ALEJANDRO (Obispo de Alejandría)

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Enfrentamiento entre Alejandro y Arrio. CONSTANTINO interviene trata de conciliar ambas posiciones.


ALEJANDRO, Obispo de Alejandría, condena el arrianismo en su «Epístola Encíclica». ARRIO le contesta en términos similares. CONSTANTINO trata de conciliar ambas posiciones mediante cartas enviadas a los dos religiosos, y la mediación de Ossio de Córdoba. No en balde dice: «Considero la interna división de la Iglesia como más peligrosa que las guerras y las batallas». Al fin, ALEJANDRO, convoca, en la fecha, un Concilio en Alejandría, con la asistencia de más de cien Obispos de Egipto. Este Concilio anatematiza a ARRIO junto con sus discípulos. La comunicación de esta sentencia, a la que acompaña una violenta censura de EUSEBIO de Nicomedia, personalidad muy querida y respetada, provoca una conmoción en la Iglesia de Asia menor y de ÁFRICA, que amenaza con extenderse a Europa. ARRIO, viéndose expulsado de Egipto, se traslada a Palestina y finalmente a Nicomedia, reclutando seguidores.

Fallece ALEJANDRO, obispo de Alejandría (313 – 326).


Fallece ALEJANDRO, obispo-patriarca de Alejandría (313 – 326). ALEJANDRO, tiene una especial significación en la historia de la Iglesia a principios del siglo IV, por haber sido el primero en descubrir y condenar la herejía de ARRIO y haber iniciado la campaña contra esta herejía, que tanto preocupará a la Iglesia durante este siglo. A él cabe también la gloria de haber formado y asociado en el gobierno de la Iglesia alejandrina a ATANASIO, preparándose de este modo un digno sucesor, que debía ser el portavoz de la ortodoxia católica en las luchas contra el arrianismo. En Oriente su nombre será pronto incluido en el martirologio. En el Occidente no lo será hasta el siglo IX. De las setenta cartas de ALEJANDRO de las que nos informa Epifanio sólo nos han llegado dos encíclicas relativas al problema arriano. Asimismo se ha conservado sólo uno de sus sermones, La descripción del origen del arrianismo -desde Pablo de Samosata y Luciano de Antioquía- que nos deja ALEJANDRO parece corresponderse con la realidad histórica.