Se enfrentan los dos candidatos al trono portugués, el rey español Felipe II y Antonio, prior de Crato. En la batalla de Alcántara, el  ejército español vence, y Felipe II es nombrado rey de Portugal.

Una vez tomada Lisboa, FELIPE II es proclamado rey de Portugal el 12 de septiembre de 1580 con el nombre de Felipe I de Portugal y jurado como tal por las Cortes reunidas en Tomar el 15 de abril de 1581. Reinó Portugal desde Madrid y designó a Fernando Álvarez de Toledo Condestable de Portugal y I Virrey de Portugal, máximos cargos en aquel país después de la persona del propio monarca. Felipe II lograba la tan ansiada unificación de la península Ibérica bajo un único rey español. Como Felipe I de Portugal, se muestra cuidadoso en el respeto a los usos locales, y deja el país en manos de funcionarios nativos. Pero la moral decae y el Imperio languidece.

Miguel de Cervantes es finalmente liberado de su cautiverio en Argel por los padres trinitarios tras pagar un rescate de 500 escudos de oro. Durante su cautiverio se supone que ha escrito algunas de sus comedias y entremeses, especialmente su Batalla naval, Los tratos de Argel, La Gran Turquesa y La Gran Sultana.

Francis DRAKE llega a Plymouth (Inglaterra) después de su segundo viaje alrededor del mundo cargado de botín español, y la reina ISABEL sube a bordo de su barco y allí mismo le nombra caballero, tomando después su parte del botín para el tesoro nacional. Para el antiguo pirata comenzaba su etapa más brillante, convertido en verdadero símbolo del nuevo poder naval de Inglaterra. FELIPE II se enfurece, como es bien comprensible.

La incorporación de Portugal al reino español, en 1580, tiene consecuencias importantes en Brasil. Por un lado, se borran las fronteras interiores y se hace inoperante la división de Tordesillas, pues todas las tierras de América del Sur, al estar incorporado Portugal a España, son españolas; con eso se facilita la penetración cada vez mayor de los bandeirantes hacia el interior.Por vez primera desde los visigodos, ochocientos cincuenta años antes, la Península ibérica constituía una única entidad política.

Fallece, a los treinta años de edad, víctima de la epidemia que tanto ha mermado la salud resentida de su esposo el rey, ANA de Austria. Ha sido la cuarta esposa de FELIPE II. La muerte de doña Ana marcará para siempre a FELIPE II. Le ha profesado un gran amor; nunca se volverá a casar. Muchos años después, ella seguirá presente en sus pensamientos, y la venerará como su gran mediadora ante la Divinidad.  De todas maneras, parece que planeó un nuevo matrimonio con la hermana de Ana, Margarita, cuarenta años más joven que él. Pero nunca se celebró este enlace, pues la joven profesó en las Descalzas Reales.

Declaración de Independencia de las siete provincias que han firmado la «Unión de Utrecht», proclamando la «República de los Países Bajos Unidos» o «Provincias Unidas». Se depone a FELIPE II de España y se nombra a FRANCISCO de Anjou. Es un Estado soberano, protestante, de tendencia liberal, siendo su primer «estatúder» o gobernador GUILLERMO de Orange. (Oficialmente, no se reconocerá la independencia de las Provincias Unidas del Norte hasta la culminación del conflicto europeo de la Guerra de los Treinta Años, con la Paz de Westfalia (1648)).

Se celebra en Catalunya, la buena nueva de la unión de Portugal a la Corona de España.

FELIPE II, en la fecha, es reconocido oficialmente como FELIPE I, rey de Portugal, por las Cortes de Thomar y el príncipe Diego acatado como su sucesor, pues es su primogénito, tras el juramento real de respetar las leyes y costumbres portuguesas. Los diputados piden que Diego sea enviado en breve a Portugal para completar allí su educación, que se supriman las guarniciones españolas e italianas en las plazas de su soberanía y que Portugal como reino, conserve su independencia, como hasta entonces, de Castilla. El rey, igual que siempre, los escucha a todos pacientemente, en medio de la mejor cortesía, y no se obliga en nada para con ellos, pues ni acepta ni niega cosa alguna. Para evitar de nuevo una situación parecida a la de Flandes se concede una amplia amnistía.

FELIPE II, se muestra en Portugal cuidadoso en el respeto a los usos locales, y deja el país en manos de funcionarios nativos. Pero la moral decae y el Imperio de ultramar va perdiéndose a favor de los holandeses, quienes sostienen tenaz guerra con España