinar también en Castilla, anuncia que recurrirá a las armas en apoyo de sus hermanos. Pero esta vez ÁLVARO de Luna acepta el envite, lo que representa la guerra entre ambos reinos.

Los remensas no cesan de presionar constantemente para conseguir sus reivindicaciones. De esta manera, durante el reinado de ALFONSO V el Magnánimo, el conflicto remensa reparece con fuerza en diversas ocasiones. Por ejemplo en (1429-1432).