En teoría, Egipto sigue formando parte de los dominios del Imperio otomano, y a partir de ahora lo gobernará el virrey Ismail, quien sucede a su tío Said en 1863. Egipto atraviesa una era de prosperidad, pues la guerra civil norteamericana ha cortado el suministro de algodón a las fábricas europeas, debido al bloqueo impuesto por la Unión a los Estados Confederados. El resultado de ello es que el algodón egipcio se vende en las cantidades requeridas y a precios ventajosos. Esto significa que Ismail no sólo dispone de dinero, sino que puede obtener fácilmente préstamos: en efecto, los bancos están muy bien dispuestos a hacer ese tipo de operaciones, fijando un elevado interés. Ismail emplea esos fondos para financiar el canal de Suez. También construye regadíos, ferrocarriles, puentes, telégrafos y escuelas, en un intento de modernizar el país.

En 1866 se rebela la isla de Creta (de habla griega pero dominada por los otomanos).

En Serbia, MIGUEL III logra -en la fecha- que los turcos abandonen el país.

En Bosnia-Herzegovina, la insurrección contra los turcos se inicia en la fecha (1875-1876).Una minoría de terratenientes musulmanes, los «begs», controlan con sus dependientes un tercio de la población y oprimen duramente a los campesinos cristianos, propiciando en los años de malas cosechas, rebeliones campesinas antiturcas. Esta delicada situación interna se complica por la presión austríaca, orientada a dominar la región desde sus posiciones costeras de Dalmacia, heredadas por la incorporación de Venecia a su Imperio, con vistas a hacer factible el paso del ferrocarril que enlazaría Viena y Constantinopla. Por otra parte, la población de Bosnia y Herzegovina es eslava y está emparentada con los serbios, de modo que éstos apoyan decididamente la rebelión, con la esperanza de añadir esas provincias a su propio territorio. También Rusia apoya el levantamiento, porque en ella se acrecenta el sentimiento «paneslavista». En efecto, algunos rusos consideran que su país tiene el derecho y el deber de sostener las aspiraciones de los eslavos allá donde se manifiesten. Hay quienes llegan a propugnar la anexión a Rusia de todas las regiones eslavas.

A Gran Bretaña le interesa que el Imperio otomano permanezca estable y amistoso, aunque débil, por lo que no apoya la revuelta en Bosnia-Herzegovina de julio de este año. También Austria se muestra contraria a la revuelta, porque no desea una Serbia demasiado fuerte (Austria tiene población eslava en su propio territorio) ni ve con buenos ojos que Rusia domine la península de los Balcanes. La Alemania de Bismarck quiere la paz porque es aliada al mismo tiempo de Rusia y de Austria-Hungría, y evita enajenarse a una de ellas. Pero todas sus tentativas por mediar en la disputa fracasarán.

El 2 de mayo de 1876 la situación en los Balcanes es peor que nunca, porque en ese momento estalla otra insurrección contra el Imperio otomano en su provincia de Bulgaria. El 20 de abril de 1876 (2 de mayo, según el calendario gregoriano, introducido muy tarde en Bulgaria), en la pequeña ciudad de Koprívshtitsa, al pie de la cordillera de los Balcanes, se escuchan repentinamente tiros de fusil. Los revolucionarios locales que preparan una rebelión nacional, atacan primero a los policías turcos llegados a detenerlos. Empieza así un acontecimiento que se convierte en un grandioso drama. El Levantamiento de mayo de 1876 marca una línea divisoria indeleble entre los tiempos viejos y los tiempos nuevos de Bulgaria, entre la tiranía y la libertad, entre la barbarie y la civilización.

Fallece en oscuras circunstancias Abdul Aziz, sultán otomano (1861-1876). Ha intentado reorganizar la administración, sanear las finanzas y profundizar las reformas liberales que se han introducido tímidamente en Turquia desde 1839. Las rebeliones en Serbia, Grecia, Rumania y Egipto y los conflictos con Rusia le ha obligado a buscar el apoyo de las potencias europeas. Los empréstitos y los aumentos de impuestos le han granjeado la hostilidad popular, hasta forzar su abdicación, en la fecha, a favor de su sobrino MURAD V. Éste, fue entronizado después de que su tío, el sultán Abdul Aziz fuera depuesto de su cargo. Fue altamente influido por la cultura francesa.

Murad o AMURATES V, sultán otomano, sube al trono, (30/5/1876-31/8/1876) al abdicar su tío Abdul Aziz quien posteriormente se suicidó. Los rebeldes le eligieron por su actitud liberal, que contrastaba con la actitud autoritaria que había mostrado su tío durante su gobierno. En un primer momento se negó a aceptar el nombramiento, pero las presiones de su entorno le convencieron para que aceptara.

Aprovechando la insurrección búlgara, y deseando apoderarse de Bosnia y Herzegovina, Serbia -ya desgajada del Imperio otomano- decide precipitar los acontecimientos declarando la guerra al Imperio otomano el 30 de junio de 1876.

Montenegro declara la guerra al Imperio otomano el 2 de julio. Tanto Serbia como Montenegro están seguros de que Rusia, la gran hermana eslava, habrá de apoyarles.