En la mañana del cuatro de julio, CERVERA firma su célebre telegrama dando cuenta del combate, dirigido al general BLANCO, que empieza así: «En cumplimiento de las órdenes de V.E. y con la evidencia de lo que había de suceder y tantas veces había anunciado, salí de Santiago de Cuba, etc., etc…» y termina así: «Hemos perdido todo». Ciertamente, aún se combate por tierra, pero sin la menor esperanza. Asombra leer los telegramas del general BLANCO al ministro de la Guerra, pidiendo «seguir la guerra por el honor de las armas» y diciendo que habla así en nombre de todos los generales.

Capitulación de las tropas españolas, sitiadas en Santiago de Cuba, después de la batalla de «Las Colinas de San Juan». Bajas españolas: 593 entre muertos y heridos. Bajas americanas: 260 muertos y 1,431 heridos.

Termina la guerra en Cuba.

La expedición del general N.A. Miles, tras una demostración de superioridad dándose un paseo marítimo frente a Fajardo y las costas puertorriqueñas, sus tropas llegan a las 5h20m del 25 de julio y comienzan a desembarcar a las 8h45m en Guánica, cerca de Ponce, apoyadas por el cuerpo expedicionario del general Brooke. La guarnición española ofrece una resistencia testimonial.

William R. Day, secretario de Estado de los EEUU. acepta las proposiciones de paz presentadas por el embajador francés en Washigton, Jules Cambon, en nombre del gobierno español. Se firma, por consiguiente, el protocolo de paz entre España y EEUU. en condiciones muy duras para España. Las operaciones de guerra en Puerto Rico se han terminado. En menos de un año había desaparecido hasta el último islote del imperio ultramarino. Se habían hundido las flotas de guerra, se habían hundido las finanzas y la moneda, pero sobre todo se habían hundido las ilusiones de antaño, los valores caducos, los lemas «justificadores» de una oligarquia vuelta hacia el pasado. Enfermos, maltrechos y sin trabajo se encontraron los repatriados. Deprimidos, los jefes y oficiales llevados a una guerra absurda y desigual. Sólo continuaron inpertérritos los hombres de «los partidos de turno», el personal político del bloque oligárquico de la restauración, al que, con harta razón, Joaquin COSTA hiciera responsable de todas las catástrofes, situando las responsabilidades mucho más allá de las anecdóticas de un almirante o un ministro. Y entonces, cuando esa oligarquia no tuvo ya el recurso ideológico de un residuo «imperial», empiezan a abrirse las fisuras en ese bloque, empieza a gestarse lo que será la crisis de la sociedad española del siglo XX.

EEUU. reconoce que el Maine voló en el puerto de La Habana por una explosion interna y no por una mina española.

La pérdida de Cuba y Filipinas perjudica la economía catalana -y también a la peninsular en general- que se ve privada de unos mercados que cuenta como propios. Las repercusiones más importantes son en el sector del algodón que ya atraviesa una coyuntura negativa. Los fabricantes efectúan reducciones de plantillas sustituyendo mano de obra masculina por femenina. Hasta 1901 se sucederán las huelgas a fin de mantener los lugares de trabajo.

El desastre de 1898 ha perjudicado la economía catalana que se ve privada de unos mercados que contaba como propios. Las repercusiones más importantes son en el sector del algodón que ya atravesaba una coyuntura negativa. Los fabricantes responden a estos problemas con reducciones de plantilla y la sustitución de mano de obra masculina con femenina que es más barata. Así, entre 1899 y 1901 se suceden las huelgas en Catalunya a fin de mantener los puestos de trabajo.

El 1 de enero de 1899, en cumplimiento del Tratado de París,  España entrega a EEUU. la isla de Cuba, por lo que EEUU entra formalmente en posesión de la isla. Se materializa así una antigua ambición. Se trata ahora de definir el futuro de Cuba, y cualquiera que este sea, el gobierno de Washington considera conveniente la desaparición de las instituciones representativas del movimiento libertador cubano. A ello contribuyen las debilidades y contradicciones existentes entre los cubanos, sobre todo, las discrepancias surgidas entre Máximo Gómez, General en Jefe del Ejército Libertador y la Asamblea de Representantes, máximo órgano político de la Revolución. Estas discrepancias fundamentalmente se refieren a los procedimientos para licenciar al Ejército Libertador. El resultado será la desaparición de ambas instituciones, que junto con la disolución del Partido Revolucionario Cubano (PRC) por decisión de su delegado Tomás Estrada Palma, disgregará y dejará acéfalas a las fuerzas independentistas. EE UU controlará directamente la isla durante tres años, aunque ejercerá de hecho sobre ella un protectorado hasta la década de 1930.

El 5 de Noviembre de 1900 se reúne en Cuba una Asamblea Constituyente integrada por patriotas y cubanos ilustres, bajo la presidencia del Doctor Domingo Méndez Capote, y comienzan los trabajos dirigidos a redactar una Constitución.