PÍO XII, durante su Pontificado canoniza a 33 personas, incluyendo a su predecesor el Papa Pío X. Crea también numerosos cardenales (32 en 1946 y 24 en el 53), muchos de ellos no italianos, iniciando por lo mismo un proceso de internacionalización del Colegio Cardenalicio. Es el primer Papa en ser conocido ampliamente por medio de la radio, e incluso por la televisión. En el campo moral precisa, entre otras cosas, el concepto de culpa colectiva y se pronuncia sobre el problema de la inseminación artificial. En el campo social renueva de manera vigorosa la enseñanza social de la Iglesia, extendiéndola a nuevos temas surgidos con el avance del mundo. De manera muy especial destaca en su Magisterio su clara preocupación por la persona humana, a tal punto que ésta ha sido considerada el núcleo de sus enseñanzas sociales, en torno a la cual se pueden articular temas tan diversos como la comunidad social, la nación, el orden internacional, la propiedad, el trabajo y la economía. Con énfasis enseña que la persona humana es tanto el origen como el fundamento y la meta de la vida social.

En el año santo de 1950, son canonizados: Antonio María Claret, fundador de las Misiones del Corazón Inmaculado de María y María Goretti, en el que fue el momento más emocionante y glorioso del Jubileo. Pío XII abrió el Año Santo en un horizonte cargado de tensiones y con las heridas de la segunda guerra mundial todavía no cicatrizadas. Un mensaje de paz subyace en el Jubileo del año 1950. Es el año del “gran retorno y del gran perdón” de todos los hombres, también de los más alejados de la fe cristiana. Europa estaba dividida en dos partes y los católicos del Este no podían ir a Roma. No obstante estas dificultades, la participación de los peregrinos fue extraordinaria y la audiencia con el Papa, a partir de este Jubileo, entró a formar parte integrante de la vida de los fieles. Videre Petrum pasó a ser el objetivo de muchos. Durante el año jubilar Pío XII proclamó el dogma de la Asunción de María, en la Plaza San Pedro en presencia de casi quinientos mil fieles y 622 obispos. Otro aspecto significativo fue el espectáculo ofrecido por la presencia de los peregrinos. Su ejemplo fue definido: “la mejor predicación de este siglo”.

El Papa Pacelli se caracteriza asimismo por tener una profunda piedad mariana. No hay día en que deje de rezar la oración del Rosario, siempre a la misma hora. En el Año Santo de 1950, en la fecha, PÍO XII define solemnemente el Dogma de la Asunción de la Bienaventurada Virgen María; con ello no hace más que reafirmar una creencia popular, pues el pueblo fiel viene celebrando, desde los tiempos del Papa San León Magno en el siglo V, la Festividad de la Asunción (15 de agosto). Al mismo tiempo, pone de relieve, frente al materialismo reinante en muchos países y en amplios sectores de la sociedad, que el hombre entero, alma y cuerpo, está destinado a gozar de una felicidad eterna en el cielo. “Agnosce, Christiane, dignitatm tuam”… “¡Reconoce, cristiano, tu dignidad!”, ha escrito el papa San León en el siglo V.

La festividad de San José Obrero es creada, en la fecha, por el Papa PÍO XII para elevar la dignidad del trabajo y promover el reparto equitativo de derechos y deberes en el mundo laboral, inspirada en el día del Trabajo que se celebra en el ámbito civil.

El 27 de agosto de 1953 se firma un concordato entre la Santa Sede y España impulsado por el ministro del Exterior Martín Artajo, que será clave para la política interior y para el reconocimiento internacional de España. En el concordato se reconoce la oficialidad del catolicismo, la obligatoriedad de la enseñanza religiosa, el reconocimiento pleno, a efectos civiles, del matrimonio canónigo, la inmunidad judicial y exenciones tributarias para los clérigos, y una dotación económica para el clero que será revisable según el nivel de vida. El régimen, que tiene como religión oficial la catòlica, cambia los símbolos fascistas por el nacionalcatolicismo, una ideologia ultraconservadora y tradicionalista. El artículo I de este Concordato, estipula que la Religión Católica, Apostólica, Romana sigue siendo la única de la nación española, y gozará de los derechos y de las prerrogativas que le corresponden en conformidad con la Ley Divina y el Derecho canónico. Por su parte, Franco consigue de Pío XII el derecho de representación de obispos, aunque la Santa Sede puede nombrar libremente a los obispos auxiliares.

