HIPATIA muere a una edad avanzada, 45 ó 60 años (dependiendo de cuál sea su fecha correcta de nacimiento), linchada por una turba de cristianos. Su asesinato se produce en el marco de la hostilidad cristiana contra el declinante paganismo y las luchas políticas entre las distintas facciones de la Iglesia, el patriarcado alejandrino y el poder imperial, representado en Egipto por el prefecto ORESTES, ex alumno de la filósofa. Sócrates Escolástico, el historiador más cercano a los hechos, afirma que la muerte de HIPATIA fue causa de «no poco oprobio» para el patriarca CIRILO y la iglesia de Alejandría, y fuentes posteriores, tanto paganas como cristianas, le achacarán directamente el crimen, por lo que muchos historiadores considerarán probada o muy probable la implicación de CIRILO. Este debate, sin embargo, seguirá abierto durante muchos años.
CIRILO (Obispo de Alejandría)
Total de piezas: 11
CIRILO de Alejandría se opone activamente a NESTORIO de Constantinopla.
CIRILO de Alejandría se opone activamente a NESTORIO, obispo de Constantinopla, y procede -en la fecha- a contradecir su tesis en una carta pascual. (CIRILO, antes de la fecha, ha estado marcado por su enfrentamiento contra los arrianos). El enfrentamiento entre CIRILO y NESTORIO, que pronto llevará al de las escuelas respectivas de Alejandría y Constantinopla, impulsará a ambos obispos a solicitar la intervención del papa CELESTINO.
El papa CELESTINO I, en el Sínodo de Roma que se celebra en Roma, condena a NESTORIO.
Ante la gravedad de la afirmación de NESTORIO en el sentido de que a María no se le puede dar el título de Madre de Dios, afirmación hecha nada menos que por el obispo de Constantinopla, capital del Imperio, el papa CELESTINO I, en el Sínodo de Roma que se celebra, en la fecha, condena a NESTORIO y aprueba la teología de CIRILO, obispo de Alejandría. El pueblo, que ama y venera a María, precisamente bajo el título de Madre de Dios, fundamento de toda su grandeza, se alborota sobremanera y protesta tumultuariamente delante del patriarca NESTORIO. La situación se torna muy tensa en la Iglesia oriental. Parece que en el fondo, esta lucha doctrinaria oculta otra lucha de más difícil solución: Constantinopla pretende tener en Oriente el primado que hasta entonces ha ejercido la Iglesia de Alejandría, en Egipto. El obispo JUAN de Antioquia en Siria, se pone de parte de NESTORIO. Así es como entre las tres más ilustres sedes patriarcales del Oriente: Alejandría, Antioquia y Constantinopla se va gestando un choque, planteándose una situación especialmente dolorosa para la Iglesia.
El emperador TEODOSIO II convoca un concilio en Éfeso.
Ante la postura áspera de CIRILO, obispo de Alejandría, hacia NESTORIO, obispo de Constantinopla, su contrincante -que amenaza con provocar el cisma en Oriente- el emperador TEODOSIO II convoca un concilio en Éfeso para el mes de junio.
Se reúne el I Concilio Ecuménico de Efeso (3º Concilio Ecuménico)
Alejandría está enfrentada, por las ideas de NESTORIO, a Constantinopla y Antioquia, las tres sedes orientales más ilustres. Para resolver estas diferencias, CIRILO, obispo de Alejandría (Egipto), en nombre del papa CELESTINO I, reúne el I Concilio Ecuménico de Efeso (Asia Menor) (3º Concilio Ecuménico) que se inicia, en la fecha, a pesar de numerosas ausencias (no han llegado ni los legados de Roma), reuniendo a 153 obispos y estando presente en sus sesiones el emperador TEODOSIO II -poco amigo de extremismos-.
El Concilio de Éfeso -que finaliza en el mes de septiembre- condena a NESTORIO.
El I Concilio ecuménico de Éfeso (tercer concilio general) -que finaliza en el mes de septiembre- proclama a María, «Madre de Dios», como lo postula la tradición más genuina. La verdad de que María es Madre de Dios es el primer dogma Mariano. Negar que María es madre de Dios es negar que el Verbo se hizo hombre (negar la Encarnación de Dios Hijo). Por otra parte, son condenados los mesalianos, herejes que han surgido en la segunda mitad del siglo IV en Edesa y regiones vecinas de Mesopotamia. El Concilio condena también al pelagiano Celestio, reconoce la primacía de Roma y reafirma la fórmula de Nicea. Las actas del concilio -sin embargo- no serán sometidas al papa CELESTINO I, pero éste manifestará su satisfacción por el resultado final.
El emperador TEODOSIO II duda ante la situación planteada. Por fin decide a favor de CIRILO (Alejandría)
El emperador TEODOSIO II, con vistas a evitar un conflicto, entre NESTORIO (Constantinopla) y CIRILO (Alejandría), los dos abanderados del tema de María que se ha tratado, opta por encarcelar a ambos. Está indeciso frente a esta situación y no sabe cual de los ddoctrinas aprobar para conferir en la práctica, eficacia a sus decisiones. CIRILO, al fin, convence a su favor al emperador TEODOSIO II, cuya hermana PULQUERIA ha apoyado a CIRILO en todo momento. NESTORIO es enviado, por el emperador, a su monasterio de San Euprepio. (De hecho es una victoria de Alejandría contra Constantinopla)
NESTORIO no acepta las conclusiones del Concilio Ecuménico de Éfeso.
En el I Concilio ecuménico de Éfeso, se componen, bajo la inspiración de CIRILO de Alejandría, los célebres «Doce Anatematismos». Aprobados como resumen de la doctrina católica opuesta a los errores de NESTORIO, son enviados inmediatamente a éste, con la orden expresa de que los suscriba, conminándole a abjurar, por escrito, de su doctrina en el perentorio plazo de diez dias. NESTORIO se niega. Tras el concilio, los seguidores de NESTORIO huyen a Persia y más tarde se propagan por la India y China. (Actualmente la iglesia Nestoriana sobrevive en India, Turquía, Irán, Irak, Siria y en los Estados Unidos, en donde reside su patriarca en la ciudad de San Francisco.)
Cirilo de Alejandría es depuesto por un sínodo formado por los obispos disidentes.
En la fecha, un sínodo -celebrado en Éfeso- de los obispos que no están de acuerdo con las resoluciones del III Concilio Ecuménico celebrado asimismo en Éfeso, presididos por JUAN de Antioquia, depone y excomulga a CIRILO de Alejandría. En vista de las conclusiones del sínodo de Éfeso, los delegados pontificios excomulgan, a su vez, a JUAN de Antioquia y a sus secuaces.
Se consigue la reconciliación de los Obispos de Oriente mediante el «Edicto de unión».
El contenido dogmático del concilio de Éfeso (431) parece más bien escaso, puesto que el único documento oficial es la condena de NESTORIO. De hecho, el concilio de Éfeso refuerza la autoridad de Nicea y la insistencia en la unidad de Cristo. El término theotokos (Madre de Dios) ya no será discutido. Por otra parte, JUAN de Antioquía, uno de los adversarios de CIRILO, propone en el 433 una fórmula de unión y reconciliación, el «Edicto de Unión»: «De las dos naturalezas se hizo la unión […] y debido a esta unión confesamos que la santa Virgen es theotokos, porque el Verbo de Dios se hizo carne y se hizo hombre». CIRILO de Alejandría acepta con entusiasmo, y SIXTO, obispo de Roma, felicita a los dos por su acuerdo aprobando su fórmula.