FEDERICO III, sucede a su padre Cristián IV (1648-1670) como rey de Dinamarca

Fallece CRISTIÁN IV de Dinamarca quien ha tenido un reinado insólitamente prolongado de sesenta años, pero ha estado presidido por la frustración.

Inicia la Primera Guerra del Norte (1656-1660) entre Suecia (Carlos X) y Dinamarca (Federico III) por la supremacía en el Báltico. El emperador y el Gran Elector de Brandeburgo apoyan a Polonia y Dinamarca contra CARLOS X GUSTAVO de Suecia. Las consecuencias del enfrentamiento no implicarán muchos cambios.

CARLOS X de Suecia, aplasta a los daneses, que tendrán que firmar el tratado de Roskilde. Este Tratado es un acuerdo de paz entre Suecia y el Reino de Dinamarca y Noruega firmado el 28 de febrero de 1658, en el cual Dinamarca pierde definitivamente sus posesiones en la parte sur de la península Escandinava y Suecia pasa a controlar el tránsito marítimo por el estrecho de Kattegat, convirtiéndose en la dueña del Báltico.

CARLOS X Gustavo, rey de Suecia aplasta a los daneses, que tienen que firmar, en la fecha, el tratado de Roskilde; Suecia se convierte en la dueña del Báltico.

En el siglo XVII se agudizan los enfrentamientos de Dinamarca con Suecia por la supremacía en el Báltico, hasta la derrota danesa en 1660 en la Primera Guerra del Norte. En Dinamarca reina FEDERICO III, sucesor de Cristián IV. Esta crisis provoca el establecimiento de un régimen monárquico absolutista y hereditario y la supresión de los privilegios aristocráticos.

Fallece FEDERICO III, rey de Dinamarca y de Noruega.

CRISTIAN V, hijo de Federico III, ocupa el trono de Dinamarca y Noruega (1670-1699). Fue el segundo monarca absoluto de Dinamarca y Noruega, un déspota con una exagerada opinión de su dignidad real y sus prerrogativas. Limitó el poder de la nobleza, aliándose con la burguesía. Intentó recuperar los territorios perdidos ante Suecia después del Tratado de Roskilde de 1658, involucrándose en una guerra que sólo arruinó las finanzas públicas.

CARLOS XII, con 15 años de edad, es coronado rey de Suecia (17/11/1697- 30/11/1718) en la catedral de San Nicolás de Estocolmo. El Imperio sueco, forjado a raíz de los acuerdos de Westfalia, choca en su escenario geopolítico con los intereses de Polonia, Rusia, Dinamarca y Brandeburgo, e incluso se ha inmiscuido en los asuntos continentales por los compromisos y ventajas adquiridas en el siglo XVII. No sólo interviene en el área comercial báltica, sino que con su ejército y marina, reorganizados con Carlos XI, presiona sobre Brandeburgo y manipula el equilibrio de poder en perjuicio de Dinamarca. Su protagonismo se ve facilitado por la debilidad de Rusia y Polonia, la participación de las potencias marítimas en el Báltico, que obstaculizan el control danés de los dos lados del Sund, y la rivalidad entre Borbones y Habsburgos.

Las naciones circundantes —Dinamarca, Polonia y Rusia—, todas las cuales han sido derrotadas en uno u otro momento por el padre o el abuelo del rey, se alian ahora con el propósito de aprovecharse del muchacho que ocupa el trono, para ganar territorio a expensas de Suecia. Así, se constituye la Triple Alianza firmada en Copenhague entre CRISTIAN V de Dinamarca (que desea una Suecia más débil, a fin de que Dinamarca pueda dominar el Báltico), PEDRO I de Rusia (que codicia los territorios suecos que le cierran la salida al Báltico) y AUGUSTO II de Polonia (que aspira a otros territorios suecos que le impiden el acceso a este mar), contra el rey de Suecia CARLOS XII.