LUTERO escribe una serie de panfletos exponiendo su propia teología. Dejaba reducidos a dos -el Bautismo y «La Cena del Señor»- los siete sacramentos. Para Lutero, todos los creyentes son sacerdotes. Además, repudia la vida monacal, pues para él, las únicas promesas o votos válidos son los del bautismo. Niega también la transubstanciación, reduciendo “la Cena del Señor” a un mero simbolismo. En cuanto a la naturaleza humana, para Lutero está totalmente corrompida; la voluntad humana no es libre y no puede llevar a cabo ningún acto agradable a Dios. Las «buenas obras» no sirven para nada. Sólo la Fe puede salvar al hombre.

En 1520, estallan levantamientos en Sajonia, donde Thomas Münzer y Nicolás Storch han sublevado a los artesanos, proclamando el reino de Dios, sin rey, sin leyes, sin culto. Los agitadores, siguiendo sus huellas, no se contentan ya con predicar la inutilidad del Bautismo en la infancia (se les llamará anabaptistas porque rebautizaban a los adultos) y la destrucción de la Iglesia católica, sino que anuncian la abolición de los impuestos, la eliminación de las leyes, la desaparición de las autoridades temporales, la comunidad de los bienes.

A la elección como emperador de Carlos V, además de los territorios alemanes y de Holstein y Prusia, que con Riga llegaba hasta el golfo de Finlandia, el Sacro Imperio comprendía Bohemia, Moravia y Silesia, alcanzando con Krajina las costas del Adriático; por el oeste, pertenecían al él, el condado libre de Borgoña (Franco-Condado) y Saboya, a los que se sumaban Génova, Lombardía y Toscana en tierras italianas. También estaban integrados en el Imperio la mayor parte de los Países Bajos, con la excepción del Artois y Flandes, al oeste del Escalda. Partiendo del norte de los Alpes, llevaba todo un mes atravesar el territorio imperial en sentido norte-sur o este-oeste.

En un escrito de LUTERO: “A la nobleza cristiana de la nación alemana”, anima e incita a los príncipes alemanes a alzarse con el poder espiritual, a crear en Alemania un iglesia nacional autónoma, a suprimir el derecho canónico, las contribuciones a Roma, las misas de difuntos, las peregrinaciones, las indulgencias y las cofradías y los días de fiesta, exceptuados los domingos.

Se publica la bula pontificia “Exurge Domini”, que señala 41 proposiciones en las que se resumen los principales errores de LUTERO y se condenan, parte como heréticos, parte como falsos y escandalosos. En consecuencia, ordena que se quemen los escritos en que se contienen estos errores y se comunique a LUTERO que será excomulgado si no se retracta dentro de sesenta días. LUTERO experimenta, por una parte, una intensa preocupación y angustia sobre lo que debe hacer en un momento tan delicado y trágico de su vida y, por otra, una verdadera obstinación en sus ideas, con exclusión absoluta de toda retractación. La bula pontificia produce muy diversos efectos en los territorios germanos. Uno de los principales es la inacción o indiferencia de muchos prelados y sobre todo, la hostilidad de algunos príncipes. El mismo ERASMO desacredita públicamente la acción del romano pontífice. En este ambiente se explica que LUTERO, vaya envalentonándose cada vez más. Por esto, empieza a dar muestras de gran desprecio de la bula pontificia, mientras le hacen eco sus principales seguidores.

LUTERO, apela al futuro emperador CARLOS (V).

CARLOS I de España, hereda el Sacro Imperio Romano Germanico al ser elegido por mayoría de votos de la Dieta de Frankfurt emperador del mismo con el nombre de CARLOS (V) (1519-1556). Al recibir el nombramiento, el nuevo emperador se compromete a mantener los derechos de los príncipes, mantener el orden imperial, emplear oficiales alemanes en el interior de las fronteras, restaurar el Consejo de Regencia y convocar una Asamblea de los Estados.

CARLOS V se encuentra en sus manos el imperio más grande del mundo después de la época de Carlomagno. Este imperio, establece la hegemonía de los Habsburgo en Alemania, Países Bajos, España, Nápoles y gran parte del Nuevo Mundo; pero sus vastas posesiones no acrecientan en cambio su poder imperial. Ningún soberano puede mantener unido durante mucho tiempo aquel imperio multinacional, sobre todo porque los numerosos príncipes imperiales practican su propia política. El enorme esfuerzo desplegado por hacer valer sus intereses en la política mundial le impedirá, por otra parte, imponerse en Alemania. Dedicará su vida a preservar un imperio medieval unido en la fe, un esfuerzo sin fruto en la sociedad plural creada por los reformadores y las fuerzas seculares. El protestantismo dividirá Alemania; su triunfo se deberá en parte a las guerras que CARLOS V habrá de sostener con Francisco I y Enrique II de Francia y a las invasiones de Hungría por el Sultán Solimán el Magnífico. Se hará coronar por el Papa en 1530.

LUTERO ya antes de recibir la Bula, ha amenazado con un asalto armado a Roma para «lavar sus manos en la sangre de cardenales y de papas». Y cuando la recibe y la lee, exclama airado: «¡Esto condena a Cristo!». Y en noviembre de 1520 redacta un panfleto «contra la execrable Bula del Anticristo». Sin darse cuenta tal vez, ha recorrido un largo camino desde sus primeros ataques a las indulgencias; se ha colocado fuera de la Iglesia, pero se ha ganado el favor de algunos príncipes alemanes y de amplios sectores del pueblo.

En rebeldía, LUTERO invita, en la fecha, a gran número de profesores y estudiantes de la Universidad de Wittemberg, y en su presencia quema públicamente no sólo la bula pontificia, sino también el Código de derecho Canónico y varios escritos de Juan ECK (uno de los redactores de la bula pontificia).