Sólo tres meses más tarde de la destitución de Galinsoga y dentro del contexto de la denominada ‘Operación Catalunya’, se pretende apretar la vinculación entre los sectores económicos catalanes y el gobierno franquista. Lo que menos interesa al régimen es seguir excitando la sensibilidad catalana. A instancias del alcalde de Barcelona, el notario Josep Maria de Porcioles, el gobierno ha preparado una visita del Caudillo, que comienza hoy, 30 de abril, y se prolongará hasta el 24 de mayo. En el programa figura la celebración de un consejo de ministros en Pedralbes durante el cual se aprobará la concesión de una Carta Municipal a la ciudad, la cesión del castillo de Montjuïc al municipio y la autorización para compilar el Derecho Civil catalán. Se celebrará el 1 de mayo (fiesta de san José Artesano) en el estadio del Barça y con emblemáticas visitas a la abadía de Montserrat y a la “inmortal ciudad de Gerona”. Estos gestos de apaciguamiento llegan después de una serie de acontecimientos poco gratos a un régimen que se ha impuesto a sangre y fuego, pero que no consigue ser aceptado.

En efecto, las huelgas obreras de 1956, en un país donde los paros laborales son considerados actos de sedición, las movilizaciones ciudadanas y universitarias de este mismo año y del siguiente, con la negativa de miles de ciudadanos a utilizar los tranvías y la celebración de una asamblea de estudiantes en el paraninfo de la universidad o la campaña contra Luis de Galinsoga, impuesto director de La Vanguardia y hagiógrafo del “vigía de Occidente”, han encendido luces de alarma que las “autoridades competentes” se aprestan a apagar. Entre los actos de folklórico halago a los catalanes figura la celebración de un concierto en el Palacio de la Música (nombre oficial de la época) para conmemorar el centenario del nacimiento del poeta Joan Maragall. En el programa, ya impreso, figura el Cant de la senyera, autorizado a condición de que no se cante al comienzo o al final del acto.

La celebración del centenario del nacimiento del poeta Joan Maragall (1860-1911) será la ocasión idónea para que el franquismo muestre su cara más paternalista en la visita que el propio Franco y su camarilla está efectuando en Barcelona. Incluso cuatro ministros anuncian su disposición de acudir al Palau, para asistir a un concierto del Orfeó Català en el cual -máxima tolerancia- se interpretará el “Cant de la Senyera”. Muchas concesiones para el entonces gobernador, Felipe Acedo Colunga, quien -por celos hacia el alcalde Porcioles- considera oportuno prohibir el previsto “Cant de la Senyera”. Fue peor el remedio que la enfermedad.

En 1960, con motivo del centenario de Joan Maragall, autor de ‘El cant de la senyera’, himno del Orfeó Català, la entidad organiza un concierto de homenaje a Maragall. Las autoridades no aceptan la interpretación del himno, lo cual producirá los incidentes conocidos como los “fets de Palau”. Opositores católicos catalanistas preparan un demoledor panfleto contra Francisco FRANCO. Ha sido redactado por JORDI PUJOL y ha de esparcirse en el Palau en mitad del concierto previsto para hoy. El panfleto de denomina ‘Os presentamos el general Franco’, donde se denuncia el intento de genocidio que sufre la cultura catalana. Desafiando la prohibición, y a pesar de la presencia de numerosos policias de las siniestras brigadas de los comisarios Juan y Vicente Creix, una parte importante del público cantará el “Cant de la senyera” delante de los cuatro ministros del gobierno.

El panfleto en cuestión que se esparció por el Palau y que descompuso al Caudillo decía (lógicamente escrito en catalán y preparado el 15 de abril antes de que llegara FRANCO a Barcelona): “La falta de libertad es absoluta y sólo es atenuada por el estado de corrupción en que vivimos. El general Franco, el hombre que pronto vendrá a Barcelona, ha elegido como instrumento de gobierno la corrupción. Ha favorecido la corrupción. Sabe que un país podrido es fácil de dominar, que un hombre comprometido por hechos de corrupción económica o administrativa es un hombre prisionero. Por eso el Régimen ha fomentado la inmoralidad de la vida pública o económica. Como se hace en ciertas profesiones indignas, el Régimen procura que todo el mundo esté enfangado, todo el mundo comprometido. El hombre que pronto vendrá a Barcelona, además de un OPRESOR, es un CORRUPTOR (“opresor” y “corruptor” escritas en castellano para que el aludido y su camarilla las entendieran perfectamente.

En la represión posterior se produce el encarcelamiento de JORDI PUJOL a pesar de que no ha asistido al concierto. JORDI PUJOL, redactor del panfleto, y Francesc Pizón, impresor, son condenados en consejo de guerra a 7 y 3 años de prisión, respectivamente, no sin antes pasar por los calabozos de jefatura, donde el siniestro Vicente Juan Creix agota su capacidad de insulto y hasta sus fuerzas torturando a PUJOL. La protesta catalanista en el Palau de la Música marcará la recuperación de la resistencia nacionalista. Don Felipe Acedo Colunga -gobernador civil de Barcelona- hará las maletas en octubre del mismo año.