A FEDERICO II, rey de Dinamarca y Noruega, le sucede su hijo de 11 años, que reinará como CRISTIÁN IV (1588-1648). El advenimiento del cristianismo y la potencialidad de la Liga Hanseática suponen el debilitamiento militar danés. Los reyes daneses intervienen en sucesivas guerras, alternadas con rebeliones campesinas y de la burguesía surgida de la próspera actividad mercantil, hasta que en el siglo XVII el debilitamiento de la nobleza consolidará al rey como soberano absoluto y le permitirá establecer leyes aceptadas en todo el territorio.
CRISTIÁN IV (Rey de Dinamarca y Noruega)(1588-1648)
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CRISTIÁN IV de Dinamarca, domina sobre Noruega y reconstruye Oslo, su capital después de un incendio.
CRISTIÁN IV de Dinamarca logra mantener el dominio sobre Noruega y reconstruye Oslo, su capital, después del incendio que la destruye en 1624. Rebautiza la renovada ciudad con su propio nombre: Cristianía. Con el tiempo volverá a ser Oslo, de modo que en eso también resultará vencido.
Tropas de Dinamarca se ponen del lado de los luteranos e invaden Alemania.
Francia estimula a CRISTIÁN IV de Dinamarca para que intervenga en la Guerra de los Treinta Años. Es duque de Holstein, una región alemana situada inmediatamente al sur de Dinamarca, lo que justifica su interés por la marcha de los asuntos alemanes. Por otra parte, pretende para su hijo los obispados de Verden y Bremen, lo que facilitaría el control danés sobre el comercio del norte de Alemania. Luterano, el rey danés se muestra dispuesto a apoyar a los príncipes de esta misma confesión, preocupado además por la posibilidad de que Suecia adopte el papel de protectora de los protestantes alemanes con la consiguiente influencia sobre ellos. En consecuencia, tropas de Dinamarca se ponen del lado de los luteranos e invaden, en la fecha, Alemania. Francia, lógicamente, apoya la entrada de este nuevo país. Así comienza la segunda fase de la Guerra de los Treinta Años.
Finaliza la segunda fase de la Guerra de los Treinta Años.
CRISTIÁN IV de Dinamarca pierde, batalla tras batalla, ante Tilly y WALLENSTEIN, hasta que en la fecha, se muestra satisfecho de poder acordar la paz – la «Paz de Lübeck»- aun al precio de ceder el Holstein. Así finaliza la segunda fase de la Guerra de los Treinta Años. En este momento, todo parece favorable para Austria. FERNANDO, firme en su trono imperial, vuelve a ejercer el poder supremo en Bohemia. Los Estados protestantes de Alemania están derrotados en toda regla o mantienen una temerosa neutralidad. No parece, pues, muy difícil limpiar el Imperio de protestantes y devolverlo al seno del catolicismo. Y de hecho, con el Edicto de Restitución, promulgado en el mes de marzo, ha empezado la desarticulación de las congregaciones y el culto protestante.
CRISTIÁN IV de Dinamarca guerrea con Suecia sólo por envidia, y de nuevo sufre una aplastante derrota.
CRISTIÁN IV de Dinamarca ha intervenido en la guerra de los treinta años en 1625 y ha sido derrotado en toda regla. A continuación ha presenciado cómo Suecia (que ha sido una posesión de Dinamarca hasta poco antes) interviene, vence y alcanza la condición de gran potencia. En 1643 CRISTIÁN guerrea con Suecia sólo por envidia, y de nuevo sufre una aplastante derrota.