La arquitectura de Antoni Gaudí destaca por la ambición globalizadora y el extraordinario simbolismo religioso. Ahora bien, la materialización de sus ideas no se habría producido sin el mecenazgo que recibe del industrial y patricio Eusebi Güell i Bacigalupi. La producción de Gaudí puede dividirse en cuatro etapas, la más creativa de ellas será la que transcurrirá entre 1900 y 1917 cuando construya el parc Güell, la cripta de la iglesia de la colònia Güell, la Pedrera (casa Milà), las escuelas de la Sagrada Família i ejecutará la reforma de la casa Batlló. Sin embargo será en el templo expiatorio de la Sagrada Familia, donde Gaudí, que era consciente de estar haciendo la obra de su vida y la nueva catedral de Catalunya, buscará la síntesis máxima entre la arquitectura y el ideal religioso.

Antoni GAUDI, en 1903, inicia la restauración de la catedral de Palma de Mallorca, según un proyecto y una maqueta en los que está trabajando desde marzo de 1902.

La nueva concepción plástica de GAUDÍ, ya no sólo ornamental sino esencial de la construcción misma, caracteriza la Casa Batlló (1904-1906), con una fachada ondulada, revestida de mosaicos, que produce el efecto de una superficie de agua colocada verticalmente.

Las obras de GAUDI de esta época son de una estructura concebida a base de paraboloides hiperbólicos y el sentido originalísimo de la plástica gaudiana crean un nuevo lenguaje arquitectónico: la Casa Milà (1906-1910). Popularmente llamada La Pedrera. Es un bloque de forma orgánicas con bordes horizontales ritmicamente ondulados. Ese mismo año fallece su padre.

Antoni GAUDÍ inicia la construcción de la iglesia de la Colonia Güell (1908-1914). Esta iglesia tendrá fantásticas bóvedas dinámicas sobre columnas inclinadas, sin contrafuertes. La arquitectura de GAUDÍ, cuyo racionalismo le convierte en un precedente de la arquitectura funcional, prefigura también las modernas tendencias organicistas por su carácter apasionado y poético, al borde del exceso.

Antoni GAUDÍ ha trabajado en el proyecto para la construcción de una iglesia en la Colonia Güell de Barcelona desde 1898, pero la primera piedra no es colocada hasta el 4 de octubre de 1908. Diez años de estudios y diseños para una obra que quedará inacabada a raíz de la muerte de Eusebio Güell en 1918, y en la que le faltará, en consecuencia, la iglesia superior y los acabados del interior de la cripta. La iglesia está situada en un pequeño altozano ubicado entre el ferrocarril y el núcleo habitado, de manera que es paso obligado para quienes llegan en tren. El camino, diseñado también por Gaudí, nos va acercando a la iglesia proporcionándonos, por su carácter tortuoso, una multiplicidad de perspectivas. Se trata de un edificio muy integrado en su medio natural. No es una iglesia exenta, es decir, no se puede dar la vuelta entera al edificio: por el lado del altar mayor está empotrada en la colina, como queriendo subrayar el contacto con la tierra, con la naturaleza. La escalera de acceso a la iglesia tiene una pequeña hendidura para no tener que cortar un pino que allí crecía. Este profundo respeto por la naturaleza es una de las constantes de la arquitectura de Gaudí.

En un largo proceso desde los años noventa, GAUDÍ se entrega cada vez más a la vida austera, quizá por la influencia de S.Francisco de Asís, del viejo Tolstoi y del joven Gandhi, entonces los tres grandes gurús de la humanidad y, a partir de 1910, en que termina la Pedrera, al no tener ya ningún nuevo encargo, se dedica exclusivamente a su gran templo. Se hace vegetariano y lleva una vida de ayunos, sacrificios, misas, comunión diaria,etc, y utiliza a veces las disciplinas para flagelarse, como el segundo marqués de Comillas, que llevaba cilicio en las opulentas reuniones de financieros.

Antoni GAUDÍ, ¿era creyente, era cristiano, era católico?. Iba mucho a misa… pero… Es demoledora en este terreno su frase: El gran libro, siempre abierto y que hay que esforzarse en leer, es el de la naturaleza; los otros libros están sacados de éste y tienen las equivocaciones e interpretaciones de los hombres. Hay dos revelaciones: una doctrinaria de la moral y de la religión, y otra que guia por los hechos, que es el gran libro de la naturaleza. Se comprende así que GAUDÍ no se refiera casi nunca a la Biblia o al Evangelio; lo poco que dice de ellos son minucias y nada más. Aún más extraño es que no cita nunca a la Virgen María, ni, lo que resulta ya inaudito, a Jesús. En sus escritos y declaraciones, Jesús y María sólo aparecen como figuras, estatuas, altares, capillas, etc. pero nunca como personas reales, históricas. A Dios sí que lo cita, pero la religión de GAUDÍ tiene más de creencia en el Dios Gran Arquitecto de los masones que en el Dios Padre de los cristianos.

GAUDÍ sigue manteniendo un nivel social alto y simpatiza con la Lliga Regionalista, el catalanismo y la “Espanya gran” de CAMBÓ. Ha estado viviendo muchos años en la calle Diputación, al lado del paseo de Gracia y después ha tenido casa propia en el parque Güell, con su sobrina alcoholizada y la criada Vicenta y unas monjas que se encargan de hacer los trabajos del hogar. Tiene una reserva de dinero y alguna propiedad en Riudoms, pero aunque no tiene un sueldo fijo, recibe cuanto necesita de la dirección de la Sagrada Familia. Un tópico extendido es que vive como un solitario, pero no parece que la realidad sea ésta ya que continuamente está rodeado de amigos y conocidos. Claro que también sabe encerrarse en sí mismo, pensar, proyectar, rezar o recordar.

En la vida de Antoni GAUDÍ hay varias novias o pretendidas, por lo menos una de Mataró, llamada Pepeta Moreu, otra francesa, otra alemana, una cuarta de Barcelona, una quinta, viuda de un amigo suyo, y la sexta de Reus. El ego de GAUDÍ era avasallador y su manido mal genio se cita precisamente para ocultar su humanidad refractaria. Hay sin embargo una excepción. Con nadie tuvo una relación tan intensa como con Jujol. De todos modos el erotismo del sensual GAUDÍ se nota en las formas de su arquitectura, en los colores y a veces, en bromas más bien chabacanas que más de una vez había hecho.