Apremiado por los jerarcas de su propio partido, MUSSOLINI se ve obligado a convocar una reunión del Gran Consejo Fascista para la fecha. La inoperante asamblea, órgano supremo de la Revolución, no se reúne desde antes de la entrada de Italia en la guerra. La histórica reunión se inicia a las cinco de la tarde y se prolonga durante 10 horas, hasta la madrugada del 25 de julio. El Duce ya no es aquel hombre agresivo y prepotente; es un hombre acabado, minado por la enfermedad y engañado por la atmósfera de complacencia que él mismo ha fomentado. Sus palabras suenan falsas, su dialéctica se ha desvanecido corroída por las alabanzas y la obediencia ciega que ha exigido a todo un pueblo. En estas circunstancias, Grandi, uno de sus hombres fuertes, presenta una proposición pidiendo que el Rey asuma el mando de las fuerzas armadas en aquella hora crítica para el país. La proposición es aprobada por 19 votos contra 7 y una abstención. Es el primer paso para la caida del dictador.

En la tarde de este día, el monarca italiano VÍCTOR MANUEL III hace llamar a MUSSOLINI a su presencia. “Le acepto a usted la dimisión” fueron sus únicas palabras. Así es despedido el hombre que durante dos décadas ha ejercido el más omnímodo poder. Pietro BADOGLIO, en su lugar, es nombrado jefe del gobierno. De Palacio, MUSSOLINI es trasladado custodiado a Ponza, después a la Magdalena y, finalmente, al Gran Sasso. Por la noche, las radios italianas difunden la clamorosa noticia: “Su Majestad el Rey Emperador ha aceptado la dimisión del cargo de jefe de Gobierno y primer ministro presentada por S.E. el caballero Benito Mussolini y ha nombrado primer ministro al caballero y mariscal de Italia, Pietro Badoglio”. Al poco de extendida la noticia, en la plaza de Venecia se congrega un nutrido grupo que, poco a poco, se irá engrosando hasta convertirse en una multiutud. Infinidad de emblemas fascistas, retratos de Mussolini, carteles arrancados, etc, empiezan a destrozarse. La gente grita: ¡Viva la liberta! ¡Muera Mussolini!.

Creación de la República Social Italiana en el norte, después de la invasión aliada. La República Social Italiana, también conocida como República de Saló o República Social Fascista de Saló, es el Estado creado por Benito Mussolini en el norte de Italia, ocupado por la Wehrmacht alemana, cuando las fuerzas aliadas toman las regiones del sur del país. Tiene formalmente su capital en la ciudad de Roma pero en la localidad de Saló residen casi todos sus líderes y se halla situada además la Agenzia Stefani, órgano oficial del gobierno italiano que envía desde Saló los mensajes a la prensa. Existirá entre 1943 y 1945. Mussolini será su primer y único jefe de Estado. Su política económica será la socialización de la economía, y su forma de gobierno consistirá en una república unipartidista/militar a cargo del Partido Fascista Republicano, declarando suprimida la monarquía de la Casa de Saboya. De régimen fascista, mantendrá la alianza italiana con la Alemania nazi. La República Social Italiana comienza a gestarse tras la maniobra palaciega que culmina en la destitución y arresto de Mussolini el 25 de julio de 1943.

Desde el mismo momento en que tiene noticia del arresto de MUSSOLINI, el dictador alemán HITLER desconfía del nuevo Gobierno italiano de Pietro Badoglio y comienza a preparar su respuesta ante la inminente capitulación del Reino de Italia frente a los aliados. Los planes de HITLER incluyen, como punto fundamental, la liberación de MUSSOLINI y su restablecimiento en el poder, pese a las reticencias de muchos jerarcas nazis al regreso del Duce: HITLER prefiere que un nuevo Estado fascista facilite la acción de la Wehrmacht en territorio italiano antes que una abierta ocupación que obligue a sus tropas a moverse entre un frente de vanguardia y otro de retaguardia.

Los anglosajones han llevado a cabo la operación Husky desembarcando en el extremo sudoriental de la triangular isla de Sicilia. Los norteamericanos, están mandados por Patton, y los británicos, por Montgomery. Éste se abre paso por la costa Este, hallando una tenaz resistencia alemana, por lo que logra recorrer sólo la mitad del camino propuesto. En cambio, Patton avanza arrolladoramente por Sicilia occidental, y el 23 de julio se volverán hacia el Este para apoyar a Montgomery. Los alemanes se verán arrinconados en el extremo nororiental de la isla, y paulatinamente serán obligados a retroceder. El 17 de agosto, toda Sicilia estará en manos de los Aliados.

En Italia, MUSSOLINI ha sido depuesto y confinado. Le ha sucedido el general BADOGLIO, quien, para evitar represalias de los alemanes, anuncia que la guerra prosigue. Pero en secreto firma un armisticio sin condiciones con los Aliados el 3 de septiembre de 1943. La reacción alemana será fulminante: liberarán a Mussolini y fundarán la república títere de Saló.

HITLER en un gesto de indeclinable amistad hacia el Duce y utilizando la audacia de Skozerny y sus comandos, libera a MUSSOLINI, instaurándolo como cabeza de un nuevo gobierno republicano en el Norte de Italia, ocupada por los alemanes.

El 12 de septiembre (cuatro días después de anunciarse la capitulación de Italia), un comando alemán de paracaidistas, dirigido por el capitán de las SS Otto Skorzeny lleva a cabo la Operación Roble, esto es, la liberación de MUSSOLINI de su prisión en Gran Sasso (Apeninos), más concretamente el hotel-refugio de Campo Imperatore donde se halla retenido el dictador. Una vez liberado, MUSSOLINI es llevado a Viena donde se entrevista con HITLER. Seguirá la fundación de la república títere de Saló.

Tras su destitución, arresto y liberación en poco menos de dos meses, MUSSOLINI se mostraba cansado de las responsabilidades de la guerra y poco dispuesto a retomar el poder, pero HITLER le insta a volver a Italia y formar allí un nuevo Estado fascista bajo la protección de la Wehrmacht, amenazando al Duce con instalar la administración militar alemana en Italia y sujetarla a las mismas penalidades de un país ocupado en caso de no aceptar. Ante tal presión, MUSSOLINI regresa a Italia y se instala en Milán, desde donde el 15 de septiembre anuncia la creación del Partido Fascista Republicano y, tres días después, el 18 de septiembre, la reanudación de la guerra al lado de Alemania y Japón. De inmediato el Duce anuncia la formación de un nuevo gabinete republicano, aunque sus ministros días antes han sido elegidos y designados por el propio HITLER.

Después de la liberación de Roma por los aliados, en la fecha, se forma un gobierno provisional, con la participación de todos los partidos antifascistas.