CONCILIO ECUMÉNICO 20 (I Vaticano) (1869-1870)

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Se inaugura el Concilio Ecuménico Vaticano I (XX Concilio Ecuménico).


Se inaugura el Concilio Vaticano I, (XX Concilio Ecuménico). Durará desde el 8/12/1869 hasta 20/10/1870. Convocado por Pío IX. Congregará a 700 obispos, sentando la infalibilidad excathedra del papa en materia de doctrina concerniene a la fe y la moral. El concilio será aplazado sine die cuando las tropas italianas entren en Roma.

Queda definitivamente suspendido el Concilio Ecuménico Vaticano I con la bula «Postquam Dei munere».


Queda definitivamente suspendido el CONCILIO ECUMÉNICO VATICANO I con la bula «Postquam Dei munere». Los Estados Pontificios se disolverán definitivamente cuando Víctor Manuel II los anexione al reino unificado de Italia, incluida Roma. La jurisdicción del papado quedará reducida al Vaticano, en el que cada uno de los sucesivos pontífices permanecerá como prisionero voluntario en protesta.

Sesión conclusiva del cuarto y último periodo del I Concilio Vaticano.


Sesión conclusiva del cuarto y último periodo conciliar. En ella se aprueban la constitución sobre las relaciones de la Iglesia con el mundo Gaudium et spes, los decretos sobre las misiones Ad gentes y sobre los sacerdotes Presbyterorum ordinis, y la declaración sobre las religiones no cristianas Dignitafis humanae. También, en esta misma fecha, se anulan las excomuniones mutuas de 1054 y se procede a una declaración común del papa PABLO VI y del patriarca Atenágoras. En esta declaración, en la que se lamenta el intercambio de insultos de 1054 y los excesos del pasado, se puede leer: «…Este gesto de justicia y de perdón recíproco, el papa Pablo VI y el patriarca Atenágoras I, con su sínodo, son conscientes de que no puede bastar para acabar con las diferencias, antiguas o más recientes, que sigue habiendo entre la Iglesia católica romana y la Iglesia ortodoxa, y que, por la acción del Espíritu Santo, serán superadas gracias a la purificación de los corazones, al olvido de los errores históricos, así como a una voluntad eficaz de llegar a una inteligencia y una expresión común de la fe apostólica y de sus exigencias…»