Estalla, en la fecha, la guerra Austro-Prusiana llamada “Guerra de las Siete Semanas”. No es una guerra pedida por la opinión pública, pero el gobierno prusiano la considera necesaria. Prevista con mucho tiempo y preparada a sangre fría, su objetivo no es la conquista, la expansión territorial o la adquisición de ventajas materiales, sino el aumento de poder de Prusia y el rechazo de Austria. La mayor parte de los Estados alemanes menores, que prefieren una Austria inepta a una Prusia extremadamente eficiente, se alinean con Austria, pero su ayuda carece de efectividad. Como Prusia no tiene preocupación alguna en lo tocante al resto de Europa (en particular Francia), se mantiene firme. Cuando BISMARCK tiene el ejército suficientemente preparado y asegurada la neutralidad de Francia y Rusia y el apoyo de Italia, aprovecha el pretexto de la agitación antiprusiana en Holstein -uno de los tres ducados liberados de la dominación danesa y que es administrado por Austria- para declarar la guerra a Austria.

Italia hace honor a las obligaciones contraídas y se apresura -el 20 de junio- a declarar a su vez la guerra a Austria.

Moltke envía tres ejércitos al Sur en trenes separados, y coordina su actividad mediante el telégrafo. Los austríacos, por su parte, nunca han soñado que se pudieran utilizar tales inventos, y, en la fecha, son tomados por sorpresa.

El 24 de junio, los italianos sufren una derrota completa en la segunda batalla de Custozza (en el mismo lugar que los austríacos ya les han vencido dieciocho meses antes).

En la fecha, tiene lugar en Sadowa, localidad de Bohemia a 110 kilómetros al este de Praga, la “batalla de Sadowa”. Se trata del enfrentamiento bélico más importante del conflicto austroprusiano y viene a ser su culminación. El general austriaco Benedeck, puesto al frente del ejército de Bohemia contra su voluntad, se enfrenta con Helmuth von Moltke. Moltke, desbaratando los intentos de Benedeck para atacar aisladamente a los ejércitos que se le oponen, hace retroceder a los austriacos hasta la ciudadela de Kóniggrátz (Sadowa) y les inflige una derrota, si no total, suficiente para abrir el camino hacia Viena. El egoísmo de los Estados alemanes aliados de Austria hace imposible cualquier acción de envergadura; mientras que los bávaros serán derrotados en sus propias fronteras. El desenlace de Sadowa decide el final de la guerra austro-prusiana.

El 20 de julio Italia pierde también frente a Austria una batalla naval junto a la isla de Lissa, en el Adriático. Estas derrotas no importarán, puesto que Austria ya ha perdido la guerra. En virtud del tratado de Viena, Italia se anexionará Venecia.

La mejor cualidad de BISMARCK es que sabe cuando debe detenerse. Tras derrotar a Austria, BISMARCK ha alcanzado su propósito y no quiere ir más allá, humillando a la nación vencida. Se abstiene de anexionarse territorio de Austria, e incluso cultivará su amistad, pues ahora ya está claro que será Prusia y no Austria la potencia dominante en el mundo germánico. Al fin y al cabo, conviene disuadir a Austria de que tome venganza.

Austria, después de la derrota de Sadowa en la guerra austroprusiana, se ve obligada a reconocer por el Tratado de Praga, en la fecha, la disolución de la Confederación Germánica de 1815; también tiene que ceder Venecia a Italia. Austria se encuentra sin Alemania e Italia, con el ejército destruido, las finanzas arruinadas y enfrentada a húngaros y a eslavos. Prusia reorganizará Alemania al norte del Mainz y anexionará Hannover, Hesse-Kassel, Nassau y Frankfurt.