ENRIQUE de Trastámara (Infante de Aragón, hijo de Fernando de Antequera)

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Alfonso V de Aragón llegado a Valencia, proclama su enemistad hacia ÁLVARO de Luna.


ALFONSO V de Aragón que ha regresado de Nápoles a la península, quiere impedir el progreso de ÁLVARO de Luna junto al rey castellano JUAN II, que representaría la desaparición del partido aragonés en Castilla y de los beneficios que éste aporta. Llegado a Valencia en febrero de 1424 proclama su enemistad hacia ÁLVARO de Luna al que considera director en la sombra de la politica castellana y anuncia su decisión de intervenir militarmente para conseguir la libertad de ENRIQUE y restablecer la hegemonía de sus hermanos ENRIQUE y JUAN. Asimismo considera que el propio JUAN II, es un preso de su valido. Esta política de intromisión en los asuntos castellanos a través de los infantes de Aragón se prolongará hasta casi el final del reinado de JUAN II.

Ante la reacción de ALFONSO V de Aragón, ALVARO de Luna prefiere retirarse a un segundo plano.


Ante la reacción de ALFONSO V de Aragón, ALVARO de Luna prefiere retirarse a un segundo plano. El infante JUAN se entrevista con su hermano ENRIQUE en Torre Aracil, éste es liberado y se restablece el partido de los infantes que es encabezado por JUAN, ahora ya rey de Navarra. La recuperación de fuerzas de los infantes representa la caída de ÁLVARO de Luna, que es desterrado por una sentencia de 30 de agosto de 1427.

Se indica a Juan, rey de Navarra, que debe ser coronado en Navarra. Alfonso V recurrirá a las armas.


A finales de 1428, se indica a JUAN, rey de Navarra, que debe ser coronado en Navarra, la imposibilidad de que dos reyes convivan en un mismo reino y que debe permanecer, por tanto, en su propia tierra. Por otra parte, se desplaza a ENRIQUE hasta la frontera andaluza. Enterado de estas disposiciones ALFONSO V, que había heredado de su padre el deseo de reinar también en Castilla, anuncia que recurrirá a las armas en apoyo de sus hermanos. Pero esta vez ÁLVARO de Luna acepta el envite, lo que representa la guerra entre ambos reinos.

Alfonso V firma una tregua con Juan II de Castilla. Se estipula la expulsión de Castilla de Juan y Enrique.


El rey ALFONSO V consigue firmar en Majano una tregua de cinco años con el rey de Castilla, en la que se estipula la expulsión de los infantes JUAN y ENRIQUE de todo el territorio castellano.

Es hecho prisionero PEDRO cuando intenta nuevos movimientos a favor de sus hermanos en Castilla.


Cuando el infante de Aragón PEDRO intenta nuevos movimientos para recuperar la perdida posición de sus hermanos en Castilla, es hecho prisionero inmediatamente por el condestable. Su hermano, ENRIQUE, se ve obligado a entregar sus últimas posesiones para recuperar su libertad. Tras ello, los infantes PEDRO, JUAN y ENRIQUE marchan a Italia con su hermano ALFONSO V.

ÁLVARO de Luna llama a los infantes de Aragón con la promesa de devolverles sus posesiones.


Los nobles de Castilla se han hecho con Valladolid y, poco a poco, van aumentando su poder. Después de varias conferencias, ÁLVARO de Luna llama a los infantes de Aragón con la promesa de devolverles sus posesiones. Éstos regresan, pero cada uno lo hace situándose en bandos distintos: JUAN II de Navarra en la Corte, junto al rey de Castilla y ENRIQUE junto a los nobles sublevados. Ante lo desesperado de la situación, ÁLVARO de Luna propone una nueva conferencia, que tiene lugar en Tordesillas. Allí, al tratarse como tema básico la forma en que el rey debe capitular más que de una posible paz, JUAN II de Castilla tiene un gesto de autoridad y la suspende.

ÁLVARO de Luna es enviado de nuevo al destierro y Enrique y Juan retornan al poder.


El gesto real tiene dos consecuencias. Sus partidarios lo interpretan como un deseo de seguir luchando y, ante ello, JUAN II de Navarra cambia de bando. Tras una nueva reunión, esta vez en Castronuño, ÁLVARO de Luna es enviado de nuevo al destierro en su señorío de Ayllón y los infantes ENRIQUE y JUAN II de Navarra retornan al poder.

La actuación de Juan y Enrique en contra de la postura del rey anima a ÁLVARO de Luna a regresar.


Se reúnen Cortes en Valladolid, donde se define el programa de la oligarquía gobernante. La intervención de los infantes en los asuntos portugueses, jugando en contra de la postura de JUAN II de Castilla, y los resultados adversos que consiguen anima a ÁLVARO de Luna a intentar su regreso.

JUAN II de Castilla vuelve a ser prisionero de los infantes aragoneses y ÁLVARO de Luna queda confinado.


Durante cinco meses la lucha abierta se muestra favorable a ÁLVARO de Luna pero, inesperadamente, JUAN II de Castilla es entregado a su homónimo el rey de Navarra. Ante ello, ÁLVARO de Luna tiene que huir apresuradamente. JUAN II de Castilla vuelve a ser prisionero de los infantes aragoneses y ÁLVARO de Luna queda confinado. Así, pues, JUAN II de Navarra, vuelve a hacerse con el mando en Castilla de nuevo al lado de los enemigos del condestable ÁLVARO de Luna.

Los infantes de Aragón son los dueños absolutos de Castilla, poseedores de la persona del rey.


Los infantes aragoneses que han procedido a reformar el Consejo Real de Castilla continúan con su política de intervención en Portugal, apoyando a su hermana, LEONOR, que ha sido despojada de su regencia. La cuestión portuguesa vuelve a ser el fulminante y JUAN de Navarra, que prepara su boda con la hija del almirante Enríquez, da un golpe en Ramaga, expulsa o prende a todos los partidarios de ÁLVARO de Luna y a partir de la fecha, reduce al rey JUAN II de Castilla a una posición casi de cautividad. Los infantes de Aragón son los dueños absolutos de Castilla, poseedores de la persona del rey, JUAN reina en Navarra y es el lugarteniente de ALFONSO V en Aragón, Valencia y Catalunya. ÁLVARO de Luna se constituye en defensor de la libertad.