Los holandeses -tres millones de habitantes- ya hacía siglos que abrían compuertas cuando la marea era baja, elevaban el agua empleando fuerza humana o animal, levantaban diques, pero poco podían aprovechar el suelo recuperado al carecer de buenos medios de secaje. Por otra parte con estos medios rudimentarios les fue imposible combatir inundaciones tan terribles como las que sufrieron a lo largo del siglo XVI, especialmente la violentísima del año 1560 en el día de Todos los Santos. Estos hechos obligaron a las autoridades a crear una política de aguas con más rigor de la que ya se había iniciado en el siglo XIII. A partir de entonces, toda la Holanda septentrional quedó sembrada de molinos de viento, muy eficaces para el bombeo de las aguas.
PAÍSES BAJOS ESPAÑOLES (1555-1714)
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Margarita de Parma toma sus decisiones asesorada por el cardenal Granvela, ignorando a los demás consejeros.
MARGARITA de Parma toma sus decisiones asesorada por el cardenal GRANVELA, ignorando a los demás consejeros, lo que coloca a los Países Bajos en la pendiente de la rebelión al sentirse los demás consejeros marginados de la política real. Entre estos consejeros se distinguen los nobles católicos: EGMONT, HORN y GUILLERMO de Orange, llamado este último el Taciturno por su escasa afición a la charla. El cardenal GRANVELA ha aplicado: Incremento de los impuestos, decretos del Concilio de Trento como leyes de Estado, auge de la Inquisición, oposición a la participación de los Estados Generales en el gobierno. Por todo ello, los nobles en los Países Bajos creen que FELIPE II debería acudir para poner paz y orden personalmente, pero su majestad no está dispuesto a emprender ese viaje, una y otra vez lo dará como aplazado.
Felipe II recibe de Roma un diezmo para que pueda seguir sus guerras contra los infieles.
Mientras FELIPE II, nombrado protector de la Iglesia, recibe del papado los derechos de un diezmo sobre las rentas de la silla de Roma por un período de cinco años -para que pueda continuar sus guerras contra los infieles- la tensión en el Mediterráneo, en los Países Bajos y en la vecina Francia, dividida entre católicos y una minoría muy activa de herejes que luchan bajo influencias extranjeras, crece.
El protestantismo hace causa común en toda Europa.
El protestantismo hace causa común. Domina mayoritariamente las cámaras inglesas, es una fuerza importante en Francia, agita los Países Bajos, el imperio alemán y algunos pocos rincones de Italia. Desde Ginebra, las nuevas doctrinas -religiosas, sociales, políticas- ganan los puertos, las ciudades y las zonas comerciales. FELIPE II y el papado defienden solidariamente la catolicidad y su empresa esta, a la vez, amenazada por el gran turco. Incluso otómanos y protestantes llegarán a comprender que existe una causa común que los une. Dos culturas distintas y distantes se enfrentan contra la catolicidad, que comienza en estas fechas a ser vista como un único patrimonio de FELIPE II y del Papa.
Es este un período de tranquilidad aparente y calma para FELIPE II.
Es este un período de tranquilidad aparente y calma para FELIPE II. SOLIMÁN reagrupa sus fuerzas en el interior de sus dominios. En los Países Bajos se vive un tenso compás de espera. Permanecen en España RODOLFO y ERNESTO, los hijos del emperador MAXIMILIANO II. El príncipe CARLOS se entrega a difundir bulos e infamias contra su padre el rey. Se habla mal de la de Eboli y Ruy Gómez sufre en silencio las murmuraciones al tiempo que le nacen nuevos hijos, y su amigo y compañero de la infancia, FELIPE II, entristece al notar que ISABEL, la reina venida de Francia, se resigna y le resigna a no hallar descendencia.
Las 17 provincias de los Países Bajos viven las agitaciones de la liga protestante.
En la fecha, las 17 provincias de los Países Bajos viven las agitaciones de la liga protestante. Entre las imposiciones de FELIPE II que agravan la situación se cita el intento de materialización de los decretos del Concilio de Trento. Gentes de la pequeña nobleza, entre ellos GUILLERMO de Orange y los condes de EGMONT y HORN y diversos personajes calvinistas -más de 2.000 personas- que colaboraban en principio con el poder español, se hacen eco de diversas demandas. Firman -en la fecha- un compromiso, llamado el «Compromiso de las ciudades» o «Compromiso de Breda», reclamando la abolición de la Inquisición y la implantación de la tolerancia religiosa. En esta ocasión un consejero de la gobernadora tratará a los firmantes de «pordioseros» (en francés gueux) epíteto que los sublevados adoptarán para su movimiento y que difundirán hacia 1568.
Desde Bruselas se informa al rey FELIPE II, que la mitad de la población está «infectada por la herejía»
En una carta desesperada, el gobierno de Bruselas informa al rey FELIPE II, que la mitad de toda la población de los Países Bajos está «infectada por la herejía» y que cerca de 200.000 hombres se habían levantado en armas para destruir a la Iglesia Católica. (Revolución nacionalista calvinista)
En Amberes cuatrocientas iglesias y monasterios quedan desnudos, con sólo los muros y el techo.
A finales de 1566, en Flandes, en Zeelanda, en Holanda y en Frisia, piezas de arte valiosísimas son destruidas, sacerdotes y religiosos golpeados y maltratados, multitud de libros quemados y las vidrieras de iglesias y catedrales rotas. En algunos sitios, los asaltantes se reúnen a comer y a beber en los templos así «purificados». En Amberes, no se salva ni uno solo. En pocas semanas, cuatrocientas iglesias y monasterios quedan desnudos, con sólo los muros y el techo.
En los Países Bajos, por suerte, la insurrección desaparece rápidamente.
En los Países Bajos, por suerte, la insurrección desaparece rápidamente. La nobleza está asustada por los desmanes ya que nunca ha tenido esa intención y ni mucho menos esperaba que las cosas llegasen hasta ese extremo. El pueblo, en el momento en el que supera el hambre, abandona el campo de batalla. Sólo los calvinistas siguen en la intransigente oposición. Pero ante todo, la revuelta ha revelado la fragilidad del poder de FELIPE II en aquellas tierras.
Los Países Bajos proporcionan a España, productos manufacturados sin los cuales no sobrevive la industria.
A cambio, los Países Bajos proporcionan algo todavía más trascendental para España: productos manufacturados sin los cuales a duras penas sobreviviría la industria y la agricultura colonial y metropolitana. Los productos metalúrgicos, las armas y los paños, destacan por su volumen. Pero son los abastecimientos de cereales y madera para la construcción de barcos la médula de las importaciones españolas y lo que crea el vínculo de dependencia más fuerte.