AVIÑÓN: SEGUNDA CAUTIVIDAD DE BABILONIA (1309-1378)

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Ya en su lecho de muerte, JUAN XXII se retracta de su afirmación, dicha el 1.11.1331 en la Catedral de Aviñón.


Fallece el papa JUAN XXII. Ya en su lecho de muerte se retracta de su afirmación, dicha el 1.11.1331 en la Catedral de Aviñón, expresando que la había dicho a título personal y diciendo: «Confieso y creo que las almas, separadas del cuerpo y purificadas, están en el cielo con Jesucristo y con los ángeles, ven a Dios y la divina Esencia claramente y cara a cara. Si alguna vez he predicado, dicho o escrito lo contrario, lo revoco expresamente». Fallece al parecer asesinado por un marido que lo ha sorprendido en el lecho de su mujer. Otra versión dice que muere de apoplejía en pleno acto sexual. La pugna entre LUIS IV de Baviera y JUAN XXII que termina sin vencedores ni vencidos, servirá para poner de manifiesto la progresiva autonomía del poder imperial germánico con respecto a los pontífices. Al papa Juan XXII se debe la institución del Tribunal de la Sagrada Rota y de la fiesta de la Santísima Trinidad. Las profecías de San Malaquías se refieren a este papa como De surore osseo (Del zapatero de Ossa), cita que hace referencia al oficio de su padre y a que en un principio se le consideró erróneamente miembro de la familia Heusse (Ossa).

BENEDICTO XII (20.12.1334-24.4.1342) Se trata de Jacobo Fournier. Fue el tercero de los Papas de Aviñon.


BENEDICTO XII es entronizado Papa (8/1/1335-24/4/1342). Se trata de Jacobo Fournier. Es el tercero de los Papas de Aviñon, nacido en Saverdun, en la? provincia de Tolosa (Francia). Se dirá que al conocer el resultado ha gritado a los cardenales «Han elegido a un asno». A su iniciativa se debe la construcción del gran palacio pontificio de Aviñón (1335-1367). Por otra parte, la ciudad es circundada por bastiones. La corte aviñonesa es una de las más fastuosas de la Europa medieval. Vacante el imperio, entregará numerosas ciudades italianas a nobles contra el pago de cánones porque, según dice, «vacante el imperio, toda su potestad recae en el Pontífice, único Vicario del supremo Rey Jesucristo en la tierra». Anatematizará a los sedicentes «fraticelli». No podrá llegar a un entendimiento con LUIS de Baviera y se negará a favorecer a sus parientes y amigos, aunque continuará con la forzada costumbre de sus antecesores de nombrar cardenales franceses.

La mayoría de los cardenales reunidos en cónclave se oponen al regreso a Roma.


Después de la muerte de Juan XXII, la mayoría de los cardenales reunidos en cónclave se oponen al regreso a Roma, por lo que exigen al cardenal de Comminges, cuya elección se da por segura, el compromiso de permanecer en Aviñon. Su negativa provoca una inesperada búsqueda de candidatos. Durante la primera votación el 20 de Diciembre del año 1334, muchos electores, creyendo interpretar el sentir de el cónclave, votan por el desconocido Cardenal Fournier, quien a pesar de ser uno de los pocos hombres con méritos reales en el colegio, era poco probable por ser de origen oscuro, débil de salud y desconocido. A pesar de todo eso, asombró al cónclave al recibir los dos tercios de los votos que eran necesarios. El 8 de Enero del año 1335, fue entronizado como BENEDICTO XII.

BENEDICTO XII, está decidido a actuar independientemente de FELIPE VI de Francia, pero al fin, cede.


Aunque BENEDICTO XII, está decidido a actuar independientemente de FELIPE VI de Francia, éste tiene generalmente éxito en someter al Papa a su política. Esto ayuda a evitar el regreso a Roma. También frustra sus deseos de hacer la paz con el Emperador LUIS IV de Baviera a quien Juan XXII había excomulgado por fomentar la sedición en Italia, proclamándose a sí mismo rey de los romanos y nombrando un Antipapa. Deseoso de absolverlo, solo tenía que someterse a la Iglesia, BENEDICTO expone a los delegados de LUIS unos términos generosos para la paz (Julio, 1335) pero FELIPE VI de Francia, animado por los cardenales, convence al Papa de que su generosidad fomenta la herejía y la rebelión. BENEDICTO cede.

Decidido a restablecer el papado en Roma, BENEDICTO XII inicia su reinado ordenando la restauración de la basílica de San Pedro y la de Letrán.


