Por el matrimonio de la reina danesa MARGARITA I con el rey sueco HAAKON VI, se constituye, en 1397, la llamada Unión de Kalmar, que logra unificar los territorios actuales de Dinamarca, Noruega, Islandia, Groenlandia, Suecia y Finlandia. El país se convierte en un importante líder del comercio hanseático.

En la Guerra sueco-rusa, el zar ALEJANDRO I de Rusia arrebata Finlandia a una débil Suecia. Por otra parte, sigue buscando una salida al Mediterráneo y una ampliación territorial por el Cáucaso, donde se anexiona Georgia, Daguestán y parte de Azerbayán.

Congreso de Erfurt, que durará hasta el 14 de octubre. Napoleón se entrevista con el zar Alejandro I y los soberanos de Alemania, excepto el emperador de Austria y el rey de Prusia. Presionado por la guerra española, reconoce al zar la posesión de Finlandia y de las provincias rumanas de Moldavia y Valaquia.

Suecia ha formado parte de la tercera coalición contra Napoleón. Cuando éste se ha dedicado a cosechar victorias, derrotando primero a Austria y luego a Prusia y llegando a arreglos con Rusia en Tilsit, GUSTAVO IV de Suecia mantiene una actitud contraria a Napoleón. Esto significa que Rusia queda libre para invadir Finlandia. En este punto, Dinamarca, siempre hostil a Suecia, se une a la guerra en el bando ruso. El ejército sueco comprende que se avecina el desastre. El 13 de marzo de 1809, organiza un golpe que destrona a GUSTAVO IV y le obliga a exiliarse por su política anglófila.

Acta final del Congreso de Viena.

FINLANDIA que formaba parte del imperio zarista desde 1809, declara su independencia que el gobierno ruso aceptará el 31 de diciembre de 1917.

Estalla, en la fecha, la guerra civil en Finlandia.

Tras la Revolución comunista, Finlandia se declara independiente de Rusia, pero primero ha de librar una guerra civil, pues los comunistas del interior pretenden hacerse con el gobierno con la ayuda de los rusos. Al frente de la lucha contra los comunistas está Carl Gustaf Emil von Mannerheim con el auxilio del alemán de Von der Goltz, que más tarde combatirá en Letonia. El 14 de octubre de 1920, la independencia finlandesa está completamente consolidada.

La Unión Soviética ataca el 30 de noviembre a Finlandia con 23 divisiones, sumando 450.000 hombres, alcanzando rápidamente la Línea Mannerheim. Empieza la llamada guerra ruso-filandesa. La Unión Soviética lleva a cabo estas operaciones para expandir sus fronteras occidentales ya que Finlandia se ha negado a permitir bases militares rusas en su territorio. Alemania consiente, pues antes de que pueda ajustar cuentas con la Unión Soviética tiene que ocuparse de Gran Bretaña y Francia, con las que, después de todo, está en guerra. De todas maneras la invasión sólo alcanza las zonas fronterizas y se realiza de forma tan ineficaz, que Alemania y el mundo piensan en la incapacidad del Ejército Rojo. Años antes, la Unión Soviética ha hecho una purga en su cuerpo de oficiales ante la sospecha de deslealtad política, y no tiene entre sus nuevos mandos suficiente personal con la preparación precisa.

Durante dos meses, la Unión Soviética ha sufrido humillantes derrotas a manos de los fineses, mientras Gran Bretaña y Francia, más preocupadas por golpear a los desfallecientes soviéticos que a los formidables alemanes, preparaban una fuerza expedicionaria para enviarla a Finlandia. Sin embargo, Noruega y Suecia, ansiosas por conservar su neutralidad, se niegan a permitir el paso de aquella fuerza. (En justa reciprocidad, STALIN no puede dejar de ver en británícos y franceses a sus enemigos, y por eso se aproxima a Alemania, algo que al cabo resultará perjudicial tanto para Occidente como para la propia Unión Soviética.)