Aparece por parte de los católicos de China, una iniciativa similar a la de los protestantes unos años antes. Pero el Papa PÍO XII, en plena cruzada anticomunista, se niega a cualquier negociación. Al contrario, ordena al nuncio Antonio RIBERI reforzar la Legión de María, mientras invita a los católicos chinos a acudir gozosos al martirio. La represión es durísima. Todos los misioneros católicos son encarcelados y expulsados del país.

En un discurso a la Federación de Mujeres Italianas, el 14 de octubre de 1956, PÍO XII afirma que, en virtud de un destino común, aquí en la tierra, no hay campo de la actividad humana que deba permanecer cerrado a las mujeres. Sus horizontes se extienden a todos los ámbitos de la política, el trabajo, las artes, los deportes, pero siempre en subordinación a las funciones primarias que la naturaleza le ha adjudicado.

Fallecimiento de S.S. Pío XII a la edad de 82 años en la pequeña localidad de Castel Gandolfo (junto al lago Albano, Lacio), en donde se halla la residencia estival de los pontífices: la villa Barberini, construida por Carlo Maderno, en los primeros años del siglo XVII. En el período final de su vida, durante sus últimos tres años, el pontífice enfermo se ha aislado y se ha comunicado con la Curia y con el exterior sólo a través del pro-secretario de Estado, Domenico Tardini, y de su enérgica gobernanta, sor Pasqualina. Pequeño de estatura, delgado y ascético de apariencia, su personalidad irradiaba nobleza, servicio, bondad… y santidad. Siempre se le veía cordial con todos, preocupado más en las necesidades de los demás que en las propias, dando abundantes muestras de caridad concreta especialmente para con quienes sufrieron por la guerra… Durante su pontificado, el Vaticano tuvo que afrontar fuertes críticas por su presunta pasividad en la Segunda Guerra Mundial ante la cuestión judía.

El presidente de USA, Eisenhower, al morir el Papa Pío XII dijo: El mundo es más pobre después de la muerte del Papa Pío XII.  El bien de los judíos requería que el Papa se abstuviera de hacer declaraciones contra los Nazis durante la ocupación alemana. La ayuda se tenía que efectuar por otros medios. También la Cruz Roja Internacional y el Consejo Ecuménico de las Iglesias coincidieron con la Santa Sede en que era mejor guardar silencio para no poner en peligro los esfuerzos a favor de los judíos. Pero nadie ataca a la Cruz Roja por su silencio ante el Holocausto. El diplomático Israelí Pinchas Lapide calculó que Pío XII fue personalmente responsable por salvar al menos 700.000 judíos.

El testimonio de caridad y de santidad de PÍO XII, sin duda, es el origen de numerosas conversiones, de las cuales la más famosa será la del Gran Rabino de Roma, quien al bautizarse tomará su nombre: Eugenio Zolli. Él, impresionado por esa caridad y cuando todavía es el Gran Rabino de Roma, recibe de Pío XII cuanto oro falta para reunir los cincuenta kilogramos que la comunidad israelita ha de entregar a las fuerzas alemanas de ocupación en un lapso de veinticuatro horas, so pena de ser deportados sus principales miembros; asimismo es testigo de como, una vez desencadenada la persecución en Roma, Su Santidad suspende de modo extraordinario las severas prescripciones del Derecho Canónico, de modo que se alberguen a las familias judías en la más estrecha clausura. Muchos y magníficos ejemplos de esta extraordinaria caridad cristiana serán recogidos por Zolli en su obra Antisemitismo.