En la fecha, los 18.694 primeros hombres de la División Azul parten de España con destino al frente ruso-alemán. A pesar de que España, ante la Segunda Guerra Mundial, ha adoptado los estatutos de país no beligerante envía un contingente de soldados al lado de los nazis que combatirá, sobre todo, contra las fuerzas de Stalin. El propio FRANCO es víctima del entusiasmo que se ha desatado entre los militares. En su discurso ante el Consejo Nacional de la FET del 17 de julio denuncia a los eternos enemigos de España y hace claras alusiones no sólo a la Unión Soviética sino también a Gran Bretaña, a Francia e incluso a EEUU. Y añadió: «Ni el continente americano puede soñar en intervenciones en Europa sin sujetarse a una catástrofe… Se ha planteado mal la guerra y los aliados la han perdido». En su frase final aclamaba a la Alemania nazi por dirigir la «batalla que Europa y el Cristianismo desde hace tantos años anhelaban, y en que la sangre de nuestra juventud va a unirse a la de nuestros camaradas del Eje, como expresión viva de solidaridad». Ésta es la declaración pública más exaltada que hace FRANCO apoyando la causa del Eje, y que sorprende tanto a Serrano Súñer como al embajador alemán.

Maximiliano KOLBE -sacerdote católico polaco- ofrece su vida en Auschwitz a cambio de la de Francisco Gajownoczek, padre de familia que ha sido seleccionado para morir de hambre junto con otros nueve recluidos como castigo por la evasión de un prisionero. El número 16.670 por el 5.659. Murió de inanición el 14 de agosto de 1941.

El 26 de julio de 1941, los Estados Unidos congelan los bienes japoneses en el país. Está claro que se libra una creciente guerra económica entre ambas naciones. Además, los Estados Unidos no se oponen a que pilotos voluntarios norteamericanos operen en China contra los japoneses. Eran los «Tigres voladores», al mando del oficial de aviación retirado Claire Lee Chennault. Al Japón se le hace evidente que si su Imperio va a seguir expandiéndose, el gran enemigo van a ser los Estados Unidos y sólo ellos. Gran Bretaña y la Unión Soviética están enteramente absorbidas por su guerra con Alemania, y las demás potencias del Pacífico no cuentan. Si por algún medio los Estados Unidos sufren suficiente daño, el Japón podrá expandirse lo bastante aprisa como para resultar invencible, aun en el caso de que los Estados Unidos se recuperen más tarde.

En una carta a Heydrich, Göring ordena «llevar a cabo todos los preparativos necesarios para una solución completa de la cuestión judía en las zonas de influencia alemana en Europa». Poco después, Himmler convoca en Berlín a Rudolf Hëss -futuro comandante de Auschwitz- y le informa de que el Führer ha dado «órdenes para la solución del problema judío por los siglos de los siglos». Se toma la decisión de crear el campo de Auschwitz.

Se firma un acuerdo para enviar a 100.000 españoles para trabajar en la industria alemana, que está muy necesitada de mano de obra. Sin embargo, es difícil llevarlo a cabo, ya que pocos trabajadores se presentan como voluntarios a pesar de que las condiciones de vida en España no hacen más que empeorar. Nunca llegarán a trabajar en Alemania más de 15.000 trabajadores. Lo que España sí puede hacer es enviar cantidades importantes de materias primas -especialmente wolframio, para producir munición- de modo que se producirá un superávit en el balance de los pagos de España durante la
guerra. Pero esto no genera divisas que puedan cambiarse libremente para importar productos de primera necesidad y Alemania no es muy generosa en sus envíos, de modo que el superávit de las cuentas internacionales no implica ningún crecimiento en la estancada economía española.

Continúa el avance alemán en el este. Estonia es ocupada e incorporada a un nuevo territorio, súbdito del Tercer Reich, llamado Ostland. Los británicos y los soviéticos, por su parte, se dirigen a Irán para proteger el flanco sur de Rusia y evitar cualquier conexión de los alemanes en Oriente Medio.

Lenin ha proseguido con el espíritu de Catalina la Grande, otorgando a los alemanes una autonomía en el Volga y diversos «distritos alemanes». Pero en agosto de 1941, STALIN hace lo que los zares no han llegado a hacer. Dos meses después de la invasión hitleriana deporta en pocos días a todos los alemanes -centenares de miles- de la República de los Alemanes del Volga que existe en la región de Saratov donde han gozado de un estatuto durante más de 200 años, a Siberia y Kazajistán.

En agosto de este año tienen lugar unas negociaciones entre los EEUU. y el Japón que acaban en fracaso ante la exigencia de los EEUU. de la retirada del Japón de China y de Indochina, que viene ocupando desde 1931, antes de cualquier otra regulación económica. Dimite el presidente del Consejo de ministros príncipe Konoe; le sucede el general Hideki Tojo (1941-1944) quien por una parte prosigue las negociaciones, ya que es embajador especial japonés en Washington, pero, por otra, prepara secretamente el ataque contra los EEUU.

Carta del Atlántico. Encuentro en alta mar de ROOSEVELT y Churchill. Ambos estadistas se muestran de acuerdo sobre sus objetivos bélicos.

En setiembre de 1941. las dos terceras partes del territorio yugoslavo están dominadas por los partisanos. Esto impulsa a los alemanes a iniciar operaciones ofensivas en gran escala por todo el territorio yugoslavo. Estas ofensivas serán repetidas año tras año sin ningún éxito definitivo por parte de los alemanes.