El 11 de diciembre de 1997 los países industrializados se comprometen, en la ciudad de Kioto, a ejecutar un conjunto de medidas para reducir los gases de efecto invernadero. Los gobiernos signatarios pactan reducir en un 5% de media las emisiones contaminantes entre 2008 y 2012, tomando como referencia los niveles de 1990.

El acuerdo adoptado en Kioto el 11 de diciembre de 1997, entra en vigor el 16 de febrero de 2005 después de la ratificación por parte de Rusia el 18 de noviembre de 2004. Este acuerdo conocido como Protocolo de Kioto sobre el cambio climático, es un convenio, auspiciado por la ONU dentro de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC) y firmado en 2002 por la Unión Europea, que tiene como objetivo que los países industrializados reduzcan sus emisiones un 5% por debajo del volumen de 1990, ya que los que están en vías de desarrollo no tienen ninguna restricción, como es el caso de China, India, Brasil, por citar los más contaminantes. Su nombre formal en inglés es Kyoto Protocol To the United Nations Framework Convention on Climate Change.

El objetivo principal del Protocolo de Kioto es luchar contra los efectos del cambio climático. Según las cifras de la ONU, se prevé que la temperatura media de la superficie del planeta aumente entre 1,4 y 5,8ºC de aquí a 2100, a pesar de que los inviernos son más fríos y violentos. Esto se conoce como Calentamiento global. \”Estos cambios repercutirán gravemente en el ecosistema y en nuestras economías\”, señala la Comisión Europea sobre Kioto. El compromiso será de obligatorio cumplimiento cuando lo ratifiquen los países industrializados responsables de, al menos, un 55% de las emisiones de CO2.

La Unión Europea, como agente especialmente activo en la concreción del Protocolo de Kioto, se compromete a reducir sus emisiones totales medias durante el periodo 2008-2012 en un 5,2% respecto de las de 1990. No obstante, a cada país de la Unión se le otorga un margen distinto en función de diversas variables económicas y medioambientales según el principio de «reparto de la carga», de manera que dicho reparto se acuerda de la siguiente manera: Alemania (-21%), Austria (-13%), Bélgica (-7,5%), Dinamarca (-21%), Italia (-6,5%), Luxemburgo (-28%), Países Bajos (-6%), Reino Unido (-12,5%), Finlandia (0%), Francia (0%), España (+15%), Grecia (+25%), Irlanda (+13%), Portugal (+27%) y Suecia (+4%).

Con la ratificación de Rusia en marzo de 2005, después de conseguir que la UE pague la reconversión industrial, así como la modernización de sus instalaciones, en especial las petroleras, el protocolo de Kioto ha entrado en vigor. Por su parte, el gobierno de EEUU. (tanto con Bill Clinton, como con George W Bush), se niega a ratificar el protocolo.

EEUU. desvela, en la fecha, la firma de un pacto ecológico con Australia, Japón, China, India y Corea del Sur para combatir el calentamiento global mediante el desarrollo de tecnologías destinadas a reducir los gases que producen el efecto invernadero. La alianza suscita sorpresa por su solapamiento con el protocolo de Kioto, que EEUU. se niega a suscribir. Una declaración de George Bush difundida por la Casa Blanca explica que esa alianza “permitirá que nuestros países desarrollen y aceleren la aplicación de tecnologías energéticas más limpias y más eficientes para reducir la contaminación, dar seguridad energética y responder a las preocupaciones sobre el cambio climático”. Los seis estados firmantes generan más del 40% de las emisiones de gases invernadero del mundo. Pero el acuerdo no obliga a los países a realizar reducciones de emisiones de gases ni establece calendario. Aún así, EEUU. afirma que constituye un importante paso para crear un sistema que ayude a los nuevos países industrializados a producir energía más limpia y reducir los contaminantes, como el carbón -muy usados en estos países-, que contribuyen al calentamiento global y apostando por energía eólica o solar, entre otros aspectos.

El aire que respiramos y el cielo que vemos son los grandes paganos del crecimiento económico, del desmadre urbanístico y de la grave sequía que España vive desde hace unos cuantos años. La Comisión Europea lo ha confirmado, en la fecha, con unos datos vergonzosos sobre el incremento de las emisiones de gases con efecto invernadero. Las cifras, elaboradas por la Agencia Europea del Medio Ambiente, sitúan a España como el país donde más han aumentado dichas emisio32nes en términos absolutos entre los años 2003 y 2004: en concreto, 19,7 millones de toneladas. Una evolución que también le convierte en el peor alumno de la UE en la asignatura Protocolo de Kioto, pues su alejamiento de los objetivos fijados bajo este acuerdo no tiene parangón en el resto del club comunitario. El incremento de emisiones registrado en España no ha sido el mayor en términos porcentuales, pues alcanza un 4,8% mientras que Lituania y Luxemburgo han llegado al 17,9% y al 11,3%. El índice español sí superó con mucho la media de los Quince socios más veteranos, del 0,3% en el periodo citado. Pero la gran diferencia ha estado en el crecimiento bruto de las emisiones, (19,7 millones de toneladas), que casi multiplica por cuatro el registrado en el segundo país de la lista, que ha sido Italia con 5,1 millones de toneladas más el 2004.

La cumbre de Nairobi (capital de Kenia) ha alcanzado un acuerdo para revisar y reforzar a finales del año 2008 el protocolo de Kioto contra el cambio climático. En esa fecha, deberá ampliarse el nuevo acuerdo general sobre los nuevos compromisos que adoptarán las 189 naciones firmantes del protocolo de Kioto para afrontar los riesgos del calentamiento. Sin embargo, el reparto concreto y las nuevas reducciones de gases invernadero que asumira cada país no se fijarán hasta un fecha posterior, presumiblemente en el 2009. El acuerdo alcanzado allana el camino para abrir nuevas vías en la lucha contra el cambio climático a partir del 2012, fecha en la que expira el acuerdo actualmente vigente.

A punto de fracasar, la Cumbre sobre el Cambio Climático que se ha celebrado este año en Bali, logró, a última hora, sacar un acuerdo de principios y de agenda, según el cual los países en desarrollo aceptan por primera vez emprender un esfuerzo para controlar las emisiones que están acelerando el calentamiento global, y los desarrollados se comprometen a iniciar de inmediato un esfuerzo para que en 2009 estén listas las bases de un acuerdo que regule los porcentajes de emisiones, así como a que sean verificables los apoyos financieros y tecnológicos para que los países no desarrollados puedan entrar en una efectiva línea de control. Justamente 10 años después del Protocolo de Kioto, que Estados Unidos no reconoció, se abre el camino hacia Copenhague, donde se celebrará la Cumbre de 2009.

España que -en relación al protocolo de Kioto- se comprometió a aumentar sus emisiones un máximo del 15% en relación al año base, se ha convertido en el país miembro que menos posibilidades tiene de cumplir lo pactado. En concreto, el incremento de sus emisiones en relación a 1990 durante los últimos años ha sido como sigue Ministerio de Medio Ambiente de España: 1996: 7%; 1997: 15%; 1998: 18%; 1999: 28%; 2000: 33%; 2001: 33%; 2002: 39%; 2003: 41%; 2004: 47%; 2005: 52%; 2006: 52%; 2007: 48%.