El secretario de Exteriores marroquí ha calificado la protesta española de “simplista” añadiendo que su país lleva muchos meses haciendo “esfuerzos sustanciales en progresión constante”. Por otra parte, el secretario de Exteriores marroquí aporta datos estadísticos para argumentar sus aseveraciones. Según éstos, desde el 1 de enero de 2000 hasta el 30 de junio del 2001 han sido detenidas 35.000 personas que pretendían entrar en España de forma ilegal. De hecho, entre las costas marroquíes y peninsulares hay tan sólo una distancia de 14 kilómetros.

El rey MOHAMED VI de Marruecos ha asegurado que los barcos que embarcan a inmigrantes ilegales “vienen de España”, donde las mafias “son más ricas” que en su país, y que los traficantes de drogas marroquíes tienen “pasaportes españoles y cuentas bancarias en España”, en una entrevista con el diario “Le Fígaro”. “Digamos que la responsabilidad es compartida; pero por parte de Marruecos, se debe, en buena parte, a la falta de medios”, dijo el monarca al ser preguntado por las quejas de España a Rabat por su insuficiente lucha contra la emigración clandestina hacia las costas españolas.”En Marruecos nunca hemos ocultado el problema de la emigración. Es un problema real. Lo que no aceptamos es que Madrid diga que todas las dificultades de España vienen de Marruecos.”

El rey MOHAMED VI de Marruecos ha comenzado a introducir cambios esperanzadores en la escena interna. Pero, por lo que se ve, aún no son suficientes para que sus súbditos decidan poner fin a su éxodo. Las causas de esta huida son diversas: paro, la falta de expectativas, la explosión demográfica y la atracción que ejerce la sociedad europea. Pero hay algo más, no desmentido por ningún portavoz oficial, que apuntaría a una visión de la avalancha inmigratoria como fuente de ingresos para el Estado con sus envíos de dinero desde el extranjero. Sea como fuere, resulta un tantro chocante que un régimen que aún ejerce un estricto control sobre sus súbditos mantenga que sus propias costas le vienen grandes.

El embajador de Marruecos en España, Abdeslam Baraka, sorprendió ayer en Madrid al reclamar al Gobierno español que efectúe las modificaciones legales pertinentes para que los menores marroquíes que han entrado clandestinamente en España, y hoy se hallan protegidos por la ley, puedan ser repatriados. “Queremos recuperar a nuestros hijos”, declaró.

Rodriguez Zapatero, líder de la oposición en el gobierno español, viaja a Marruecos y Rabat le ofrece su cara amable.

Marruecos acusa a España de financiar al Polisario y dice que hay que hablar sobre “las ciudades ocupadas” Ceuta y Melilla.

Las razones esgrimidas por España y Marruecos en el caso del islote de Perejil parecen poner en evidencia que los supuestos derechos de soberanía sobre el peñón de ambos países son, como mínimo, discutibles. Las tesis marroquíes se fundamentan en la ausencia de mención al islote en el tratado de Paz y Amistad de 1860, en el que se fijaban los límites del territorio de Ceuta, y en disposiciones oficiales españolas posteriores. Por su parte, los razonamientos españoles se sustentan fundamentalmente en el hecho de que Perejil formó parte de Ceuta (que en 1640, pasó definitivamente de manos portuguesas a españolas) y en que con posteridad a tal fecha, España no ha renunciado a él de forma explícita.

Ocho militares marroquíes, han desembarcado a las 13,30h del mediodía en la isla Perejil, un islote deshabitado, situado a 4 km de Ceuta y a 200 m de la costa marroquí, que España considera bajo su soberanía y que Marruecos no lo admite. Los soldados marroquíes han puesto dos banderas, una a cada extremo de la pequeña isla, y han plantado en medio dos tiendas de campaña. Inmediatamente se han trasladado allí dos patrulleras de la Armada española y una de la Guardia Civil, que han pedido a los soldados marroquíes que se retiren, pero estos se han negado aduciendo que están en territorio de su país. La gravedad del incidente, ha hecho que la célula de crisis del Gobierno se reuna hoy mismo en Moncloa para buscar una salida a la anómala situación, que añade dificultades a la ya tensas relaciones diplomáticas hispano-marroquíes. Cerca ya de la media noche el Ejecutivo español ha remitido una nota a la embajada de Marruecos en Madrid en la que se piden las medidas necesarias en orden al restablecimiento de la situación anterior. Previamente el Gobierno ha comunicado a la OTAN la ocupación del islote, que al ser de soberanía española es también territorio de la Alianza.

Hoy comienza en Marruecos -sin darse apenas por enterado del conflicto diplomático surgido ayer con españa a raíz de la ocupación del islote de Perejil- la ceremonia de la boda del rey MOHAMED VI y la ingeniera informática Lala Salma Benani. Este hecho da al incidente de la isla Perejil un carácter simbólico, desde el punto de vista de la política interior marroquí. Además la ocupación coincide con el cambio de gobierno en España y puede interpretarse como una presión no sólo pra reivindicar la soberanía del islote, sino para presionar al ejecutivo de AZNAR, dadas las delicadas relaciones diplomáticas que ambos países mantienen desde hace meses. Ningún representante del Estado español ha asistido a los diversos actos programados, al declinar el embajador Fernando Arias-Salgado las invitaciones que ha recibido.

El Ejecutivo español ha declarado incompatible la permanencia de los militares marroquíes en el islote con el mantenimiento del tratado de amistad y cooperación firmado en 1991. El vicepresidente Rajoy ha recordado, además, que en España viven 200.000 marroquíes, que millón y medio cruzan la frontera en verano en la operación Paso del Estrecho, que España es el segundo país inversor en Marruecos y que el reino alauí es el primer destinatario de las ayudas españolas a la cooperación al desarrollo. No se descarta, pues, que el Gobierno español pueda adoptar represalias políticas, pero de momento se mantiene a la espera de una reacción oficial de las autoridades marroquíes, ocupadas en los fastos de la boda del monarca MOHAMED VI, pero mientras tanto el Ejecutivo español ha ordenado el reforzamiento de las dotaciones militares en la zona.