MARÍA II (Reina de Inglaterra)(1689-1694)

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La futura reina de Inglaterra, MARÍA II, se casa con el protestante GUILLERMO III de Orange


La hija mayor de JACOBO -hermano de CARLOS II de Inglaterra-, la futura reina de Inglaterra, MARÍA II, se casa en 1677 con el protestante GUILLERMO III de Orange, estatúder de los Países Bajos.

Nacimiento de Jacobo Francisco Eduardo Estuardo, hijo de Rey Jacobo II de Inglaterra y Escocia.


A JACOBO II le nace un hijo, Jacobo, Francisco, Eduardo. Por fin su actual esposa, Beatriz de Módena, da a luz un varón sano y fuerte, en junio de 1688 -es su quinto parto y sus cuatro hijos anteriores han muerto a los pocos meses-. De su primer matrimonio, el Rey tiene dos hijas, ya adultas, que han sido criadas en la fe Protestante. Mientras no había heredero varón, la oposición ha tenido paciencia, pues teme la guerra civil y prefiere soportar a JACOBO II, a la espera de que suba al trono su heredera, la princesa MARÍA, buena protestante casada con GUILLERMO de Orange. (La madre de GUILLERMO es hermana de JACOBO II). Pero el nacimiento de aquel católico Estuardo, también llamado JACOBO, les sume en la desesperación. Un movimiento crece para sustituir a JACOBO II por la fuerza por su yerno, GUILLERMO III de Orange (Estatúder de las Provincias Unidas).

GUILLERMO III de Orange desembarca en Torbay (Inglaterra) con 16.000 hombres.


Los parlamentarios, de mutuo acuerdo en esta cuestión las dos agrupaciones partidistas (tory y whig), contando además con el beneplácito de la Iglesia anglicana y de sectores militares, solicitan la ayuda del estatúder de Holanda, GUILLERMO III de Orange, para que intervenga en defensa de la religión protestante y de la libertad del Parlamento. El mandatario holandés acepta y desembarca en Torbay el 5 de noviembre con 16.000 hombres y, sin apenas resistencia, marcha hacia Londres. El grito de rebelión vuelve a sonar en los campos de Irlanda. La revolución de 1688 da en Escocia la victoria a los presbiterianos, carácter que todavía mantiene actualmente la iglesia de Escocia.

A finales de 1688 Europa vive la culminación de la época monárquica absolutista representada en todo su esplendor


A finales de 1688 Europa vive la culminación de la época monárquica absolutista representada en todo su esplendor por la Francia de LUIS XIV, el Rey Sol, y mientras los soberanos creen que deben regir los destinos de sus países por designio de Dios, reciben la noticia de que en Inglaterra, JACOBO II ha sido destronado por los revolucionarios (revolución de 1688-1689).

La Liga de Augsburgo, entra en guerra con Luis XIV para poner fin a su política de anexionarse territorios adyacentes a ciudades.


En 1689, una alianza de poderes europeos, la Liga de Augsburgo, entra en guerra con Luis XIV para poner fin a su política de anexionar territorios adyacentes a ciudades conseguidas en tratados anteriores. Los ocho años de guerra terminaron con la Paz de Ryswick, acuerdo en el que ambas partes renunciaron a sus conquistas, aunque Francia retuvo la ciudad de Estrasburgo en Alsacia. Los combatientes habían resuelto solucionar sus diferencias debido a que una nueva crisis internacional asomaba en el horizonte. Carlos II, rey de España, no tenía heredero directo. Un mes antes de su muerte, nombró para sucederlo al nieto de Luis XIV, Felipe de Anjou. Aunque Luis había defendido anteriormente la división de la herencia de la monarquía española, decidió apoyar la candidatura de su nieto a todo el territorio. Los otros estados europeos temieron las consecuencias de la gran extensión del poder de los Borbones que esto generaría, y se unieron en una coalición para evitarlo. La guerra de Sucesión española duró trece agotadores años. Al final, Luis consiguió su principal objetivo y su nieto se convirtió en rey de España con el nombre de Felipe V.

María II de Inglaterra muere sin descendencia en 1694, quedando Guillermo como único rey.


María II de Inglaterra muere sin descendencia en 1694, quedando Guillermo como único rey hasta su fallecimiento en 1702. El reinado de María II de Inglaterra es breve. Una epidemia de viruelas, que deja más de 1300 víctimas reconocidas, siembra de luto y dolor a todo el país, cobrando entre esas víctimas la vida de la Reina. Era el mes de diciembre de 1694, cinco años más tarde de su ascenso al trono.