DICTADURA DE MIGUEL PRIMO DE RIVERA. (1923-1930)

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Constituyen un motivo de asombro para muchos, las escasas dificultades que PRIMO de RIVERA encuentra frente a los movimientos obreros.


Para los opositores a la Dictadura constituyen un continuo motivo de asombro las escasas dificultades que PRIMO de RIVERA encuentra frente a los movimientos obreros, cuando éstas han sido tan grandes durante la monarquía constitucional. A partir del año 1923, el número de huelgas disminuye de una manera vertiginosa y sólo se produce un aumento en la fase final de la Dictadura. Es cierto también que la situación económica mejora y lo mismo la asistencia social, pero, vistos los antecedentes, el hecho causa perplejidad. PRIMO de RIVERA no lleva a cabo una represión muy dura o indiscriminada: solicita y consigue colaboración de los socialistas y sólo respecto a los anarquistas y comunistas su actitud es más severa, pero también discriminada y no son ilegalizados todos los sindicatos de esta significación. Es posible que juegue un papel importante en la paz social vivida durante el período dictatorial tanto la sensación de autoridad desde arriba como la de cansancio por la práctica del terrorismo en los medios anarquistas. Se produce una drástica disminución de la conflictividad durante el período, perceptible en la radical disminución del número de atentados: se pasará de 1.259 en los años anteriores a 1923 hasta una cifra de sólo 51 en los cinco posteriores.

Los políticos de la oposición liberal y conservadora tratan de influir en el ánimo del rey ALFONSO XIII para marginar al dictador.


Durante los primeros meses, los políticos de la oposición liberal y conservadora tratan de influir en el ánimo del rey ALFONSO XIII para marginar al dictador. Poco a poco va viéndose con más claridad que los políticos de turno no iban a conseguir desplazar a PRIMO de RIVERA a base de influir en el monarca por lo que se empiezan a plantear la posibilidad de recurrir al Ejército.

Se disuelven todos los Ayuntamientos y las Diputaciones Provinciales.


El tema de la regeneración política es uno de los principales propósitos que han llevado al general PRIMO de RIVERA a hacerse cargo del gobierno del país y a ello se dedica desde el primer momento, centrándose, sobre todo, en la persecución del caciquismo. Para ello, el general utiliza fundamentalmente dos métodos: por un lado, la intervención del Gobierno a nivel local y, por otro, una serie de medidas legislativas de carácter nacional. Sin duda, la más espectacular de ellas es la actuación a nivel local. Durante los meses comprendidos entre septiembre de 1923 y abril de 1924 se intentará poner en marcha lo que Joaquín Costa denominará «política quirúrgica» que, fundamentalmente, consiste en perseguir a los caciques de los pueblos y prohibir las recomendaciones. Para ello, en la fecha, se disuelven todos los Ayuntamientos y las Diputaciones Provinciales y son sustituidos por los vocales asociados. Ahora los gobernadores civiles de las provincias son militares quienes eligen por aclamación presidente de la Mancomunidad de Catalunya a Alfons Sala Argemí.

El Partido Comunista es declarado ilegal a finales del año 1923.


El Partido Comunista es declarado ilegal a finales del año 1923. Su vida sigue siendo lánguida a pesar de que se sigue publicando alguno de sus periódicos. En estos años se incorporado al partido un núcleo de dirigentes sevillanos de procedencia anarquista que desempeñarán un importante papel durante la Segunda República. Los sindicatos libres tendrán el apoyo del Gobierno y conseguirán dominar una parte considerable del sindicalismo barcelonés, y el sindicalismo católico se sentirá marginado a pesar del papel relevante que alguno de sus militantes desempeñará en la Unión Patriótica.

El proyecto regeneracionista de José Calvo Sotelo, es aplicado a partir de 1924, en lo que tiene de más esencial.


