La reina Isabel II de España interviene para que el Padre Palau regrese a la península. Así, Francisco Palau permanece en Ibiza hasta que, en la fecha, logra la libertad. Dotado por Dios con el don de profecía y milagros, tiene que soportar varias denuncias y juicios por las numerosas curaciones que hace sin ser facultativo. En varias ocasiones practica los exorcismos con el más cumplido éxito.

Durante un ciclo de predicación en Ciudadela (Menorca), en la fecha, se le manifiesta a Francisco Palau la realidad consoladora del misterio de la Iglesia: Dios y los hombres. Ve cómo su vocación está inserta en esa realidad, que se ofrece como ideal, como objeto supremo y definitivo de su amor. A la Iglesia se entregará con decisión inquebrantable los años que le restan de vida, con una intensa actividad apostólica que abraza campos muy variados. Funda las dos congregaciones religiosas: Hermanas Carmelitas Misioneras y Hermanas Carmelitas Misiones Teresianas, que encarnan su espíritu y hacen que el Padre Palau siga aún hoy vivo en sus hijas.

El Padre Palau viaja a Roma en 1866.

El Padre Palau, en 1870, viaja de nuevo a Roma para presentar sus preocupaciones sobre el exorcismo al papa y a los Padres del Concilio Vaticano I.

A primeros de este mes, Francisco Palau se desplaza hasta Calasanz (Huesca) empeñado con su opción de atender a los mas postergados y desposeídos de la sociedad de su tiempo: los contagiados por la peste. Lo hace junto a quienes han hecho camino de vida con él.

En Santa Cruz de Vallcarca-Horta-Barcelona, Francisco Palau erige un Hospital dedicado únicamente a la asistencia material y espiritual de gente abandonada y marginada de la sociedad. Pero las fuerzas del mal se confabulan hasta conseguir la ruina del Hospital y el encarcelamiento de su fundador. La sentencia de 16 de marzo de 1872, favorable a las lnculpaciones por este acontecimiento, no llegará a conocerla el Padre Palau.

En la fecha, fallece Francisco Palau y Quer -el Padre Palau- en Tarragona, a los 61 años de edad.

Las congregaciones religiosas fundadas por el Padre Palau, son aprobadas como instituto de derecho pontificio por el Papa Pío X el 3 de diciembre de 1907. Llamadas por el Espíritu Santo como vocación especial a vivir en plenitud la gracia del bautismo y a formar una comunidad en la gracia del señor, sus religiosas se comprometen a seguir más de cerca a Jesucristo para consagrarse a Dios y proclamar la Buena Nueva del Reino. Su vida religiosa por su mismo carisma es apostólica. Las formas específicas de su apostolado son: la educación cristiana, la asistencia en el campo de la salud, la actividad misionera, otras actividades de evangelización en el campo de los social con atención preferencial a los pobres, la catequesis y la promoción de la espiritualidad.

En la fecha, es beatificado Francisco Palau y Quer. Su fiesta se celebra el 7 de noviembre.