NARBONA

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RAMON BERENGUER III se alía con el vizconde EIMERIC II de Narbona, para recuperar Carcassona y Rasès.


RAMON BERENGUER III se alía con el vizconde EIMERIC II de Narbona, con la finalidad de obtener la recuperación de Carcassona y Rasès. Por la primavera de este año, un ejército comandado por el propio conde de Barcelona pasa el Pirineo avanzando sobre Carcassona. Pero la intervención del arzobispo de Narbona, Ricard, pariente de DOLÇA y aliado de Bernat ATÓ IV de Besiers que gobierna ambos condados, impide el derramamiento de sangre cuando ya los dos ejércitos están a punto de entrar en combate.

RAMÓN BERENGUER IV inicia la correspondiente expedición de conquista de Tortosa que durará hasta el mes de diciembre.


RAMON BERENGUER IV, conde de Barcelona, ha pactado la unión de fuerzas con genoveses, narboneses, hospitalarios y templarios, y fuerzas de Montpellier para tomar el emirato de Tortosa por mar y tierra. Consigue, por otra parte, del papa EUGENIO III una bula, ratificada después por Anastasio IV, concediendo a los combatientes los mismos privilegios dados a los que van a Tierra Santa. Así, pues, en la fecha, RAMON BERENGUER IV inicia la correspondiente expedición de conquista. Los ataques a Tortosa, con los defensores recluidos dentro de las murallas, incitarán a un hábil desarrollo de los ingenios de guerra, como los castillos de madera, los trabucos y las casetas, instrumentos que en las centurias medievales posteriores, se perfeccionarán. El asedio finalizará en diciembre de este mismo año, momento en que los sarracenos se rendirán. Seguirá un movimiento repoblador que durará más de una generación.

El Concilio de Narbona, celebrado este año, confirma los acuerdos tomados en Toluges en 1027


El Concilio de Narbona, celebrado este año, confirma los acuerdos tomados en Toluges en 1027 sobre la «Paz de Dios» y «Tregua de Dios» y toma otros de nuevos. Con los años se ampliarán las disposiciones y las asambleas de Paz y Tregua pasarán a las cortes de los príncipes. De hecho son precedentes de las cortes generales de Catalunya.

El concilio de Narbona, se ve obligado a idear la Inquisición papal o pontificia.


El concilio de Narbona, en la fecha, se ve obligado a idear la Inquisición papal o pontificia. El párroco que conoce a su grey tiene la obligación de denunciar ante el obispo a cualquier feligrés sospechoso de herejía. Al obispo corresponderá interrogar e investigar al acusado en una inquisitio o pesquisa que si lo encuentra culpable lo pasará al Tribunal eclesiástico presidido por el comisario pontificio. Posteriormente, los condenados por estos Tribunales, habrán de ser remitidos inmediatamente al brazo secular que ejecutará la sentencia. Se ve rápidamente el peligro que encierra este proceso. Cada vez más los inquisidores se verán tentados a utilizar los métodos judiciales en boga en su época, como la tortura, garantías insuficientes para los acusados, etc… Para comprender la Inquisición, es preciso retrotraerse a las condiciones históricas de aquella época donde la tolerancia es desconocida.

El Concilio de Narbona ordena que todos los que renuncien voluntariamente a la herejía deben llevar dos cruces de tela, de color azafrán.


El Concilio de Narbona ordena, por otra parte, que todos los que renuncien voluntariamente a la herejía deben llevar dos cruces de tela, de color azafrán, cuyos dos brazos medirán dos pulgadas y media de ancho, dos palmos y medio de alto y dos palmos de largo, cosidas una encima del pecho y otra a la espalda. Con estas cruces probarán al pueblo que detestan sus errores pasados y que han vuelto a la fe por iniciativa propia. Otras pena que impone la Inquisición son las multas y las fianzas, pero fácilmente degenerarán en abusos. La confiscación de bienes es considerada por el Santo Oficio como un resultado natural de la sentencia y consituye una penalidad terrible a merced del inquisidor y que también dará lugar a numerosísimos y graves abusos.

