Mehmet II (1432-1481) proclamado sultán de 1444 a 1446 y de 1451 a 1481, era partidario de una política de expansión territorial. Conquistó los últimos territorios griegos, el Peloponeso y el imperio de Trebisonda. El mismo sultán dedicó todos sus esfuerzos a desarrollar su capital, Constantinopla, que desde entonces cambió su nombre por el de Estambul, mediante la compra de los prisioneros griegos, a los que instaló en el barrio del Fanar, y la deportación de los habitantes de Asia Menor, principalmente de los artesanos y comerciantes de Bruse, la antigua capital de los otomanos.

Albania (el antiguo Epiro) vive un súbito, breve y brillante momento de su historia en esta época. Jorge Castriota es un albanés que en su juventud ha sido rehén de los turcos y se ha convertido al Islam. Más tarde regresa a su país, vuelve a abrazar el cristianismo y, a partir de 1444, expulsa a los turcos y mantiene Albania virtualmente independiente. Se le conoce como «Skanderbeg» («Señor Alejandro») entre sus compatriotas, que hacen de él su héroe nacional.

Batalla de Varna. La culminación del proceso efectuado por HUNYADI, llega en 1444, cuando éste avanza a través de Bulgaria. La flota veneciana accede a desplazarse a los Dardanelos a fin de evitar que los turcos transporten refuerzos por mar a los Balcanes. Pero los venecianos no llegan a los Dardanelos, con lo que una gran flota turca pasa a Bulgaria. En Varna, a orillas del mar Negro, en la fecha, los turcos infligen una derrota total a las tropas de HUNYADI. Esto significa que los turcos se quedan en los Balcanes, pero HUNYADI logra al menos alejarlos y ganar un tiempo precioso para Europa central. Estos hechos son conocidos como la “última cruzada”.

Comienza la segunda batalla de Kosovo (durará tres días). Un ejército húngaro comandado por Janos Hunyadi, regente de Hungría, marchaba hacia Albania para defenderla de la agresión otomana, cuando fue sorprendido en Kosovo (Serbia) por el sultán Murad II. La victoria húngara fue completa, y el propio Murad fue hecho prisionero por Jorge Brankovics.

Mehmet II (1451-1481) sucede a Murat II como jefe de los otomanos.

Después de varias tentativas infructuosas, los turcos realizan un asalto masivo en la noche del 28 de mayo de 1453 y los jenízaros consiguen entrar en Constantinopla a través de una brecha abierta en las murallas, cerca de la puerta de san Román. CONSTANTINO XI, último emperador bizantino, de 1449 a 1453, sólo alinea entre 7.000 y 8.000 soldados para defender la ciudad de Constantinopla. El emperador resulta muerto (29/5) y la ciudad tomada. MEHMET II hizo pasar por vía terrestre, detrás de la concesión genovesa de Galata, a parte de su flota, debido a que el Cuerno de Oro estaba obstruido. La toma de Constantinopla, supone el fin del denominado Imperio Romano de Oriente o Bizantino. Se considera esta fecha como el fin convencional de la Edad Media y el inicio del Renacimiento. La ciudad será llamada en adelante Istanbul (Estambul) y será la nueva capital del Imperio. La Iglesia de Santa Sofía se convierte en mezquita. El Papa trata en vano de comprometer a los príncipes cristianos en una nueva Cruzada. En esta época los monarcas se muestran interesados en conservar sus propios reinos, y en apoderarse de los vecinos si pueden. La lejana Palestina no atrae por el momento su interés.

Del sultán turco MEHMET II se contará que en sus ratos libres se dedicaba a la horticultura, habiendo cultivado personalmente en la huerta de palacio unos melones. Cierto día desaparecieron unos melones y todas las evidencias indicaban que había sido uno de sus innumerables pajes. No confesándose el autor del delito, dispuso que se les fuese abriendo el vientre uno tras otro. Los restos de los melones a medio digerir se encontraron en el vientre del decimoquinto paje.

Tras la conquista de Constantinopla en 1453 por los turcos musulmanes, los clérigos rusos se consideran los únicos cristianos observantes de la doctrina correcta -«ortodoxos»-, declaran, en consecuencia, a Moscú «tercera Roma» y centro de la verdadera cristiandad y se aislan deliberadamente de Occidente. Los grandes príncipes de Moscú se ven a sí mismos como los sucesores de los emperadores bizantinos.

El legendario estratega, János Hunyadi (1407-1456), mediante sus campañas victoriosas, posterga durante un siglo la expansión ulterior del Imperio Otomano por Europa. Toda Europa observa tensa la suerte de su batalla librada en 1456 por Nándorfehérvár (hoy Belgrado), y a raíz de la noticia de su victoria, por todo el continente se celebran festejos de tedéum. A pesar de no ser demasiado conocido en Occidente, Hunyadi es considerado como uno de las más grandes militares de la Europa Oriental. A la altura de grandes generales como Enrique V de Ingltaerra, JAn Zizka o Gonzalo Fernández de Córdoba que también comandaron con éxito ejércitos durante el siglo XV

La conquista turca convierte a Serbia en un bajalato (provincia) otomano.