Tras la Paz de Basilea (1795) entre España y Francia, que pone fin a la Guerra Grande, los dos países firman el segundo tratado de San Ildefonso (1796), por el cual España se compromete a luchar en Francia contra la Gran Bretaña, única potencia europea que continua en guerra contra los republicanos franceses.

Firma del Tratado de S.Ildefonso entre España y Francia (o Segundo Tratado de S. Ildefonso), por el que se renuevan los antiguos Pactos de Familia -alianza ofensivo-defensiva a perpetuidad-. España se obliga a luchar junto a Francia contra Inglaterra. Esta alianza con Francia significará un desastre económico para España, ya que como España participa ahora en las guerras napoleónicas al lado de los franceses, la armada británica se apresurará a bloquear el comercio español con América. En el fondo de esta alianza parece que está la secreta esperanza de que CARLOS IV -un Borbón en definitiva- pueda un día no lejano ocupar el trono de Francia.

En la fecha, CARLOS IV de España declara la guerra a Inglaterra condicionado por la alianza formalizada por Godoy con el directorio francés. La reiterada violación de los acuerdos de Nootke Sound por parte de Gran Bretaña se convierte en otro de los motivos de la declaración de guerra de España a dicho país. Aunque España, por el número de navíos, todavía es considerada una potencia naval, sin embargo, ni por la calidad ni la técnica de éstos se pueden comparar a los ingleses. (En Gran Bretaña se da una gran carestía provocada por la escasez de importaciones alimenticias y las malas cosechas, que repercuten en el aumento del precio del pan.)

La situación en España es delicada, especialmente en el plano económico con una debilitada Hacienda que no se recupera con las diferentes recetas planteadas. La ruina del Banco de San Carlos supone un grave varapalo para la situación financiera del Estado y GODOY reacciona acaparando cada vez mayor poder tanto para sí como para sus colaboradores establecidos en las instituciones provinciales y locales. Para afianzar aún más ese poder se casa con María Teresa de Borbón, condesa de Chinchón y prima de CARLOS IV, por lo que emparenta con la familia real. Sin duda, es un matrimonio de conveniencia ya que el valido mantiene una estrecha relación con Pepita Tudó, su amante oficial con la que más tarde convivirá durante una larga temporada.

Existe un claro crecimiento interior y exterior del comercio español setecentista. A ello contribuye el alza demográfica, el aumento de la producción agraria, la bonanza internacional y las diversas medidas gubernamentales. No obstante, el crecimiento no deriva en cambios cualitativos esenciales. El consumo continuará siendo bajo, la demanda inelástica, el mercado interior poco articulado. La balanza comercial con América no tiene nunca un saldo positivo para España y tampoco parece que el auge del comercio permita un definitivo despegue de la industria nacional.

En la fecha, en tiempos de CARLOS IV, el censo de población es ejecutado por orden de Manuel GODOY, registrándose 10.541.221 personas. Este censo deja sin registrar probablemente a una décima parte de la población que debe rondar, aproximadamente, los once millones y medio de personas. Debido a la inestabilidad de la época posterior, sólo se realizarán una serie de recuentos de la población de escasa fiabilidad, conocidos como “Censos de Policia”. No volverá a realizarse un censo general hasta 1857. El 84% de la población vive en el reino de Castilla, la reserva humana de España, nutrida de la fecundidad de Andalucía y Galicia con un reciente protagonismo de las regiones periféricas y litorales frente a las interiores.

Los ingleses derrotan a la flota española en la batalla de San Vicente, cerca del cabo  del mismo nombre al sureste de Portugal.

Los españoles pierden la isla de Trinidad, con lo que los ingleses cuentan en adelante con una buena base para sus operaciones en el Caribe.

Una escuadra inglesa, al mando de Horace NELSON, se sitúa, en la fecha, frente al puerto de Santa Cruz de Tenerife -con la intención de apoderarse de la isla-, siendo rechazado y herido gravemente. El contraalmirante británico, se ve obligado a entablar con el gobernador de la Isla, Francisco Gutierrez, unas negociaciones que equivalen prácticamente a una rendición. El vencedor se comporta caballerosamente y presta todo el auxilio posible a sus adversarios, suministrándoles medicinas y víveres, lo que no impide que NELSON pierda un brazo.

A pesar del Concordato de 1737 y de que Carlos III había reforzado las prohibiciones de que las “manos muertas” adquiriesen nuevos bienes, los eclesiásticos españoles se habían resistido. La primera desamortización efectiva comienza en 1798 con un Real Decreto de fecha 19/9/1798 de CARLOS IV que es motivada por la necesidad de atender los gastos de las guerras contra Francia y contra Inglaterra. No serán, pues, los liberales quienes iniciarán la desamortización en España, de hecho es CARLOS IV quien lo hace aunque sus razones son más fiscales que ideológicas.