Primeras noticias de la utilización de lo que a partir de 1792 se llamará guillotina. El primer grabado es de 1529.

Joseph Ignace GUILLOTIN para evitar tormentos infamantes propone, en la fecha, la igualación de la pena capital para aristócratas y plebeyos, que hasta este momento reciben un trato diferente: decapitación con espada para los primeros y ahorcamiento para los segundos. El gobierno le da la razón y ordena la construcción del mortal aparato al secretario de la Academia de Medicina de París, Antoine Louis. Es proyectado, por éste, un aparato para efectuar estas ejecuciones que es probado primero en cadáveres de animales, luego en animales vivos.

Primera ejecución por la guillotina en la place du Grève (el ajusticiado fue un tal Pelletier, que había asesinado a una persona en la calle para robarla). En ésta acostumbraban a reunirse los obreros sin trabajo y de ahí nació el nombre de grève como sinónimo de huelga cuando empezaron a manifestarse las reivindicaciones sociales.

Se empieza a utilizar en Francia -aplicándolo a un bandolero llamado Pelletier, al que cabe el dudoso honor de haber inaugurado la larga lista de guillotinados.- el aparato ideado por Antoine Louis. A partir de este momento es cuando empieza a darse el nombre de “guillotina” al aparato correspondiente. El reo es acostado sobre la báscula posterior y empujado al trangallo o cepo, donde su cuello queda aprisionado; el verdugo acciona un resorte y la cuchilla cae, separando la cabeza del tronco a la altura de la cuarta vértebra cervical, la cual es recogida en un saco de cuero (y no en un cesto, como tantas veces se ha visto en películas).

LUIS XVI, rey de Francia, es guillotinado en la plaza de la Revolución, posteriormente llamada de la Concordia, en medio de un gran despliegue de fuerzas y gran concurrencia de patriotas exaltados. En todo momento el “ciudadano Capeto” se comporta con gran dignidad. Sus últimas horas revisten una cierta grandeza, imposible ya de ocultar para la historia: su alocución final al pueblo de París, concentrado en la plaza de la Revolución para el espectáculo, es cobardemente acallada por los tambores: ¡Pueblo, muero inocente de los delitos de los que se me acusa! Perdono a los que me matan. ¡Que mi sangre no recaiga jamás sobre Francia!. Luego, el verdugo, muestra a la enardecida asistencia la cabeza del monarca. Esta ejecución hace imposible todo entendimiento entre la Revolución y la Europa monárquica. En España es recibida con estupor y levanta en todo el país un clamor de venganza. Los lazos dinásticos entre las monarquías española y francesa contribuyen a orientar al gobierno español hacia la guerra.

MARÍA ANTONIETA de Habsburgo-Lorena, esposa viuda de LUIS XVI de Francia, después de dos días de juicio, es guillotinada. Ha sido juguete de intrigas y pasiones. Ha sido sometida a un duro juicio en el que ha sido acusada de traición y aun de incesto con su propio hijo, lo que ha disgustado incluso al mismo Robespierre. Éste retiene la carta que la reina ha dirigido a su cuñada antes de morir, que igualmente será guillotinada pocos meses después.

Es guillotinado en París el químico Antoine Lavoisier. Había sido recaudador de impuestos, lo que le valió la acusación de «corrupción». La frase probablemente apócrifa del presidente del tribunal que lo condena es: «La República no necesita sabios».

ROBESPIERRE, que ha sido detenido el día anterior, es, en la fecha, guillotinado, sin juicio. Además de ROBESPIERRE se guillotina a 21 de sus partidarios, y hasta el día 30 de julio les seguirá en el cadalso otro grupo numeroso; en total unas 108 víctimas, terminando la etapa del Terror. Símbolo del terror, ROBESPIERRE fue un personaje inflexible, dogmático autoritario, de un mesianismo atroz. Y por ello un precedente del bolchevismo y del fundamentalismo en sus distintas versiones. Pretendió moralizar la política mediante el terrorismo institucional, pero finalmente también él fue arrastrado a la muerte por el absolutismo purificador. Los diputados que representaban a la facción republicana moderada vuelven a tomar con firmeza las riendas del poder. La vía jacobina de la Revolución había fracasado definitivamente. Se iniciaba la segunda etapa de la Revolución francesa mediante la Revolución burguesa (1794-1799)

El doctor GUILLOTIN, por su parte hombre de buena fe y buenos sentimientos, fue encarcelado durante el Terror, que tantos hombres y mujeres había conducido a la guillotina. A la caída de Robespierre, se dedicará a su vida profesional de médico y muere en París en 1814, a los setenta y seis años de edad, amargado por el nombre que se había dado a la famosa máquina que él no había inventado.

El hecho de ver ejecutar a un semejante, en siglos pasados, era un espectáculo popular. En la civilizada Francia, la última ejecución pública tiene lugar el 17 de junio de 1939. Guillotinan a un tal Eugène Weidmann, alemán acusado de asesinar a una joven bailarina de Brooklyn, Jean de Koven, la cual había aterrizado en París con la intención de hacer carrera. Weidmann, después de explotarla, la mató. En la fecha, París se llena de un impresionante gentío de curiosos llegados para presenciar cómo Desfourneaux, el verdugo -o Monsieur de Paris, que es como los franceses llaman a su verdugo-, corta la cabeza al alemán. La ejecución es en una calle vecina a la cárcel de la Santé. Las ventanas de las casas que dan al lugar se venden a precio de oro. Poco antes de la ejecución, la música ha sonado en chiringuitos improvisados y la absenta y el rouge se ha consumido en grandes cantidades. Ha sido un verdadero escándalo, en Francia y en el extranjero. El primer ministro, Édouard Daladier, ha ordenado que a partir de hoy las ejecuciones se lleven a cabo en el interior de las prisiones.