El 6 de mayo de 1191, la flota de RICARDO I que se dirige a Tierra Santa llega, empujada por la tormenta, al puerto de Lémesos en Chipre y toma la ciudad. El déspota de la isla, Isaac Comneno de Chipre, llega demasiado tarde para detener a los cruzados. Los pocos católicos romanos chipriotas y aquellos nobles que se oponían a la regencia de Isaac, se unen al ejército de RICARDO. Aunque Isaac y sus hombres pelean valientemente, el ejército de RICARDO es más numeroso y mejor equipado, lo que les asegura la victoria. RICARDO asalta la isla y masacra a aquellos que intentan resistírsele. Él y la mayor parte de su ejército dejan Chipre hacia Tierra Santa a principios de junio, habiendo ganado para la cruzada una base de apoyo que no está bajo amenaza inmediata de los turcos. En su ausencia, Chipre será gobernada por Ricardo Camville.
CHIPRE
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Luis IX de Francia asume la dirección de la Séptima Cruzada y parte de Aigues-Mortes rumbo a Chipre.
LUIS IX de Francia asume la dirección de la Séptima Cruzada. LUIS IX, que ha confiado a su madre BLANCA de Castilla el gobierno de su reino, parte de Aigues-Mortes, en 1248, rumbo a Chipre, desde donde piensa atacar a Egipto, centro del Estado musulmán de los descendientes de SALADINO que controlan los Santos Lugares de Palestina. LUIS IX va acompañado de sus tres hermanos y lo más granado de la nobleza francesa -el conde de Flandes o el duque de Bretaña, entre ellos-, constituyendo su ejército unos 40.000 hombres y 2.800 caballos. El 17 de septiembre llegan los cruzados a Chipre donde pasarán el invierno, siendo asolado el ejército por una epidemia de peste.
El duque de Borgoña y el conde de Salisbury llegan a Chipre con refuerzos para la Séptima cruzada.
El duque de Borgoña y el conde de Salisbury llegan a Chipre con refuerzos para la Séptima Crizada, en mayo de 1249.
Cuando la Orden de Malta es expulsada de San Juan de Acre, se instala en Chipre.
Cuando la Orden de Malta es expulsada de San Juan de Acre, en 1291, lo mismo que todos los cristianos de Palestina, la Orden se instala en Chipre.
Los genoveses, en 1373, invaden Chipre y se apoderan de Famagusta.
Los genoveses, en 1373, invaden Chipre y se apoderan de Famagusta, para entonces el principal puerto de la isla y el mayor centro de transacciones comerciales entre el Oriente y Occidente, dominándola hasta 1466. Los genoveses imponen entonces a los Lusignian el pago de un tributo anual.
Chipre es de nuevo, invadido, esta vez por los Mamelucos de Egipto, quienes vencen al Rey Yanus.
En 1426 Chipre es de nuevo, invadido, esta vez por los Mamelucos de Egipto, quienes vencen al Rey Yanus en la batalla de Jirokitía y proceden de inmediato a saquear enteramente la isla, obligándola a continuación a pagar un tributo anual; así, ya sumamente debilitada, sólo con la intervención veneciana pudo salvarse de la conquista musulmana. De gran importancia comercial y estratégica será Chipre para Venecia, quien desde el siglo XIII ha logrado mantener su poder mercantil e intereses políticos en el Mediterráneo Oriental.
Desde 1469 el Rey Jacobo II y su reino -Chipre- quedan bajo la protección de Venecia.
Desde 1469 el Rey Jacobo II y su reino -Chipre- quedan bajo la protección de Venecia.
Tras la muerte del Rey de Chipre, Jacobo II, su esposa Caterina Corna rige la isla hasta 1489.
En 1472, tras la muerte del Rey de Chipre, Jacobo II, su esposa Caterina Cornaro -perteneciente a la nobleza veneciana- rige la isla hasta 1489.
Venecia sintiéndose amenazada por los otomanos, adquiere Chipre.
Venecia habiendo perdido el monopolio del comercio del mar Negro y sistiéndose amenazada por los otomanos desde finales del siglo XIV, adquiere Chipre, en la fecha, y busca mercados sustitutivos en el norte de África. Paralelamente, mantiene relaciones regulares con Occidente por los pasos alpinos y, a partir del siglo XIV, por vía marítima.
CATALINA Cornaro de Chipre, bajo las presiones venecianas abdica el trono a favor de los venecianos.
CATALINA Cornaro de Chipre, bajo las presiones venecianas abdica el trono a favor de los venecianos. Al asumir el poder en Chipre los venecianos imponen una serie de elevados impuestos, suscitando sentimientos de rencor entre los chipriotas. Para la república italiana, Chipre es el último bastión cristiano frente a los otomanos, en el Mediterráneo Oriental.