La escuela de cartografía mallorquina consigue en el siglo XIV un gran renombre en las cortes europeas. La obra maestra de la cartografía medieval es el llamado «Atlas Catalá» dibujado por los judíos mallorquines Abraham Cresques y su hijo Jafudà para obsequiar al rey CARLOS V de Francia. Actualmente se encuentra en la Biblioteca Nacional de París y se han hecho diversas reproducciones.
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El bautismo ha asimilado los conversos judíos a los cristianos, desde el punto de vista de los derechos civiles.
El bautismo ha asimilado los conversos a los cristianos, desde el punto de vista de los derechos civiles, lo que les da acceso a funciones prohibidas en otros tiempos: entran en los Consejos Municipales, se alían a familias nobles, se insinúan en las filas del clero donde su cultura y su inteligencia les permite bastante a menudo elevarse hasta los puestos más altos de la jerarquia. Otros siguen ocupándose de actividades financieras y comerciales.
Se va formando, una oligarquía judía rica y escéptica que muestra a veces un lujo ostentatorio y crece de nuevo el antisemitismo.
Se va formando, una oligarquía judía rica y escéptica que muestra a veces un lujo ostentatorio, un fasto, una confianza en sí mismos y un orgullo provocadores. Los reyes y los grandes la adulan, de tal forma que acaba por disponer de una influencia social considerable. Esta opulencia y este lujo contrastan con las condiciones de existencia de la inmensa mayoría del pueblo que ve crecer sin cesar el alejamiento entre su pobreza y la riqueza de los judíos, instrumentos y beneficiarios de la opresión fiscal. Por estos motivos, el antisemitismo de antaño se ve reforzado; apunta tanto a los que han seguido siendo judíos como a los conversos recientes, cuya sinceridad se pone en duda.
Se hace a los judíos responsables de todas las dificultades y los sermones de los monjes mendicantes excitan la cólera popular.
Todos los judíos no son, ciertamente explotadores, pero los ejemplos de brillante éxito social llaman la atención sobre algunos de ellos y conducen a generalizaciones injustas, alimentan un antisemitismo latente que las crisis de finales del siglo XIV exasperan. Se está resentido con los recaudadores de impuestos, con los usureros, con los revendedores acusados de acaparar los granos para hacer subir los precios; se hace a los judíos responsables de todas las dificultades y los sermones acalorados de los monjes mendicantes excitan todavía un poco más la cólera popular.
Gran parte de los judíos de la península se convierte al cristianismo, dando lugar al grupo social de los conversos.
El antijudaísmo creciente entre los cristianos, al que no era ajeno la competencia con los judíos en el terreno laboral, se plasma, en 1391, con la destrucción de la mayoría de las juderías del reino, entre ellas la de la propia Valencia, que ya nunca podrá recuperarse. Gran parte de los judíos se convierte al cristianismo, dando lugar al grupo social de los conversos.
La actitud del rey JUAN I el Cazador contribuye a aumentar la crisis económica catalana.
La actitud del rey JUAN I el Cazador contribuye a aumentar la crisis económica catalana y de la banca privada, aún no ?solucionada. Sus constantes viajes inútiles, su esplendor cortesano, con lo que consume las subvenciones destinadas a combatir en Cerdenya, le llevan a pedir créditos a lo banqueros florentinos, lo que, a su vez, representa una nueva merma de la actividad mercantil catalana. La hegemonía del viejo Principado cede en beneficio de la fuerza política de Aragón y del mayor auge comercial valenciano. A toda esta situación de crisis se une, como ha ocurrido también en Castilla, la persecución de los judíos que, junto a las numerosas conversiones, llevan a la desaparición del judaísmo como estamento importante dentro de los reinos.
La aljama de Valencia es la cabeza del judaísmo del reino hasta el asalto de este año.
Es a partir de la conquista del Sharq al-Ándalus por Jaime I cuando se produjo la mayor afluencia de judíos, que desde Aragón y Catalunya vinieron a repoblar el nuevo reino de Valencia atraídos por los privilegios que les otorgó la Corona, de la que eran vasallos. Se asentaron siempre en villas y ciudades, donde recibieron casas y tierras, en torno a las principales vías de comunicación: Morella, Sant Mateu, Castellón, Onda, Vila Real, Burriana, Sagunto, Segorbe, Valencia, Alzira, Gandía, Játiva, Cocentaina, Alcoi, juderías a las que se añadieron las de Alicante, Elche y Oríhuela tras la conquista y anexión de la zona meridional alicantina por Jaime II (1296-1305). La aljama de Valencia es la cabeza del judaísmo del reino hasta el asalto de este año. Luego la de Sagunto ocupará este puesto.
Las comunidades judías se establecen en Catalunya a partir del siglo XI, y muy especialmente durante el siglo XIII.
Las comunidades judías se establecen en Catalunya a partir del siglo XI, y muy especialmente durante el siglo XIII, a través de una importante inmigración occitana. Probablemente nunca han superado la cifra de 12.000, una tercera parte de los cuales vivían en Barcelona. Se organizan en comunidades, o aljames y viven en barrios separados y a menudo amurallados, denominados \»calls\». Algunos acceden a oficios vinculados con el comercio y la producción de bienes de valor (seda, coral, plata), en la medicina y en las finanzas. No disponen de derechos de ciudadanía y legalmente pertenecen al monarca en persona y bienes.
Los judíos son acusados en Catalunya de ser los responsables de todas las desgracias y penurias del momento.
En 1391, los judíos son acusados en Catalunya de ser los responsables de todas las desgracias y penurias del momento. A menudo esta idea es derivada del hecho que muchos judíos actúan como cobradores de las rentas señoriales y, por tanto, los payeses los ven como los enemigos más directos y sobre los cuales se pueden vengar más fácilmente, porque es más fácil asesinar a un judío que a un señor feudal.
Las prédicas del archidiácono de Écija HERNÁN Martínez, provocan una ola de tumultos antisemitas (pogromos) en Sevilla.
Las prédicas del archidiácono de Écija HERNÁN Martínez, provocan una ola de tumultos antisemitas (pogromos) que, partiendo -en la fecha- de Sevilla en 1391, remonta rápidamente hacia el norte: Ciudad Real, Cuenca, Toledo, Madrid, Burgos, Logroño, conocen sucesivamente esta llamarada de violencia que amenaza la vida y los bienes de los judíos. Muchos judíos, en efecto, piden el bautismo para escapar de la persecución: una vez pasado el temporal, vuelven subrepticiamente a su antigua fe o conservan, en todo caso, ciertas costumbres y prácticas de sus antepasados. Se convierten en sospechosos a los ojos de la masa católica, que los acusa de judaizar en secreto, de profanar las hostias o incluso de librarse a crímenes rituales, como matanzas de niños.

