Las Juntas Militares de Defensa, reconocidas desde el año 1916, tienen por objeto defender los intereses profesionales y económicos de los oficiales. Entre los que destacan el tema de los ascensos que, con motivo de la guerra de Marruecos, se ve alterado al establecer la posibilidad de ascensos según los méritos en campaña; ante ésto, surgen dos bandos: los junteros, a favor de una organización jerárquica del ejército y los africanistas, partidarios de ascender en función de méritos. De esta forma se genera una lucha interna en el ejército y los oficiales se convierten en posibles instrumentos del favor político, al tiempo que se agudiza entre ellos el deseo de suplantar al poder civil.

CAMBÓ había prometido, en 1919, que no formaría parte de Gobierno alguno si no se había concedido antes la autonomía catalana. Esa segunda colaboración ministerial, sin concesión alguna para Catalunya, le cuesta a la Lliga, en mayo de 1922, la escisión peor de su historia: la de Acció Catalana. En efecto, Acció Catalana se forma en Barcelona como consecuencia de la convocatoria, en la fecha, de la Conferència Nacional Catalana por parte de la Joventut Nacionalista de la Lliga, algunos militantes de la extinta UFNR y diversos intelectuales independientes. La ruptura con la Lliga se produce en el contexto de la segunda participación de CAMBÓ en el Gobierno. A pesar de su tendencia no separatista, se presenta como una opción nacionalista mas radical que la de la Lliga y con la idea que la agitación cultural es un buen medio para ‘fer pàtria’. Son sus líderes intelectuales como Jaume Bofill i Mates, Antoni Rovira i Virgili, LLuis Nicolau d’Olwer y Raimon d’Abadal, con el diario «La Publicitat» como portavoz.

A partir del FDN, fundado por Macià en enero de 1919, en julio de 1922 se crea Estat Català (EC), partido de carácter independentista que intenta agrupar todo el nacionalismo radical. Sus líderes principales, además de Macià, son Daniel Cardona, Ventura Gassol y Jaume Aiguader. Rechazan el juego parlamentario estatal y buscan la proclamación de la República Catalana. Durante la dictadura, Macià pasa al exilio y empieza a buscar apoyos para la causa catalana, incluso en el Komintern. Con el regreso de Macià a Catalunya (febrero de 1931), Estado Català (EC) se integra a ERC, aun cuando los sectores más radicales impulsan otras formaciones.

La noche misma del 14, apenas 24 horas después del Manifiesto, Primo Rivera tomará el tren de Barcelona camino de Madrid, donde Alfonso XIII ha requerido su presencia con la intención de encargarle la formación de un nuevo Gobierno. La Dictadura ha comenzado su andadura.

Este año se concede el premio Nobel de Literatura a Jacinto BENAVENTE por » Los intereses creados».

Cuando la cuestión de las responsabilidades del Desastre de Annual atenaza a los conservadores y salpica al propio Rey, éste llama a CAMBÓ el 30 de noviembre de 1922. CAMBÓ sabe que ALFONSO XIII ha consultado con MAURA la conveniencia de una dictadura ejercida por el propio rey para salir de la crisis y que éste se lo ha desaconsejado. El rey le dice a CAMBÓ que MAURA está viejo y no queda otro dirigente político de talla suficiente para afrontar la situación que el propio CAMBÓ. Le ofrece el poder total, para que gobierne con Cortes o sin ellas en el momento que le estorben. El rey le dice que está dispuesto a jugarse su suerte con la de CAMBÓ, pero le pone como condición que deje de ser el líder de «aspiraciones catalanas y que se domicilie en Madrid. «¿Por qué se tiene usted que sacrificar y nos tiene que sacrificar a todos por Catalunya, si de Catalunya usted no recibe más que agravios y no se le tiene la consideración que usted merece?». CAMBÓ sale indignado y lamenta que el rey le haya creído capaz de «traicionar mis convicciones de siempre».

Al día siguiente, CAMBÓ presenta una proposición acusatorio contra el Gobierno conservador de Allendesalazar al producirse la catástrofe de Annual, lo cual comporta la dimisión del gabinete también conservador de Sánchez GUERRA y la llamada a los liberales.

A fines del año 1922 sube al poder en España un gobierno de Concentración Liberal que es mucho más el producto de la división del adversario que de la coincidencia de programas. Los liberales logran unirse bajo un programa común que, en resumen, da la sensación de haber sido inspirado por Melquíades Álvarez. En teoría, se trata de lograr una amplia democratización de la Monarquía que haga inapreciables sus diferencias con la república. Sin embargo, desde un principio permanecen las diferencias de fondo entre los coaligados y, sobre todo, no quedan eliminados los procedimientos tradicionales del sistema político de entonces.

José Ortega y Gasset, en 1915, había fundado la revista «España» y en 1923 funda la «Revista de Occidente», vehículo de difusión de las ideas filosóficas y culturales europeas.

El sistema político de la Restauración en España está en plena crisis a la altura del año 1923. Aunque se ha producido algún cambio en su seno lo cierto es que éste ha sido muy insuficiente y sólo ha contribuido a multiplicar la inestabilidad. En las elecciones resulta cada vez más difícil controlar los resultados desde el poder. El turno de partidos ideado en 1876 ha dejado de funcionar. Se ha producido una proliferación de pequeños grupos que, al exigir una cada vez mayor participación en el poder, favorecen la inestabilidad gubernamental. El caciquismo resulta insostenible en la mayoría de los núcleos urbanos y la indiferencia ante la vida política se generaliza. En el período comprendido entre 1917 y 1923 ha habido veintitrés crisis totales y treinta parciales. No puede extrañar que la opinión pública piense que el Estado va a la deriva en manos de unos incapaces.