GUERRA DELS SEGADORS. La revuelta catalana (1640-1652)

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El presidente de la Generalitat, GISPERT AMAT, es desterrado acusado de conspirar contra Francia.


Sobre el terreno, la fortaleza militar francesa declinaba; los españoles habían reconquistado Lleida y el Roselló hervía de indignación. En Barcelona, el descubrimiento de un complot acaba con la ejecución de dos miembros de la Generalitat y el destierro de su presidente GISPERT AMAT, acusado de conspirar contra Francia.

En la Guerra de Catalunya, las fuerzas realistas ocupan la ciudad de Lleida.


En la Guerra de Catalunya, las fuerzas realistas ocupan la ciudad de Lleida. A lo largo de los años 1646 y 1647, el ejército franco-catalán intentará, sin éxito, en varias ocasiones, reconquistar Lleida.

FELIPE IV ha regresado a Madrid enviando a Catalunya, en su lugar, a LUIS de Haro con quince mil hombres.


FELIPE IV ha regresado a Madrid enviando a Catalunya, en su lugar, a LUIS de Haro con quince mil hombres. La guerra prosigue por toda Catalunya y a pesar de sus valiosos triunfos en el campo de batalla, a los franceses les está pesando demasiado esta contienda. Parece que Francia quiere poner fin a la guerra y quedarse con el Rosellón.

El debilitamiento general del poder real, favorece la conspiración de un sector de la nobleza de Aragón.


El debilitamiento general del poder real, favorece en 1647 la conspiración de un sector de la nobleza de Aragón, que pretende hacer del reino un estado independiente protegido por Francia. El trono sería entregado a don Rodrigo de Silva, marqués de Alenquer y duque consorte de Híjar. Como principales colaboradores aparecen el ex maestre de campo del ejército de Catalunya, don Carlos de Padilla y el marqués de la Vega Sagra. La conjura es abortada y Padilla y el marqués son decapitados en la plaza Mayor de Madrid. El duque de Híjar sufre la confiscación de sus bienes y muere en prisión.

En el contexto de la grave crisis que sufre la Corona, se produce la sublevación de Sicilia.


En 1647, en el contexto de la grave crisis que sufre la Corona, se produce la sublevación de Sicilia. La falta de alimentos, agravada por la fuerte presión fiscal, hace que los habitantes de Palermo, dirigidos por Giuseppe Alessi, se lancen a la calle. Durante tres días se producen graves disturbios, que obligan al virrey Vélez a refugiarse en una galera. Con la ayuda de los nobles la sublevación es sofocada y todas las promesas hechas por Vélez, mejor trato fiscal y eliminar a los españoles del gobierno, incumplidas. Esta llamarada democrática tiene una vida breve y efímera, ya que pocos días después los enemigos de Alessi toman delantera y éste será despedazado como Masaniello en Nápoles, por el mismo pueblo que había conducido a la victoria.

A finales de la guerra de los Treinta Años el Estado español se declara en quiebra.


El 1 de octubre de 1647, a finales de la guerra de los Treinta Años -iniciada en 1621 contra Francia, Holanda y los príncipes alemanes-, el Estado español se declara en quiebra. No es más que la continuación de la crisis iniciada en 1640 tanto en el interior de la Península, sublevaciones de Catalunya y Portugal y grave crisis agraria; como en el exterior, sublevación de Nápoles, Sicilia, guerra con Francia y Holanda, en donde el Imperio español está tocando a su fin. Ante el incremento de los gastos, la Hacienda española no tiene más remedio que suspender los pagos a sus acreedores.

Desde 1648, Francia deja de pagar a sus soldados que viven de la ocupación del país.


Desde 1648, Francia deja de pagar a sus soldados que viven de la ocupación del país. Los descontentos con la ocupación francesa (mal afectes) van en aumento. La guerra tiene muchas visicitudes. Grandes generales franceses, de los más célebres de aquellos tiempos vienen a dirigir la campaña, entre ellos Condé y Schomberg.

A la miseria económica que hunde Catalunya se une la peste que azota el Principado entre 1650 y 1652.


Económicamente Catalunya está hundida. A la miseria económica se une la peste que azota al Principado entre 1650 y 1652. El contagio proviene de Andalucía, donde se han dado los primeros brotes en 1648. En 1650 llega a Tortosa, probablemente a través de las tropas. Hasta 1652 se extiende por toda Catalunya, haciendo la situación insostenible. Murieron en Catalunya más de treinta mil personas. El propio FELIPE IV escribe a Sor María de Agreda: “En Catalunya se abrasan de peste y de hambre”.