El español Joaquín Navarro Valls, primer laico en la historia al frente de la Oficina de Prensa de la Santa Sede, deja el puesto después de 21 años y medio. Su última misión ha sido acompañar al Papa en su viaje pastoral a Valencia el pasado fin de semana para la clausura del V Encuentro Mundial de las Familias. Para sustituirle, Benedicto XVI ha optado por poner de nuevo al mando de la comunicación de la Santa Sede a un clérigo, el jesuita italiano Federico Lombardi, director general de Radio Vaticano y director del Centro Televisivo Vaticano, cargos que mantiene. De un plumazo, un solo hombre concentra toda la maquinaria de comunicación de la Santa Sede, a excepción del Pontificio Consejo de las Comunicaciones Sociales, del cual depende la Filmoteca Vaticana, y cuyo actual presidente es el arzobispo estadounidense John P. Foley.

Viaje a su Baviera natal de BENEDICTO XVI.

Pese al intento de BENEDICTO XVI de explicar a los secularizados países occidentales por qué a su juicio el islam les teme y detesta, unas reflexiones del Papa sobre Mahoma y la yihad han causado una oleada de indignación en el mundo musulmán que ha obligado al Vaticano a aclarar la intervención papal. Esta reflexiones se contienen en un erudito discurso, dedicado a analizar la relación entre razón y fe. El Papa cita un diálogo del siglo XIV entre el emperador bizantino Manuel II Paleólogo y un persa muy culto, en el que se habla de la yihad. Benedicto XVI recuerda que el Corán la predica y al tiempo la desautoriza, pues Mahoma llama a no obligar a nadie a convertirse por la fuerza. El Papa concluye que, como decía el emperador, “difundir la fe con violencia es irracional”, porque “actuar irracionalmente es contrario a la naturaleza de Dios”; y da a entender que en el Dios cristiano está presente la razón, mientras que el Dios islámico es tan trascendente que “su voluntad no está ligada a ninguna de nuestras categorías, ni siquiera a la racionalidad”.

El papa Benedicto XVI, durante un discurso en la Universidad de Ratisbona, utiliza la siguiente frase perteneciente al emperador bizantino Manuel II Paleólogo: «Muéstrame lo nuevo que ha traído Mahoma y ahí sólo encontrarás cosas malas e inhumanas, como que ha ordenado difundir con la espada la fe que él predica […]. A Dios no le gusta la sangre». Esta frase causará gran conmoción en el mundo islámico.

BENEDICTO XVI culmina su viaje de seis días a su Baviera natal, en el que varios de sus discursos han incluido llamamientos a que la sociedad moderna no deje que su fe en la razón la aparte de Dios, pues tal desapego a lo divino es lo que más horroriza de Occidente a las otras religiones del mundo.

Una cita sobre Mahoma evocada por el Papa BENEDICTO XVI en un discurso en la Universidad de Ratisbona, provoca la indiganción musulmana.

Viaje a Turquía -donde sólo hay unos 35.000 católicos- de BENEDICTO XVI. (Del 28/11 al 1/12). Viaje que se considera el más arriesgado de los llevados a cabo por los últimos papas. El día 30 es la solemne festividad de San Andrés que es el patrón de la Iglesia ortodoxa. El papa ha sido invitado a Turquía antes de que estallara la polémica por el discurso papal de Ratisbona del pasado septiembre.

El viaje de BENEDICTO XVI a Turquía termina hoy con la impresión general de que la visita ha contribuido a serenar los ánimos entre la Santa Sede y el islam. En su último día en Estambul, el Pontífice ha celebrado una misa en la que ha abogado por la libertad religiosa de las minorías, y ha dicho que “la Iglesia no quiere imponer nada a nadie”.

El patriarca Christodoulos, arzobispo ortodoxo de Atenas y primado de Grecia, visita a BENEDICTO XVI y juntos suscriben una declaración. Es el primer encuentro entre ambas Iglesias desde 1054.

BENEDICTO XVI ha mantenido la atención del Papado hacia los católicos chinos. En enero del año 2007 tuvo una reunión especial con varios obispos de China y de la curia dedicado a analizar la situación de la Iglesia en China. A los pocos meses, el 27 de mayo de 2007, Benedicto XVI publica una importante carta a los católicos chinos, orientada a buscar un camino de entendimiento y de comunión entre los católicos que, por presiones de diverso tipo, se han adherido a la Asociación Patriótica, y los católicos que buscaron mantener la fidelidad a Roma en la clandestinidad.