La amenaza de los bárbaros hace preocupar al poder romano por conseguir una sólida organización interna y ello es motivo de las persecuciones ya que se ve en los cristianos un elemento de desunión. En una carta del año 177 dirigida a las comunidades de Frigia y Asia, los cristianos de Lyon cuentan las sucesivas persecuciones que sufren durante el reinado de Marco AURELIO. Esta carta será conservada y supone uno de los testimonios más antiguos y valiosos del comienzo del cristianismo en estas tierras.

Para acabar de empeorar las cosas, un hombre tan sabio como MARCO AURELIO se deja cegar por el afecto a los de su propia sangre, rompiendo el excelente sistema de sucesión que tan bien ha funcionado durante todo el siglo. En lugar de elegir al hombre más adecuado para sucederle, entregará el imperio a su hijo CÓMODO, nombrándolo sucesor a pesar de que éste ha dado muestras de una crueldad que el ejercicio del poder sólo podrá acentuar.

Durante la segunda guerra danubiana (177-180) contra los marcomanos y los cuados (pueblos de Germania), fallece el emperador romano Marco AURELIO -el último de los “buenos emperadores”- en Vindobona, en la cuenca de Viena, una importante encrucijada europea de paso obligado para acceder a regiones como Bohemia, Moravia, la llanura de Hungría y las regiones alpinas. No parece que este filósofo estoico que ha escrito unos “Pensamientos” en griego, haya sido un verdadero hombre de estado, ya que no ha aportado muchas novedades al régimen imperial. Por otra parte, no es cierto que Marco AURELIO haya sido asesinado por su hijo CÓMODO, (tal como aparece en la película Gladiator). La auténtica causa de la muerte del “emperador-filósofo” ha sido la peste que arrasa Vindobona, la actual Viena, donde -tal como refleja la película- Marco AURELIO, ya en edad avanzada, lucha contra los invasores germanos.