El Concilio de Narbona corrobora las disposiciones que con respeto al tribunal eclesiástico contra las herejías, ha establecido el Concilio de Verona de 1184.


El Concilio de Narbona, en la fecha, corrobora las disposiciones que con respeto al tribunal eclesiástico contra las herejías, ha establecido el Concilio de Verona de 1184. Sus principales bases son: 1º Investigaciones e instrucciones preliminares por los obispos, señores y bailías. En este tema se establece que los obispos, en sus visitas pastorales a parroquias, concedan audiencia a vecinos de confianza, buenos cristianos, que deseen colaborar con el sostenimiento de la fe denunciando a los feligreses sospechosos de herejía; 2º Juicio por un tribunal eclesiástico; 3º Ejecución por un tribunal seglar de las penas promulgadas por el derecho canónico o por el derecho civil. Dicha organización queda constituida en toda Europa, sufriendo luego algunas modificaciones. Por otra parte, según este mismo concilio, todo edil que se muestre poco celoso en perseguir a los herejes ha de ser despojado de sus bienes e incapacitado para ejercer cargos públicos.

GREGORIO IX ordena a los católicos, bajo pena de excomunión, que denuncien a los herejes.


El papa GREGORIO IX, publica una bula de excomunión «Excommunicamus», para todos los herejes en la que decreta que es justo que la Iglesia apoye los derechos del Estado de infligir la pena capital por la grave amenaza que los herejes representan para su propia existencia. En este mismo año, GREGORIO IX, siguiendo lo instruido en el Concilio de Narbona (1229), decreta también, que los cátaros, patarenos y otros pueden ser entregados por la Iglesia a los jueces seculares, después de fallada su culpabilidad, ordenándose a los católicos bajo pena de excomunión que denuncien a los herejes o sus reuniones clandestinas e incluso que señalen a aquellos cuyos hábitos de vida son distintos de los de sus vecinos. Asimismo, ordena a las Jerarquias la publicación de sus decretos referentes a los herejes y que traten de inducir a las autoridades civiles locales que lleven a efecto los mandatos imperiales. Esta inquisición, la inquisición pontificia, estará dirigida directamente por el Papa y funcionará sobre todo en el sur de Francia y en el norte de Italia. En España, existirá en la Corona de Aragón desde 1249, pero no en la de Castilla..

Todos los castillos de Tolosa, de Comenge a Narbona, juran fidelidad al rey de Francia y a la Iglesia, excepto Montsegur.


Por la Paz de Lorris de1243, todos los castillos de Tolosa, de Comenge a Narbona, juran fidelidad al rey de Francia y a la Iglesia, excepto Montsegur. La ocasión está servida.

Se declara que toda persona investida de un cargo público que se muestre negligente en perseguir la herejía, será considerada cómplice de los herejes.


En el Concilio de Narbona que se celebra este año, se declara que toda persona investida de un cargo público que se muestre negligente en perseguir la herejía, será considerada cómplice de los herejes y sujeta por ende a las mismas penas en que incurran éstos; esta disposición alcanza a los que dejen pasar la ocasión de apoderarse de la persona de un hereje. En una palabra, desde el emperador hasta el más modesto de los ciudadanos, todos están obligados a perseguir a los herejes, so pena de incurrir en todas las sanciones espirituales y temporales de que dispone la Iglesia. Dichos principios forman parte tácita o expresamente, de todo el derecho europeo. Teniendo en cuenta este estado de cosas, fácilmente se comprende que si alguna vez los inquisidores imploran la clemencia de las autoridades civiles para que libren a los sentenciados a la hoguera, no es sino una pura fórmula, nacida del deseo de no aparecer los eclesiásticos como causantes de las sentencias capitales.

ROGER de Lauria lanza un ataque devastador sobre Narbona y su costa y se defienden con éxito las posiciones en Sicilia y Calabria.


ROGER de Lauria lanza, en la fecha, un ataque devastador sobre Narbona y su costa y se defienden con éxito las posiciones en Sicilia y Calabria. Por su parte, la flota de Bernat de Sarria se apodera de las islas de Prócida y Capri.

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