La duplicidad de organizaciones operativas bajo las siglas de ETA lleva a una escalada en los meses postreros del franquismo que es contestada con la ya habitual represión gubernativa. Al estado de excepción del mes de abril le sucede la Ley antiterrorista del 26 de agosto.

Marruecos prescinde del hecho de que en el entretanto se han formado dos partidos nacionalistas saharauis, el Frente Polisario y el PUNS, y se opone al proyecto español. La ONU, mientras tanto, envía una comisión al territorio que comprueba el rechazo de la población a integrarse a Marruecos y, por otra parte, somete la cuestión disputada al Tribunal Internacional de Justicia de La Haya que recomienda también la celebración de un referéndum.

Huelgas generales en contra de las 5 ejecuciones de militantes de ETA y FRAP que han sido juzgados en Madrid.

En España, el Jefe del Estado preside un Consejo de Ministros para tratar sobre la posible suspensión de las ejecuciones aprobadas el pasado 26 de agosto.

Finalmente 6 de las penas máximas que estaban aprobadas por el Gobierno español, son conmutadas y 5 ejecutadas, en la fecha. Éstos últimos son: los militantes de ETA Juan Paredes Manot (Txiki) y Ángel Otaegui Echevarría, y los miembros del anarquista FRAP, José Luis Sánchez- Bravo Sollas, Ramón García Sanz y José Humberto Baena Alonso. De inmediato, se produce una gran repulsa mundial por estas últimas ejecuciones en España. A partir de este momento ETA y su entorno político celebran en esta fecha el “gudari eguna” (día del soldado), en homenaje a los etarras muertos.

Ante la protesta mundial por las ejecuciones llevadas a cabo, el franquismo responde con una manifestación de adhesión al régimen. El 1 de octubre de 1975 (trigésimo noveno aniversario de su subida a la jefatura del Estado), Franco aparece ante una enorme multitud concentrada ante el Palacio de Oriente. Los autobuses han llevado a Madrid a representantes del Movimiento de toda España. Los días previos, la televisión ha instado a los espectadores a acudir y las oficinas, fábricas y comercios son oficialmente cerrados para facilitar la asistencia. En su última aparición en público, el Caudillo tiene evidentes dificultades para respirar mientras desgrana las mismas paranoicas frases hechas de siempre. El problema de España es debido, según declara “a una conspiración masónico-izquierdista de la clase política, en contubernio con la subversión terrorista-comunista en lo social”. Se despide de la multitud llorando y con ambos brazos alzados. Franco está perdiendo peso y tiene problemas para dormir.

Los EEUU. y España anuncian un acuerdo sobre bases militares, por el que EEUU. se compromete a ayudar militarmente a España.

“Yo no condeno la violencia. No estoy contra la violencia. La acepto cuando es necesaria. Y si la revolución va a tener necesidad en España de la violencia, como ha tenido necesidad en otros países, estaré pronto para ejercitarla”. Las palabras citadas fueron dichas por Santiago Carrillo el 10 de octubre de 1975 ante la famosa periodista italiana Oriana Fallaci y publicadas en el semanario “L´Europeo”. Nunca serán desmentidas.

A partir de la fecha, el PUNS y el Polisario empiezan a actuar de acuerdo en una importante reunión en Ain ben Tili (Mauritania) en la que participan representantes de todas las tendencias juzgados enemigos la víspera. Esta reunión manifiesta la unidad nacional hacia la independencia y será considerada como el momento decisivo y del entendimiento total entre todos los saharauis. Los dirigentes tribales se plegan al nuevo nacionalismo, sin recusar por ello, a la potencia colonizadora, pero dispuestos a aceptar el papel que les imponen las circunstancias. A partir de aquí se puede dar por terminada la lucha política del Polisario dentro del contexto español.

En la fecha, FRANCO sufre un infarto y a partir de este momento su estado físicio se va deteriorando rápidamente. Durante varios días recibe atención médica, incluso una complicada operación quirúrgica en el mismo Palacio de El Pardo. No será trasladado al hospital hasta el 3 de noviembre. Los comunicados médicos llegarán a tener la firma de 22 facultativos, hasta que a alguien se le ocurre la fórmula del ‘equipo médico habitual’, una expresión que se hará muy popular para caricaturizar los últimos días del franquismo.