Visita del cardenal Tisserant a Montserrat con gran concentración de fieles catalanistas.

Sólo tres meses más tarde de la destitución de Galinsoga y dentro del contexto de la denominada ‘Operación Catalunya’, se pretende apretar la vinculación entre los sectores económicos catalanes y el gobierno franquista. Lo que menos interesa al régimen es seguir excitando la sensibilidad catalana. A instancias del alcalde de Barcelona, el notario Josep Maria de Porcioles, el gobierno ha preparado una visita del Caudillo, que comienza hoy, 30 de abril, y se prolongará hasta el 24 de mayo. En el programa figura la celebración de un consejo de ministros en Pedralbes durante el cual se aprobará la concesión de una Carta Municipal a la ciudad, la cesión del castillo de Montjuïc al municipio y la autorización para compilar el Derecho Civil catalán. Se celebrará el 1 de mayo (fiesta de san José Artesano) en el estadio del Barça y con emblemáticas visitas a la abadía de Montserrat y a la “inmortal ciudad de Gerona”. Estos gestos de apaciguamiento llegan después de una serie de acontecimientos poco gratos a un régimen que se ha impuesto a sangre y fuego, pero que no consigue ser aceptado.

La evolución ideológica de el abad de Montserrat, Aureli Maria Escarré, favorece que el monasterio se convierta, sobre todo desde el final de la década de los cincuenta, en un espacio de libertad donde se protegen iniciativas culturales y catalanistas. Poco a poco, el mismo abad toma un papel de más protagonismo, que lo enfrenta directamente al régimen franquista. El espíritu renovador impulsado por el papa Juan XXIII ayuda todavía más en la misma dirección. El momento culminante es la entrevista que Escarré concede al diario “Le Monde” y que es publicada en la fecha, bajo el título: “El règim espanyol es diu cristià, però no obeeix als principis bàsics del cristianisme”. Obviamente, esto no gusta a FRANCO, que lo forzará al exilio. En la entrevista a “Le Monde”, el abad Escarré tiene duras palabras dirigidas al régimen franquista. Niega la campaña de los 25 años de paz y dice que nada más han sido 25 años de victoria. Afirma que Catalunya es una nación entre las nacionalidades españolas y pide un clima de libertad y excarcelación de los presos políticos.

En la fecha, el abad de Montserrat, Aureli Maria Escarré, se ve obligado a trasladarse al convento lombardo de Viboldone y a renunciar al título de abad.

Cassiá maria Just i Riba, es nombrado abad de Montserrat (1966-1989). A pesar de tener una actitud más conciliadora que el abad Escarré, mantendrá la línea del monasterio en defensa de la democracia y de la catalanidad.

En enero de 1968, el abad de Montserrat Cassià Maria Just, encabeza una carta de 1.500 intelectuales, que critican los malos tratos de la policía.

Doscientas personas se encierran en el monasterio de Montserrat, entre ellas varios clérigos y artistas. Sigue la erosión del régimen franquista.

La celebración del proceso de Burgos promueve una amplia corriente de solidaridad a todos los niveles. El 12 de diciembre de 1970 más de 250 profesionales e intelectuales catalanes se encierran en Montserrat para pedir la nulidad del proceso y contra la dictadura. La acción se organiza clandestinamente y una vez la policía tiene noticia de ella, pone sitio al monasterio, asedio que se alarga durante tres días. Entre los encerrados se encuentran: Joan Miró, Antoni Tàpies, Joan Manuel Serrat, Josep Benet, Manuel Sacristán, Oriol Bohigas, Alexandre Cirici, Montserrat Roig, Raimon, Joan Oliver, Terenci Moix i Núria Espert. Por su parte, los obispos de San Sebastián (monseñor Argaya) y de Bilbao (monseñor Cirarda) en una carta conjunta piden clemencia para los acusados y condenan tanto el terrorismo como la represión. Unos meses antes, monseñor Cirarda se ha negado a oficiar la misa solemne para conmemorar la entrada de las tropas de FRANCO en Bilbao en 1937.

El encierro de Montserrat protagonizado en el mes de diciembre del pasado año por un grupo de intelectuales catalanes, dinamiza la toma de posición de este grupo social. El encierro de Montserrat provocará la creación de la Asamblea Permanente de Intelectuales Catalanes, plataforma unitaria antidictatorial que ayudará a forzar a que un año después se constituya la Assemblea de Catalunya. El núcleo organizador del encierro y de la Asamblea lo forman intelectuales vinculados al PSUC.

En el ámbito socialista catalán se produjo la división del Movimiento Socialista de Catalunya entre los que optaban por un socialismo marxista, representados por Joan Reventós, y los que postulaban una vía socialdemócrata moderada, liderados por Josep Pallach, que permaneció al exilio hasta el año 1967. Josep Pallach constituyó el Secretariado de Orientación de la Democracia Social Catalana, uno de los núcleos de los cuales surgió el Reagrupamiento Socialista y Democrático de Catalunya, organización constituida el noviembre del año 1974 en Montserrat, donde se integraron el Bloque Popular de Lleida de Joaquim Arana, un núcleo de socialistas católicos con Joaquim Ferrer y Josep Verde y el núcleo de Izquierda Republicana liderado por Heribert Barrera, que el año 1976 se separaron.