Durante los años que siguen a continuación de la batalla de Poitiers, los reyes francos encaminarán sus esfuerzos a proteger los Pirineos y el territorio franco convirtiendo sus estribaciones del sur en una marca -la Marca Hispánica-. En efecto, a medida que los francos van efectuando sus conquistas y extendiendo, por tanto, su imperio, establecen “marcas” por todas partes: “Marca danesa”, “Marca de Bretaña”, etc… Las “marcas” son territorios defensivos a modo de fronteras que distancian el territorio conquistado del de sus presuntos enemigos. (El nombre de “marca” procede de un antiguo término alemán que significa “frontera”). La solución de las marcas militares resuelve el problema de la seguridad en las fronteras pero, a la larga, crea otro más grave: los gobernadores militares aprovechan la menor ocasión para crear sus propios reinos. Para conseguirlo no vacilan en aliarse con el enemigo del que se supone deben defender el territorio.

Los francos recuperan de los sarracenos la Septimania, el Rosselló y posiblemente el Conflent, estableciendo una buena base para un progreso franco hacia las tierras de más allá de los Pirineos a fin de establecer la Marca Hispánica. Los sarracenos después de la batalla de Poitiers se habían retirado y se habían establecido en aquella zona del sur de Francia. La administración visigoda es conservada por los francos en la Septimania, región a la cual, por otra parte, han ido a refugiarse habitantes del sur de los Pirineos que han topado con los conquistadores sarracenos por cuestiones de religión o por otras causas. Es por ello que las relaciones humanas entre los francos y los visigodos son estrechas.

CARLOS (Carlomagno) quiere iniciar de una vez la formación de la Marca al sur de sus territorios, que le distancie del Emirato Omeya de Córdoba y que abarque desde los Pirineos hasta el río Ebro. Así, en el año 777, aprovecha una petición de ayuda por parte de los árabes de Barcelona, Zaragoza y Huesca (los Banu Quasi) en contra del emir de Córdoba e inicia una contundente expedición en el norte de la Península Ibérica. Dos grandes ejércitos atraviesan los Pirineos y se unen ya en Hispania. De hecho, los cristianos que han escapado de la invasión musulmana se encuentran refugiados en las montañas de los Pirineos. Allí han edificado castillos y fortalezas en las que se han defendido de los musulmanes. CARLOS alienta a estos pobladores a resistir y les proporciona protección y ayuda militar.

CARLOS, tras tomar Pamplona, llega a la plaza fuerte de Zaragoza. El gobernador musulmán no rinde la plaza, a pesar de su promesa a CARLOS de hacerlo si éste se ofrece a defenderlo del emir de Córdoba, lo que motiva el inicio de un largo asedio.

Debido a la complejidad que supone el largo asedio de Zaragoza, ciudad muy fortificada, con un ejército tan alejado de su centro logístico, CARLOS decide desistir. Por otra parte, las noticias que llegan procedentes de Sajonia -otro frente que tiene abierto CARLOS- no son muy halagüeñas por lo que CARLOS decide retirarse a Francia a través del desfiladero navarro de Roncesvalles dejando para mejor momento la formación de la marca. El 15 de agosto de 778 la retaguardia del ejército franco sufre una emboscada por parte de grupos de vascones organizados para vengar la destrucción de Pamplona, que están esperando en el paso de Orreaga (Roncesvalles, Navarra). Mediante rocas lanzadas desde los montes circundantes, hacia el sendero en el que se encuentra el ejército franco dirigido por ROLANDO (Roland), prefecto de la marca de Bretaña y sobrino de CARLOS, acaban con él. Cuando la vanguardia quiere reaccionar, los asaltantes huyen aprovechando lo escarpado del terreno y la oscuridad de la noche.

La dramática salida de CARLOS y de su sobrino Roland hacia Francia así como la derrota del ejército imperial carolingio (el ejército más poderoso de Europa en aquella época) a manos de los vascones, dará lugar al famoso cantar de gesta titulado “La chanson de Roland”, (La más antigua obra maestra de la literatura francesa, fechable en 1090). En el enclave navarro de Roncesvalles se conserva un edificio conocido como el “Silo de Carlomagno” donde la tradición cuenta que están enterrados los huesos de los muertos en esta batalla. Más fácil es de creer que la cantidad de restos que se conservan en este lugar proceden de los cuerpos de los peregrinos enfermos que posteriormente fallecieron por estos lugares de acceso al Camino de Santiago. (Hay algunos historiadores que opinan que la batalla se libra en el valle aragonés de Echo, en un paraje aguas arriba de la llamada “Boca del Infierno”. Resumiendo, que los navarros dicen que la batalla en la que murió Roldán ocurre en Roncesvalles y los aragoneses en Echo).

En la fecha, los francos reanudan las conquistas para constituir la Marca. Así, conquistan el Alt Empordà y la Cerdanya, avanzando su línea de frontera con Al Ándalus.

En su empuje hacia el sur, los francos conquistan Girona en 785. Al frente de un poderoso ejército compuesto por gentes de Aquitania, primordialmente del condado de Tolosa y de la Septimania, se encuentra LUIS I, rey de Aquitania, hijo del rey franco CARLOS (de 7 años?). La leyenda quiere que sea el mismo CARLOS el que, después del combate, libere la ciudad del dominio árabe, pero no hay de ello ninguna constancia histórica. Los habitantes de Girona se entregan a LUIS. El ejemplo de Girona es seguido por los habitantes de Besalú, Perelada y Empúries. Las comarcas de Urgell y el Pallars, así como el norte de la del Ribagorça, libres del dominio sarraceno ya que éstos no habían podido vencerlas a su paso hacia Francia, son bien pronto conquistadas por los francos, asimismo, en el año 785.

Si bien Girona ha sido conquistada por los francos en 785, ocho años más tarde (793) es recuperada efímeramente por los musulmanes que llegan hasta Narbona. Las tropas del caudillo sarraceno Malik, una vez saqueada la Septimania, reemprenden la vuelta a sus dominios pasando por la Cerdanya. Destruyeron la ciudad de Orgellis, situada entonces en Castellciutat (la nueva catedral se construirá en el llano cercano, dando origen a Seo de Urgel), y cometen, impunemente, otros desmanes.

Los francos recuperan Girona y en los próximos cinco años, conquistan las zonas de Ausona, Cardona, Casserras, Alto Segre, Urgel, Pallars y Ribagorza.