El espartano Gilipos logra romper el bloqueo de Siracusa. Las unidades de Nicias y Demóstenes que no han dejado el cerco, son masacradas en una retirada angustiosa mientras los líderes, Nicias y Demóstenes, son degollados por los siracusanos. A los supervivientes se los encierra dos meses en canteras para que mueran de hambre y sed y a otros se los vende como esclavos. Sólo un puñado de atenienses regresan al hogar. De los orgullosos 32.000 que llegaron a la isla italiana, pierden 30.000, y de las 134 naves, más de un centenar son hundidas.

En la lucha que los lusitanos mantienen con los romanos, los vencidos por GALBA aceptan la paz que éste les ofrece. En efecto, GALBA les promete repartos de tierras de cultivo, por lo que confiados son concentrados más de 30.000 lusitanos en tres campamentos, desarmados en señal de buena voluntad, para recibir los lotes correspondientes. Entonces GALBA, ambicioso y sin escrúpulos, manda rodear estos campos de concentración y ordena la más cruel matanza de la antigüedad. Más de 9.000 lusitanos son pasados a cuchillo y 20.000 son vendidos como esclavos en las Galias.

Se supone que las condiciones de vida de un cierto estrato de la población de Sicilia es mísera ante el dominio romano, dando lugar a diversas insurrecciones de los esclavos y campesinos. Así, en la fecha, estalla una rebelión de esclavos en Sicilia -Primera Guerra Servil- dirigidos por Eumo en Enna y se precisan tres años para reducirla (137 – 134). Se levantan 200.000 esclavos armados, y al final 20.000 de ellos son crucificados: una forma de ejecución muy común que se aplica en Roma a quienes se rebelan contra el Estado. Es la primera de las tres rebeliones de esclavos que asolarán la República romana. La segunda ocurrirá en Agrigento, en (104 – 101) dirigida por Cleone. La última, la que será comandada por Espartaco, será la más importante. De todas maneras, la Sicilia romana con un periodo de vida plurisecular, no puede ser juzgada solamente a través de periodos históricos negativos puntuales. También hubo muchos de positivos en el esplendor de diversas ciudades, y en el campo de la cultura y de la arquitectura.

Los santos mártires Urbano, Teodoro y aproximadamente otros ochenta católicos recién llegados a Constantinopla para pedir la libertad del culto católico, son embarcados por orden del emperador de oriente, VALENTE, hasta la costa de Bithinia, donde la nave es incendiada con todos a bordo.

El gobernador militar de Tesalónica (Grecia) es asesinado. TEODOSIO I, deseando castigar a los tesalonicenses, les invita a los juegos del circo y organiza con ellos una verdadera carnicería, en la que mueren más de 7.000 personas. Es la primera vez en la historia que un príncipe bautizado comete tamaño acto de crueldad. Tan bárbaro acto merece que AMBROSIO, obispo de Milán y consejero de TEODOSIO I, le excomulgue, estableciendo la primera pugna histórica entre poder temporal y poder espiritual.

CLEMENTE IV comienza la predicación de una Cruzada siciliana que culmina con la organización de un ejército bajo la dirección de CARLOS de Anjou que, en la fecha, derrota y da muerte a MANFREDO, rey de Sicilia, en la Batalla de Benevento. Ni aún entonces MANFREDO puede descansar en paz ya que el arzobispo de Cosenza, juzgando que sus restos no deben yacer en su pretendido reino, feudo de la Santa Sede, manda desenterrarlos y trasladarlos a otro lugar, como Dante recuerda (Purgatorio, canto III). Además, CARLOS de Anjou, habiéndose apoderado de los tres hijos de MANFREDO, los hace cegar. CONSTANZA, esposa del futuro PEDRO el Grande de Aragón y Catalunya, que se disponía a reclamar para sí la posesión del reino de las Dos Sicilias, debe seguir esperando… Carlos de Anjou se proclamará rey de las Dos Sicilias como CARLOS I.

Sólo queda un miembro de la dinastía, CONRADINO de Suabia, sobrino de Manfredo e hijo de Conrado IV quien intentando recuperar la corona de Sicilia se enfrenta en 1268, con sólo 15 años de edad, a CARLOS de Anjou, en la Batalla de Tagliacozzo. CONRADINO consigue huir del campo de batalla, pero traicionado es entregado a sus enemigos.

La batalla de Agincourt ha comenzado y concluido en apenas media hora. Pero a primera hora de la tarde sucede algo inesperado. El señor de toda aquella zona y otros hombres de armas autóctonos, atacan por cuenta propia la retaguardia de ENRIQUE V y, aprovechando la relajación de la victoria, irrumpen en su campamento, matando a sus ocupantes (pajes y personal no combatiente). Al mismo tiempo, los jinetes de la tercera división francesa, aquellos que se han dispersado y huido sin combatir, se arrepienten de su conducta, reunen a 600 de aquellos hombres de armas fugitivos y llevan a cabo un último ataque montado que, como los anteriores, se estrella contra los ingleses. ENRIQUE V, ordena pasar por las armas a todos los prisioneros. La mayoría de ellos son ejecutados. Como los franceses llevan armaduras, los ingleses armados de hachas los matan quitándoles el yelmo (casco), o alzándoles las viseras, dándoles hachazos en la cara y la cabeza o, sencillamente, introduciendo las misericordias por las ranuras de las viseras. Así, con esta matanza, concluye la Batalla de Agincourt.

En la guerra de los Cien Años, los borgoñones se apoderan de la ciudad de Aigues Mortes pero los armañacs sorprenden y asaltan la guarnición, masacrando a todos los borgoñones que encuentran echándolos en una torre que más tarde se llamará Torres de los borgoñones. Los cadáveres son tantos que, para evitar la putrefacción, los cubren con sal: de aquí viene la expresión “bourguignon salé”, que forma parte del texto de una canción.

Del sultán turco MEHMET II se contará que en sus ratos libres se dedicaba a la horticultura, habiendo cultivado personalmente en la huerta de palacio unos melones. Cierto día desaparecieron unos melones y todas las evidencias indicaban que había sido uno de sus innumerables pajes. No confesándose el autor del delito, dispuso que se les fuese abriendo el vientre uno tras otro. Los restos de los melones a medio digerir se encontraron en el vientre del decimoquinto paje.