En cambio, lo que sí llegará a cumplirse es otra parte esencial del programa del regeneracionismo político: la elaboración de un Estatuto Municipal con un sentido marcadamente autonomista y descentralizador. Su principal impulsor es José CALVO SOTELO, que es Director General de Administración Local, y consigue convencer a PRIMO de RIVERA que, en este aspecto, resulta fácilmente influenciable, de que la reforma de la Administración Local es uno de los pilares fundamentales del programa regeneracionista. El proyecto está inspirado en el planteado anteriormente por Antonio MAURA pero, a diferencia de éste, el de CALVO SOTELO tiene un carácter más democrático y autonomista. En su preámbulo comienza diciendo que el Estado, para ser democrático, ha de apoyarse en municipios libres, lo que no deja de ser una afirmación sorprendente para una disposición legal de una etapa dictatorial. Por ello, no tiene nada de particular que cuando es discutido en el Consejo de Ministros surja una decidida oposición a algunos de sus aspectos más liberales, como la elección democrática de los alcaldes o el voto de la mujer. El proyecto es aprobado tras su discusión y acaba siendo aplicado, a partir de 1924, en lo que tiene de más esencial. De todas maneras, los alcaldes continuarán siendo elegidos por el Ministerio de la Gobernación, incumpliendo así el propósito regeneracionista. Un aspecto positivo que tendrá la aprobación del Estatuto es el espectacular aumento de las posibilidades de gasto y, por lo tanto, también las mejoras en la infraestructura municipal.

Durante la dictadura de PRIMO de RIVERA (1923-1929), Manuel Carrasco i Formiguera es perseguido y encarcelado durante seis meses.


Durante la dictadura de PRIMO de RIVERA (1923-1929), Manuel Carrasco i Formiguera es perseguido y encarcelado durante seis meses por los contenidos del semanario L´Estevet, que él mismo ha fundado. También es multado y obligado a vivir fuera de Catalunya por haberse negado, junto con otros compañeros directivos, a dejar de publicar la «Guía Jurídica de Catalunya». Carrasco, en cualquier caso, entiende su acción política como un servicio y, sobre todo, como una oportunidad muy valiosa para ayudar al prójimo.

La oposición a PRIMO de RIVERA está compuesta por los viejos partidos del turno, los republicanos y determinados sectores del Ejército.


La oposición a PRIMO de RIVERA está compuesta por los viejos partidos del turno, los republicanos, determinados sectores del Ejército, la casi totalidad de los intelectuales, comunistas y anarquistas. Hay que tener en cuenta que la Dictadura no ha prohibido ningún partido político ni ha actuado con crueldad respecto a los opositores e incluso la censura se comporta con dureza sólo en contadas ocasiones. Como la Dictadura desplaza del poder a los partidos del turno, resulta lógico que éstos muestren su oposición al nuevo régimen. En un primer momento el golpe de Estado es considerado como inevitable y los propios políticos que están en el poder se muestran en actitud de expectativa, dispuestos a aceptar cualquier tipo de crítica al sistema siempre que a ellos no les afecte de una manera directa. Pero con el paso del tiempo la llamada «vieja política» irá aumentando su irritación.

Primo de Rivera se reúne en Barcelona con los dirigentes catalanes a fin de conseguir la colaboración con el régimen de varios sectores conflictivos.


Muy pronto PRIMO de RIVERA olvida sus propósitos regionalistas, y se puede decir que los años de su gobierno constituyen una marcha progresiva hacia el centralismo. En enero de 1924 el Dictador se reune en Barcelona con los dirigentes catalanes a fin de conseguir la colaboración con el régimen de sectores tan divergentes en política como el albismo, la Federación Monárquica Autonomista y la Lliga. PRIMO de RIVERA tan sólo logra el apoyo del sector más españolista: la Unión Monárquica Nacional, mientras que la mayoría responde negativamente. En un principio parece que el Dictador va a permitir la existencia de la Mancomunidad de Catalunya, pero su Presidente, Alfonso Sala, se enfrenta a las autoridades militares del régimen en Catalunya, los generales Barrera y Milans del Bosch. Muy dura es la correspondencia cruzada entre PRIMO de RIVERA y Sala. La ruptura definitiva se produce en el momento en que se hace público el Estatuto Provincial.

PRIMO DE RIVERA designa a Alfons Sala, de la Unión Monárquica Nacional, presidente de la Mancomunitat.


En la fecha, PRIMO DE RIVERA designa a Alfons Sala Argemí, de la Unión Monárquica Nacional, presidente de la Mancomunitat. Empieza el camino hacia la liquidación definitiva de la institución.