La catalogación de Andorra como paraíso fiscal surge a partir del contrabando de productos franceses hacia España durante la guerra civil española, y de productos españoles hacia Francia durante la II Guerra Mundial. Andorra conserva su neutralidad durante las dos guerras mundiales y la contienda española.

Los Gobiernos de Francia e inglaterra reconocen al de Burgos. Tanto en Paris como en Londres, las banderas republicanas son sustituidas por las banderas franquistas, que a la característica combinación de rojo y amarillo añaden el escudo y el águila de los Reyes Católicos, convertidos en símbolos del nuevo régimen. Félix de Lequerica es el nuevo embajador en París, y el duque de Alba, en Londres. A primeros de marzo lo harán Grecia y Brasil. Se suman así al resto de países que a lo largo de la contienda han dado reconocimiento a Franco, entre los que están Yugoslavia, Guatemala, El Salvador, Alemania, Italia, Portugal, Turquía, Polonia y Rumania, igual que El Vaticano.

Cuando ya parece que un acuerdo entre Moscú, París y Londres, está a punto para firmar, el XVIII Congreso del PC soviético no reelige a Litvinov para el Comité Central. El ministro soviético está en horas bajas y es sustituido por Viacheslav Molotov. Éste, que accede al cargo el 3 de mayo, debe concluir el pacto tripartito Moscú-París-Londres.

El hecho de ver ejecutar a un semejante, en siglos pasados, era un espectáculo popular. En la civilizada Francia, la última ejecución pública tiene lugar el 17 de junio de 1939. Guillotinan a un tal Eugène Weidmann, alemán acusado de asesinar a una joven bailarina de Brooklyn, Jean de Koven, la cual había aterrizado en París con la intención de hacer carrera. Weidmann, después de explotarla, la mató. En la fecha, París se llena de un impresionante gentío de curiosos llegados para presenciar cómo Desfourneaux, el verdugo -o Monsieur de Paris, que es como los franceses llaman a su verdugo-, corta la cabeza al alemán. La ejecución es en una calle vecina a la cárcel de la Santé. Las ventanas de las casas que dan al lugar se venden a precio de oro. Poco antes de la ejecución, la música ha sonado en chiringuitos improvisados y la absenta y el rouge se ha consumido en grandes cantidades. Ha sido un verdadero escándalo, en Francia y en el extranjero. El primer ministro, Édouard Daladier, ha ordenado que a partir de hoy las ejecuciones se lleven a cabo en el interior de las prisiones.

Todo cambia a primera hora de la mañana, cuando el embajador británico en Berlín, Henderson, entrega al consejero de embajada e intérprete de Hitler, el doctor Paul Schmidt, el siguiente ultimátum: “Si antes de las 11.00 h Alemania no ofrece seguridades de que suspenderá las hostilidades y se retirará de Polonia, Gran Bretaña se considerará en guerra”. La falta de respuesta alemana hace que Neville Chamberlain anuncie por radio, a la hora señalada, la declaración de guerra. Hitler queda estupefacto, y dirigiéndose a Ribbentrop, su ministro de Exteriores, dice: “¿Y ahora qué?”. Una hora más tarde llega el ultimátum francés. Franceses e ingleses cumplen su promesa para con Polonia. Su “guerra local” se ha convertido de pronto en una guerra general. HITLER pensaba que una vez más, como ha ocurrido meses atrás con Austria y Checoslovaquia, iba a salirse con la suya sin que las democracias occidentales reaccionasen. Pero por una vez sus cálculos han fallado.

Mientras HITLER saca ventaja de que los anglofranceses tienen puestos sus ojos en Finlandia y no en Polonia, y mientras los rechaza en Noruega con fuerzas menos numerosas, ha reunido cuidadosamente alrededor de 2.500.000 hombres en la frontera occidental de Alemania, con Brauchitsch al mando de todas las fuerzas. Frente a los alemanes hay una fuerza más o menos igual en cantidad, al otro lado de la frontera francesa, bajo el mando supremo de Gamelin. Los franceses tienen más tanques que los alemanes, pero están muy dispersos entre los grupos de ejército, mientras que los alemanes tienen sus tanques concentrados en el centro, al mando de Rundstedt.

El 10 de mayo de 1940, los ejércitos alemanes invaden los Países Bajos y Bélgica en su ofensiva hacia el Oeste iniciándose la Batalla de Francia. Los alemanes hacen un amplio uso de fuerzas aerotransportadas para tomar intactos los puentes decisivos para mantener el ritmo del avance. Los holandeses, son superados inmediatamente; pero los aliados confían y basan sus planes en el hecho de que los belgas opongan una resistencia más enérgica. La inexpugnable fortaleza de Eben Emael va a ser la pieza clave de la línea defensiva belga. Se supone que las imponentes fortificaciones detendrán durante semanas el avance alemán; sin embargo una fuerza alemana aerotransportada de sólo 85 hombres aterriza al pie de la fortaleza con planeadores. Utilizando unas cargas huecas especiales, los alemanes penetran rápidamente en la fortaleza y someten a sus 750 defensores. Las fuerzas alemanas pueden avanzar rapidamente desorganizando las posiciones defensivas aliadas.

Al terminar la Operación Dinamo, después de ocho días, se ha logrado hacer cruzar el estrecho a 338.000 soldados entre británicos y franceses, poniéndolos así fuera del alcance del ejército alemán. Se ha perdido todo el equipo pesado, pero los hombres están a salvo, y el indudable heroísmo de la acción, aunque resulte de una derrota al final de una retirada, tiene la fuerza moral de una victoria. Si HITLER no hubiera dado la orden de detenerse, todos aquellos soldados hubieran caído prisioneros, y el desánimo de los británicos hubiera sido definitivo. Pero la guerra continúa. Las unidades alemanas en Dunkerque actúan con eficacia ejemplar, y logran vencer a los restos de las fuerzas francesas.

Se inicia la batalla de Francia. Reciben este nombre las rapidíisimas operaciones en forma de blitzkrieg que, lanzadas por los alemanes, vencieron a Francia en dos semanas, del 4 al 16 de junio. Las Panzerdivisionen precedían a la infantería, apoyada por la Luftwaffe, todo lo cual sembraba el pánico en las poblaciones civiles y llevaba a las tropas francesas a la rendición. El 16 de junio el jefe de Gobierno Pétain pedirá el armisticio.

El 5 de junio de 1940, Charles de Gaulle es nombrado subsecretario de Estado para la Defensa Nacional en el gobierno Reynaud.