Decidido a restablecer el papado en Roma, BENEDICTO XII inicia su reinado ordenando la restauración de la basílica de San Pedro y la de Letrán. Está dispuesto a aceptar la petición de una comisión de romanos solicitando su regreso, pero los cardenales le hacen ver la dificultad de vivir en una Italia fraccionada. Ellos tienen razón, aunque otra motivación, y el Papa cede.

BENEDICTO XII, se muestra sumamente interesado en las discusiones escolásticas.


BENEDICTO XII, siendo un teólogo erudito, que ha sido obispo, cardenal y papa, se muestra sumamente interesado en las discusiones escolásticas. Da por terminada la molesta controversia referente a si la Visión Beatífica es gozada antes o después del Juicio Universal. Juan XXII había apoyado esto último, provocando intensas discusiones. Impaciente por resolver la cuestión, BENEDICTO escucha las opiniones de aquellos que defienden la teoría de la visión diferida, y nombra una comisión de teólogos a quienes les da cuatro meses para hacer una investigación patrística. Su labor termina con la proclamación ( 29 de Enero de 1336 ) de la bula \»Benedictus Deus\» definiendo la inmediata visión intuitiva de Dios, para las almas de los justos que no tengan faltas que expiar.

BENEDICTO XII estimula a los obispos en los distritos infectados a estar vigilantes en la represión de la herejía.


Celoso también por la preservación de la Fe, BENEDICTO XII estimula a los obispos en los distritos infectados a estar vigilantes en la represión de la herejía, urgiéndoles en el uso de la inquisición como remedio preventivo. Combate enérgicamente las doctrinas antipapales que los teóricos eclesiástico-políticos del turbio período de Aviñon han extendido y que desafortunadamente han sido apoyados por una escuela de Franciscanos descarriados.

BENEDICTO XII, ataca vigorosamente la codicia por las ganancias entre los eclesiásticos.


BENEDICTO XII, ataca vigorosamente la codicia por las ganancias entre los eclesiásticos; regula los impuestos a pagar por los documentos extendidos por la oficina papal; hace que las visitas episcopales no sean más una opresión financiera para los clérigos y anula la práctica de la solicitud de refrenda por favores papales, que son extremadamente lucrativos para los oficiales venales. Aunque aborrece el nepotismo, solo muestra preferencia por un familiar al nombrar al eminente Juan Bauzian como Arzobispo de Arles en deferencia a la insistencia de los cardenales; influye en su única sobrina al desanimarla de aceptar a un noble pretendiente y casarse con alguien de su humilde rango. En una ocasión, dijo : «un Papa debe ser como Melquisedec, sin padre, sin madre, sin genealogía». La reforma monástica en particular compromete su celo. Siendo él mismo un cisterciense, sueña con revivir el primitivo fervor en los monasterios, así como la devoción al estudio. Algunas constituciones papales relacionadas a los monasterios, así como sus visitas a los mismos atestiguan su solicitud por el renacimiento de los monasterios.

BENEDICTO XII trata de persuadir a EDUARDO III a establecer la inquisición en Inglaterra.


Angustiado por la infidelidad en Irlanda, BENEDICTO XII trata de persuadir a EDUARDO III a establecer la inquisición en su reino, pidiéndole también que apoye a los obispos irlandeses a extirpar la herejía. A pesar de ser el más ardiente enemigo de la herejía, BENEDICTO es extremadamente paciente y amoroso en el trato con los herejes. Busca también la unión de las iglesias del oriente con Roma, por medio de un delegado del Emperador ANDRÓNICO, cuya sinceridad, sin embargo, BENEDICTO se ve forzado a poner en duda; demuestra su preocupación por la iglesia de Armenia que a principio del siglo XIV ha sufrido la invasión de los mahometanos, socorre a los menos afortunados en el orden temporal, y concilia las diferencias doctrinales que han desgarrado Armenia con el cisma.

Sintiendo remordimiento por no volver a Roma, BENEDICTO XII durante una enfermedad crítica se compromete a trasladar su corte a Boloña.


Sintiendo remordimiento por no volver a Roma, BENEDICTO XII durante una enfermedad crítica se compromete a trasladar su corte a Boloña. Los cardenales presionan con el débil argumento de lo difícil que será lograr la obediencia, y BENEDICTO decide permanecer en Aviñon, donde en 1339 comienza la construcción de un sólido castillo papal que todavía existe y que sobrepasa en grandeza a la pequeña silueta de la catedral. Este castillo será un símbolo de los tiempos. Ni siquiera un Papa bien intencionado logra frenar lo que es el deseo de la Iglesia, vivir en el tiempo en permanente rivalidad con reyes y emperadores.