En España, disolución de las Cortes y convocatoria de nuevas elecciones.

Elecciones a diputados en España. Vencen los conservadores canovistas y adictos con 253 escaños.

El éxito de la campaña contra el artº 15 del Código Civil hace necesario un nuevo marco para las diversas organizaciones catalanistas, más allá del ámbito de la Lliga de Catalunya, considerado estrecho para conducir la nueva situación. La acción más decidida y ya claramente política, en términos de recuperación efectiva del poder político perdido con la abolición de la Generalitat por Felipe V, es, en la fecha, la Asamblea constitutiva de la Unió Catalanista que trata de unir entidades catalanas dispersas, periódicos y personas particulares. La iniciativa parte del Centre Escolar y de la Lliga de Catalunya. En el umbral del siglo XX el catalanismo político enlaza con un importante renacimiento cultural, artístico y literario. Catalunya sale de una etapa de crisis y postración. Gracias a la revolución industrial y al dinamismo de su sociedad, ya muy vinculada a Europa, se convierte en el motor económico de la península. En su trayectoria, la Unió conseguirá despertar en amplios sectores de la sociedad catalana la consciencia de su particularismo y significará el triunfo definitivo de las tesis propiamente catalanistas sobre las regionalistas.

En España, se reúnen las nuevas Cortes.

Como otras doctrinas entonces en boga, el paniberismo vuelve a ser expuesto en España por Salmerón ante la Asamblea republicana centralista explicando su proyecto de Unión Ibérica (Portugal y España unidos).

En España, el gobierno intenta relajar tensiones y publica la Ley de amnintía para todos los encartados en delitos políticos.

Joaquín COSTA, considerado una de las mentes privilegiadas de este tiempo, con el fin de regenerar la riqueza agrícola nacional, funda, en la fecha, la Liga de Contribuyentes de Ribagorza que deriva en movimiento político de inclinaciones sociales. De ahí surgen varias campañas por todo el Alto Aragón (1892 en adelante), con el fin de potenciar la producción agraria gracias al regadío y mediante obras hidráulicas que debe hacer el Estado, en opinión de Costa. Posteriormente, con sus mensajes a las Cámaras Agrarias aragonesas consigue la creación de una Asamblea Nacional de Productores que se alía con las Cámaras de Comercio que lidera Basilio Paraíso y la Liga Agraria formada por las clases propietarias castellanas dirigidas por Santiago Alba para formar la Unión Nacional, nuevo partido político popular y muy crítico con el sistema de la Restauración canovista.

En España, dentro del Partido Liberal Conservador se producen desacuerdos personales, que hacen quiebra muy pronto, durante el propio año 1891. El más importante de ellos es el que separa el estilo y el entorno de Francisco SILVELA, hombre dotado de evidente elegancia y de un impreciso afán purificador, del estilo y los amigos de Romero ROBLEDO, quien encarna todos los intereses creados de los españoles en las Antillas y es el mejor especialista en «hacer» elecciones. CÁNOVAS necesita justamente un especialista en estos saberes y no puede dudar entre los dos. SILVELA, en la fecha, abandona el partido.

Josep Torras y Bages entre 1888 y 1891 escribe varios artículos que son recogidos en 1892 en ‘La Tradición Catalana’, la obra capital del catalanismo de raíces católicas. Esta obra constituye un estudio e interpretación de la mentalidad del pueblo catalán a través del estudio y del análisis de sus figuras históricas más representativas. Torras y Bages publica artículos en ‘La Renaixença’, ‘La Veu de Catalunya’, ‘Las Cuatro Barras’ y ‘El Mensajero del Sagrado Corazón’. Su pensamiento queda recogido también en ‘La Veu de Montserrat’ con las colecciones de artículos titulados ‘Influencia moralizadora del Regionalismo’ y ‘La Iglesia y el Regionalismo’. Torras y Bages parte del estado concebido como una realidad artificial, contrapuesto a la región como entidad natural. Desarrolla las bases de un regionalismo católico, que descalifica tanto la vía carlista como las tesis integristas.

Al grito de ¡Viva la anarquía!, diversos grupos anarquistas intentan ocupar Jerez, pero son reprimidos por la fuerza pública y el Ejército que mata a tres. Hiere a otros y detiene a muchos. En efecto, cientos de campesinos de Jerez, Sanlúcar, Arcos, El Puerto de Santa Maña, Puerto Real, Puerto Serrano, Ubrique, Benaoraz, Algar, Grazalema, Bomos y otras poblaciones de la provincia de Cádiz se concentran en las inmediaciones de Jerez. El primer objetivo fijado era la toma de la ciudad, de cuyo ayuntamiento se pensaban apoderar, sublevando a los soldados de los cuarteles.