CONSTANTINO I el Grande hace construir la Iglesia de S.Pedro del Vaticano sobre la tumba del apóstol Pedro en la colina Vaticana. Las dificultades con que tiene que enfrentarse el emperador CONSTANTINO para construir la basílica vaticana son tantas y tan complejas, que sólo la firme creencia de que está levantando un monumento sobre la tumba de S.Pedro puede explicar su decisión de emprender la tarea. La existencia de un cementerio en el solar, el terreno difícil y las diferencias de nivel son razones poderosas contra la ejecución de la empresa. Nada demuestra que los obispos MELQUIADES y SILVESTRE que ocupan la sede durante el reinado de CONSTANTINO, tengan alguna relación con la construcción de la iglesia de «Pedro». La personalidad de CONSTANTINO domina por completo la escena.
BASÍLICA DE S.PEDRO
Total de piezas: 7
Con el Papa JULIO II se comienza a trabajar intensamente en la construcción de la basílica de San Pedro.
En 1506, con el Papa JULIO II se comienza a trabajar intensamente en la construcción de la basílica de San Pedro en el Vaticano. La construcción se basa en un proyecto de Donato Bramante. (Finalizará en 1626 con Pablo V). Se derriba la Iglesia construida por Constantino en 330 para dar paso a la basílica que conocemos hoy y que fue construida exactamente en el mismo lugar, y el nuevo altar fue ubicado precisamente en el lugar exacto donde se había alzado el altar original. Cuando apenas habían comenzado los trabajos de construcción del nuevo templo, el arquitecto Bramante pretendió modificar la orientación de la iglesia y cambiar de emplazamiento el altar, pero el papa JULIO II no quiso ni oír hablar de ello, porque no estaba dispuesto a permitir que se tocara «el sepulcro». Y al hablar de «el sepulcro» se refería indudablemente al sepulcro de Pedro.
Monseñor Kaas, solicita permiso al papa PÍO XI para limpiar las Grutas Sagradas bajo la Basílica de S.Pedro.
Monseñor Ludwig Kaas, por entonces administrador de la basílica de S.Pedro, solicita permiso al papa PÍO XI para limpiar las Grutas Sagradas, situadas bajo la basílica, donde se hallan muchos de los enterramientos papales en medio de un considerable desorden. Por razones que aún no están claras, el papa niega dicho permiso; pero, curiosamente, es precisamente allí donde él quiere ser enterrado.
En las grutas vaticanas, se viene un muro abajo, dejando a la vista una antigua bóveda.
Al fallecer PÍO XI, monseñor Kaas baja a las Grutas para buscar un lugar en el que instalar el sepulcro del papa. Para ello ordena que se retire del muro una placa de mármol, y al hacerlo el muro se viene abajo, dejando a la vista una antigua bóveda. ¿Qué más había allí, en aquella zona ahora a la vista?
Pío XII ordena que se examine exhaustivamente la zona de las grutas donde se ha producido el derrumbe.
Cuando el nuevo papa, Pío XII, se entera de los que ha ocurrido en las grutas vaticanas, ordena que se examine exhaustivamente la zona, cosa que se hará durante un periodo de diez años.
Diversas excavaciones en las grutas del Vaticano sacan a la luz varios enterramientos y un cementerio no posterior al siglo II.
En 1952, se realizan diversas excavaciones en las grutas del Vaticano que sacan a la luz varios enterramientos antiguos y un cementerio de fecha no posterior al siglo II. Se descubre también un complejo, delimitado por un muro pintado de rojo, dentro del cual se ha construido un pequeño edificio llamado Tropaion (tumba o cenotafio), y al lado del edificio un muro que contiene numerosas inscripciones referidas a Pedro. La publicación de los resultados de las excavaciones se verá seguida de una controversia acerca del modo en que dichas excavaciones han sido realizadas y de las conclusiones que de ellas se han extraído.
Dos hechos son indiscutibles en el resultado de las excavaciones realizadas en las grutas del Vaticano.
No obstante, dos hechos son seguros e indiscutibles en el resultado de las excavaciones realizadas en las grutas del Vaticano. Primero, en la zona de las excavaciones, justamente bajo el altar mayor, había un panteón dedicado a Pedro (aparentemente, un enterramiento) que había que datar en torno al año 150. En la época en que se realizó dicho panteón, los cristianos ciertamente veneraban el lugar como consagrado a Pedro. Segundo, un siglo y medio más tarde, Constantino había realizado un tremendo esfuerzo para levantar la iglesia donde lo había hecho. Para ello hubo que profanar un cementerio romano y, a continuación, mover toneladas de tierra, con el fin de nivelar la zona. Luego se aseguró Constantino de que el altar se ubicara precisamente sobre el lugar en el que se había encontrado el panteón. Así, pues, las pruebas de que se dispone, tanto textuales como arqueológicas confirman la creencia tradicional acerca de que Pedro y Pablo estuvieron en Roma. Lo que no quiere decir que Pedro y Pablo fundaran la comunidad cristiana de Roma que ya existía con anterioridad.