Giovanni Maria Giambattista Pietro Pellegrino Isidoro Mastai Ferretti Sollazzi. Es coronado papa bajo el nombre de PÍO IX (21.6.1846 – 7.2.1878). A las pocas horas de su elección llega a Roma Karl Kajetan Gaisruck, cardenal del título de San Marco y arzobispo de Milán, que lleva el veto del emperador Fernando I de Austria-Hungría a la elección de Mastai Ferretti, pero los hechos ya se han consumado. Los liberales europeos aplauden su elección como Sumo Pontífice. Ya en 1846, antes de la proclamación dogmática por Pío IX, la Inmaculada Concepción es declarada patrona de los EEUU. en el Sexto Concilio Provincial de Baltimore, y el Papa la confirma como tal ese mismo año, el primero de su pontificado el más largo de los últimos doscientos años.

El Papa PÍO IX es un hombre de magnífica prestancia, altivo en apariencia, pero amable e ingenioso. Al principio de su pontificado, se convierte en una de las personalidades más grandes de Italia, que anhela alcanzar la unidad nacional, pero los nacionalistas tratan de arrastrarle a una «guerra santa» contra el ocupante austríaco. En efecto, los aires revolucionarios que soplan con fuerza por toda Italia derivan en corrientes impulsoras de la unidad nacional. El rey sardo-piamontés Carlos Alberto asume las iniciativas en pro de tal unidad y declara la guerra a Austria. PÍO IX se resiste, alegando, con todo fundamento, que, por razón de su cargo, tiene que ser «padre amoroso de todas las naciones», lo cual le convierte, de la noche a la mañana, en «enemigo del pueblo italiano», en «traidor». El papa PÍO IX, no quiere unirse a la causa, actitud que no le perdonará el pueblo romano.

El Papa PÍO IX decide restablecer la jerarquía católica en Inglaterra. (En 1990, el número de católicos en Gran Bretaña superará los ocho millones).

Desde hace unos años, Austria domina completamente Italia. La región nororiental, Lombardía y Venecia, forman parte en realidad del Imperio austríaco desde los tiempos del Congreso de Viena. El resto de Italia se halla bajo gobernantes locales sometidos por completo a Austria. La única parte que conserva algo de su independencia es Cerdeña, en el Noroeste, y ha sido derrotada por Austria en 1830. Sin embargo, se alzan demandas por toda Italia en favor de un país unido bajo alguna forma de gobierno representativo. La voz que más se deja oír es la de Giuseppe Mazzini, que ha estado conspirando durante años para derribar los diversos despotismos que atenazan Italia. Ahora se encuentra exiliado en Inglaterra, pero continúa tratando de encender la rebelión en su país en favor de una república unitaria y democrática. Aunque nunca logrará este propósito, mantendrá viva la esperanza que aumenta en 1846 cuando, el 21 de junio, es entronizado el Papa Pío IX. Se le tiene por algo liberal, y después de una serie de pontífices reaccionarios parece personificar un soplo de aire fresco. De inmediato introduce diversas reformas en la censura,en la amnistía y en las estructuras financieras u jurídicas.

Pío IX tiene fama de ser un hombre culto. En la fecha, proclama una amnistía para los presos con delitos políticos e instituye La Consulta, una cámara deliberante de representación popular (pero elegida no por sufragio universal, sino censitario) que propicia una mayor participación ciudadana en el gobierno de los Estados pontificios. También anula el antiguo gueto judío de Roma. Para sus propósitos liberalizadores tiene que pugnar arduamente con la propia curia romana, hasta el punto que en dos años tiene no menos de siete secretarios de Estado. En su papado prohibe la creación de asociaciones para la prevención de la crueldad animal.

Pío IX en “Qui Pluribus”, encíclica del 9 nov. 1846, condena la afiliación a la masonería.

El papa PÍO IX reorganiza la Orden de los Caballeros del Santo Sepulcro que sigue viva todavía. Los Caballeros del Santo Sepulcro, con sus capas blancas y la quintuple cruz roja de Godofredo de Bouillon en el hombro izquierdo (símbolo de las cinco llagas de Cristo), son de gran ayuda del Patriarca de Jerusalén; construyen iglesias, conventos y seminarios y actúan como guardias de honor de los altos dignatarios de la Iglesia.

Obligado por la revolución, PÍO IX otorga una Constitución en Roma.

El 8 de julio de 1848 el Papa Pío IX nombra segundo Obispo de San Salvador al Canónigo Deán Don Tomás Miguel Pineda y Saldaña, consagrado al año siguiente en Ocotepeque por Mons. Compoy y Pérez.

NARVÁEZ se enfrenta a una doble crisis; por una parte, la propia crisis económica que vive el país, y junto a esto, la cada vez mayor presión ejercida por los liberales a raíz de los movimientos revolucionarios que sacuden Europa durante 1848. Se ocupa, entre otras cosas, de prestar su ayuda al papa PÍO IX, que ha sido expulsado por los revolucionarios, propiciando con ello la firma del Concordato de 1851, aunque no se lleve a cabo hasta el gobierno de Bravo Murillo. Pero, al mismo tiempo, se vive una situación política de euforia, porque finaliza la guerra carlista.