En 1487, el portugués Bartolomeu Dias, en sus decubrimientos por la costa africana, viaja más al Sur que ninguno de sus predecesores, y una fuerte tormenta le lleva aún más al Sur. Cuando cesa el mal tiempo, se encuentra en mar abierto, sin rastro alguno de tierra a la vista. Continúa hacia el Este y no encuentra nada. Toma de nuevo rumbo Norte para desandar su ruta y…

Bartolomeu Dias en su viaje que sigue la costa africana, avista tierra, pero la costa discurre de Este a Oeste. En algún punto la trayectoria hacia el Sur ha concluido, y el litoral ha torcido hacia el Este. La tormenta le ha impedido percatarse del punto donde se producía el cambio. Regresa hacia el Oeste y descubre aquel punto de cambio. Le llama «cabo de las Tormentas», tras lo cual regresa a Portugal a informar. JUAN II rebautiza el cabo como de «Buena Esperanza» para borrar el miedo que inspira, al tiempo que refuerza la esperanza de una nueva ruta hacia el fabuloso Oriente. Por desgracia, ni Enrique el Navegante, ni Bartolomeu Días ni el rey Juan II verán este sueño hecho realidad porque todos habrán ya muerto cuando finalmente se consiga.

En la fecha, la flota de Vasco de Gama, en su viaje hacia la India, dobla el cabo de Buena Esperanza. El mayor antecedente a esta aventura lo encontramos en la gesta del portugués Bartolomeu Dias, que en 1488 consigue doblar el cabo de Buena Esperanza, en el límite sur de África. Sin embargo, una de las mayores incógnitas de esta historia marítima será determinar por qué Portugal tarda toda una década en armar una nueva expedición que retome la senda marcada por Dias. Probablemente, la respuesta sea múltiple. Por un lado, Dias advierte de los grandes peligros y corrientes adversas que supone adentrarse en aquellas aguas más allá del cabo de Buena Esperanza (no en vano, él mismo se refiere a aquel punto geográfico como “cabo de las Tormentas”). Por otra parte, el interés de la Corona portuguesa por la expansión ultramarina ha menguado en unos años en los que el rey Juan II, se encuentra inmerso en un enfrentamiento abierto con la nobleza debido a su pretensión de afianzar el poder de la monarquía. Sin embargo, en 1495 al producirse el relevo en la monarquía portuguesa, el nuevo rey MANUEL I el Afortunado, ha vuelto su mirada al mar.

El 25 de diciembre la flota de Vasco de Gama que se dirige a la India bordea una costa del África del Sur que los portugueses llamarán Natal (Navidad).

Portugal, en la fecha, consigue expulsar a los holandeses de la costa brasileña: Capitulación de Recife (1654). La devolución de Brasil holandés a Portugal será sancionada por la paz de La Haya (1661). Por otra parte, Portugal recupera sus posesiones de África en manos de los holandeses, aunque pierde la mayor parte de sus factorías asiáticas.

Los españoles, en la fecha, conquistan en la costa mediterránea de África Occidental, las islas Alhucemas. Con ello se pretende, esencialmente y al margen de intereses económicos, controlar la actividad de los corsarios berberiscos y preservar el Mediterráneo occidental de los otomanos.

El primer europeo no musulmán en entrar en Tombuctú fue el explorador escocés Alexander Gordon Laing, que salió de Trípoli en febrero de 1825 con la intención de estudiar la cuenca del río Níger. Llega a Tombuctú en agosto de 1826 y es obligado a marchar pocas semanas después, aunque no llegará muy lejos, pues es asesinado en el desierto. La ciudad fue fundada por los tuareg en torno al año 1100 por su proximidad al río Níger como un puesto de comercio, durante la dinastía Mandinga. Tombuctú era el punto de entrada al desierto del Sahara en la ruta transahariana; aquí se reunían los camelleros tuareg, quienes comerciaban con la sal que traían del Mediterráneo y la intercambiaban con oro, fruta y pescado con las tribus negras que poseían dichos bienes en abundancia. La procedencia del oro con el que comerciaban estas tribus era desconocida, y sumado al hecho que no se permitía la entrada a la ciudad a los no musulmanes, originó las más diversas leyendas sobre la ciudad. Tuvo su mayor esplendor durante el reinado de los Askia (1493-1591), con más de 100.000 habitantes de diversas etnias: bereberes, árabes, mauritanos, bambas y tuareg.

Las expediciones británicas han combatido a los ashanti a partir de 1824. Hasta 1831 Gran Bretaña no ha tenido la seguridad de dominar por completo la costa, que habrá de conocerse como «Costa de Oro».

La noche del 1 de julio de 1839 los esclavos que transporta el barco español “Amistad” se amotinan en aguas de Cuba. Unos 500 africanos han sido secuestrados en Sierra Leona y transportados hasta La Habana, Cuba, (entonces colonia española) por el barco negrero portugués Tecora, donde son vendidos como esclavos. Cincuenta y tres de ellos son trasladados a la Amistad. El viaje comienza el 28 de junio de 1839 con dirección a Puerto Príncipe. Sin embargo, el 2 de julio, uno de los africanos, de nombre Joseph Cinqué, consigue liberarse y hace lo mismo con los demás cautivos. Los confinados matan al cocinero del barco y también al capitán, en una lucha en que también mueren dos de los esclavos. Dos marineros escapan. Sin embargo, perdonan las vidas de los dos dueños de la carga humana a bordo, de apellidos Ruiz y Montes, quienes les han prometido que conducirán la embarcación hacia África. También perdonan al esclavo personal del capitán. No obstante, los africanos serán engañados, siendo conducidos hacia el norte con rumbo a la costa estadounidense, donde el barco será avistado repetidas veces y definitivamente abordado.

En Egipto, Muhammad Ali muere en 1849, y su hijo Ibrahim ha fallecido un año antes. El país abandona cualesquiera intentos de conquista e inicia sus primeros e inseguros pasos para convertirse en miembro de la comunidad europea de naciones. Al igual que Panamá, África ofrece un estrecho istmo entre dos océanos. Un canal a través del istmo de Suez uniría los mares Mediterráneo y Rojo y, por tanto, los océanos Atlántico e índico. La ruta marítima de Gran Bretaña a la India se reduciría a la mitad.
La apertura de ese canal ya se ha intentado varias veces, en épocas antigua y medieval, pero nunca se ha coronado con éxito. Ahora se acerca el tiempo de intentarlo de nuevo.