SEGUNDA GUERRA MUNDIAL (Final de la guerra en Europa) (1945)

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Los norteamericanos completan el cerco a la región industrial del Ruhr.


Los ejércitos Primero y Tercero norteamericanos se encuentran y completan el cerco a la región industrial del Ruhr. Su rendición significa el fin de las grandes batallas en el oeste. El imparable avance aliado encuentra cada vez menos resistencia.

Las tropas rusas, combatirán ferozmente entre el 5 y el 9 de abril para hacerse con Viena.


En la fecha, las tropas rusas, que se encuentran desde hace unas semanas, en las afueras de Viena. combatirán ferozmente entre el 5 y el 9 de abril para hacerse con la ciudad. El 10 de abril los soviéticos ya habrán ganado.

Los aliados, en Italia, vuelven a atacar y los alemanes serán incapaces de parar el golpe.


En el frente sur, en Italia, los alemanes están resisitiendo al sur de Bolonia desde que ha empezado el invierno. Los aliados, en la fecha, vuelven a atacar y los alemanes serán incapaces de parar el golpe.

Entre enero y abril de 1945, se libran duros combates en los alrededores de Königsberg.


Königsberg fue posesión prusiana hasta la unificación de Alemania, de la que pasó a formar parte. Tras la Primera Guerra Mundial, el territorio prusiano, junto con Königsberg (Prusia Oriental), quedó aislado de Alemania por el corredor polaco de Danzig. Durante la Segunda Guerra Mundial, específicamente en la ofensiva del Oder-Vístula entre enero y abril de 1945, se libran duros combates en los alrededores de la ciudad entre el Ejército Rojo y fuerzas defensoras alemanas, que culminarán con la derrota alemana y la captura de casi 100.000 soldados alemanes, incluyendo cuatro generales, en la batalla de Königsberg.

La ciudad de Spree sufre el mayor ataque de la guerra a manos de 1.232 bombarderos americanos.


El general americano Dwight D. Eisenhower, jefe del Cuartel General Supremo de las Fuerzas Expedicionarias Aliadas (SHAEF), está obsesionado por llegar a Baviera antes de que los nacionalsocialistas puedan organizar en sus montañas un reducto defensivo que alargue la guerra. Con el visto bueno de su presidente y ante la desesperación de CHURCHILL y del también británico mariscal Montgomery, Eisenhower comunica a sus oficiales y al propio Stalin que sus fuerzas avanzarán hacia el sudeste de Alemania en lugar de seguir hacia la capital. Ello deja el más ansiado trofeo de guerra en manos del dictador soviético. En efecto, serán los mariscales Zhúkov y Kóniev quienes, espoleados por Stalin, se disputarán el honor de su captura. En ella se desarrollará el último acto del drama. El 10 de abril, como si de un preludio se tratara, la ciudad de Spree sufre el mayor ataque de la guerra a manos de ?1.232 bombarderos norteamericanos.

Las tropas soviéticas ocupan Viena .


Las tropas soviéticas ocupan Viena en la fecha y Austria queda sometida a la administración cuatripartita de las potencias vencedoras: la Unión Soviética, los EEUU., Gran Bretaña y (gracias a De Gaulle) Francia. Sin embargo, desde este mismo año, tras la celebración de unas elecciones, empieza a funcionar un régimen republicano controlado por los ocupantes. El país será gobernado entre 1945 y 1966 por una coalición del partido popular (de inspiración católica) y del partido socialista presidida por Karl Renner. Austria ha luchado al lado de Alemania durante toda la segunda guerra mundial, al mando del nazi local Arthur Seyss-Inquart, que más adelante será ahorcado como criminal de guerra.

Aunque muy envejecido, HITLER sigue imponiendo su voluntad sobre quienes le rodean.


Aunque muy envejecido y con un andar vacilante, HITLER sigue imponiendo su voluntad sobre quienes le rodean. Sin embargo, ahora rehuye el contacto con su pueblo, y promulga duras directrices como las «Medidas de destrucción en el territorio del Reich (Decreto Nerón), que establecen una política de tierra quemada, o aquella que ordena el fusilamiento de todos los varones de las casas en que ondee una bandera blanca. Tampoco son infrecuentes sus largas divagaciones sin relación alguna con lo que se está tratando, o sus estallidos de cólera contra todo y todos, en especial sus generales, a los que acusa de ineficacia y traición y a los que cubre de insultos e improperios. Ello contrasta con el tono amable y paternal que emplea con sus allegados y el personal de servicio. Por otra parte, desde que se ha trasladado al búnker de la Cancillería, destruida ésta por los bombardeos aliados, su particular noción del tiempo se ha acentuado. No resulta extraño que las reuniones con sus ayudantes sean convocadas a horas intempestivas porque él se ha levantado a media tarde.

El canciller alemán cree que el ataque soviético sobre Berlín puede ser detenido.


El día 20 de abril, cumpleaños del Führer, 56 años, parece comenzar bien. El canciller alemán cree que el ataque puede ser detenido, y con esta esperanza recibe en su búnker a las máximas autoridades del régimen, que vienen a felicitarle por su aniversario. Junto a los ya habituales Goebbels, Bormann o Keitel, recibe a Himmler, Giring, Speer o Dbnitz. También se halla allí Eva Braun -la amante de HITLER-, que se ha trasladado a Berlín días antes. Pese a todo, el ambiente es tenso, y se intuye que quizá sea la última vez que puedan reunirse. Algunos apremian al Führer para que se traslade a lugar seguro, pero él siempre se niega. Se quedará en la capital, y nada ni nadie le harán cambiar de opinión. Al atardecer llegan las primeras informaciones en el sentido de que los soviéticos han logrado abrir una brecha entre los grupos de Ejército Vístula y Centro, por la que sus tropas se dirigen hacia la capital.

Berlín está rodeada por las tropas soviéticas que han iniciado ya su penetración en la ciudad. Americanos y rusos cierran la conquista en Torgau.


El día 25 de abril, Berlín está rodeada por las tropas soviéticas que han iniciado ya su penetración en la ciudad. Las tropas americanas y las rusas cierran la conquista del territorio alemán uniéndose en Torgau a orillas del Elba. Si bien Berlín resistirá más allá de sus fuerzas, con la determinación del que no tiene otra salida, la suerte está echada. Poco influyen el heroísmo suicida de los jóvenes nacionalsocialistas o la brutalidad de los tribunales volantes. Uno a uno, los barrios de la ciudad son ocupados, mientras la población civil, que no ha sido evacuada, se esconde en los sótanos y entre las ruinas y las tropas alemanas retroceden hacia la zona de los edificios gubernamentales, seguidos por el bombardeo tenaz de los soviéticos. En los abarrotados túneles del metro los gritos de dolor de los heridos ahogan el llanto de los niños. La ciudad agoniza. Se recurre a medidas extremas, como la voladura de los diques que separan el canal de Landwehr de las líneas del suburbano. La idea es impedir que sean utilizados por los rusos en su avance, aun a costa de la vida de los allí refugiados. Pero ni siquiera disposiciones de este calibre pueden cambiar el curso de los acontecimientos.