Las ofensivas alemanas desde Prusia Oriental y Pomerania conectan y el «corredor» queda cortado. El ejército polaco Pomorze retrocede hasta la orilla derecha del Vístula.

A los tres días de comenzadas las hostilidades, resulta ya claro para todos que Polonia lleva las de perder. No sólo no se ha podido detener a las fuerzas alemanas en ningún frente, sino que la desorganización en las filas polacas -agudizada por la destrucción de sus lineas de comunicación por parte de la Luftwaffe- hace muy difícil la coordinación de una respuesta eficaz. Sin embargo, HITLER no está tranquilo. A pesar de los éxitos militares, la población civil alemana, angustiada y temerosa, no muestra la adhesión que el régimen esperaba ante la nueva aventura. Tampoco parece que las declaraciones de buena voluntad, como el lema «Por la paz» con que se anuncia la reunión anual del partido, resulten demasiado creíbles. Pero, para su alivio, Francia e Inglaterra aún no han movido pieza.

Los polacos perpetran la matanza en Bromberg contra la población alemana, con unas 5.400 víctimas. Era una represalia por la invasión en curso de Polonia por las tropas de Hitler.

En la fecha, se firma un nuevo acuerdo germano-soviético en el que se contempla la partición de Polonia entre Alemania y la URSS. Se trata de la quinta partición de Polonia, firmada entre Alemania y la URSS. La parte anexionada por esta última se repartirá entre las repúblicas soviéticas de Bielorrusia y Ucrania.

Hungría, Rumanía y Eslovaquia, estados títeres salidos del desmembramiento de Checoslovaquia, firman tratados con Alemania. El tratado de reasentamiento entre Alemania y Rusia, en lo que concierne a la etnia alemana que vive en la anexionada Bessarabia en el norte de Bukovina, se concluye en noviembre de 1940. Durante todo el mes de Octubre, 45.000 residentes hacen el largo y así llamado «viaje definitivo» a los campos de acogida de Pomerania, de Prusia oriental y de Barthegan, antes de marchar a su asentamiento definitivo en el recientemente incorporado territorio polaco. Esta política forma parte del gran proyecto nazi para colonizar los territorios conquistados del este con sangre «nórdica».

En estos momentos (desde el 8/12/1941) está ya funcionando el primer campo de exterminio en Chelmno (Gran Polonia). En la conferencia de Wannsee se ha decidido que la mejor política es enviar a todos los judíos de Europa al este, y utilizarlos como mano de obra. Ardua tarea que significará una enorme pérdida de vidas. En pocas semanas se construirán las primeras cámaras de gas letal en los campos de concentración de Polonia.

La Oficina Alemana de Noticias anuncia el descubrimiento de grandes fosas comunes con gran cantidad de cadáveres de oficiales polacos asesinados en masa por las fuerzas soviéticas, en Katyn (Polonia).

En la noche del Pésaj, el 19 de abril de 1943, insurgentes judíos -de los 65.000 judíos que permanecen en el gueto de Varsovia- lanzan bombas molotov y granadas de mano, cuando los soldados alemanes empiezan a avanzar hacia el gueto de Varsovia con la intención de acabar con él en tres días. La insurrección durará hasta el 16 de mayo. Dos tanques franceses, capturados por Alemania, son destruidos por los hombres de la OB y la ZZW. Los soldados de las SS empiezan entonces a quemar casa por casa, demoler sótanos y desagües, y a asesinar a todo judío que capturan. Unos 7.000 judíos insurrectos morirán, 50.000 serán deportados y sólo 200 sobrevivirán en Varsovia.

Los polacos han colaborado con los aliados también en los servicios secretos, ya que han descifrado el código de la alemana Enigma, pero para el futuro de Polonia lo más importante son las decisiones políticas. La ruptura de relaciones con el gobierno de la URSS después de haber dado a conocer a la opinión pública las ejecuciones masivas de Katyn y la muerte del general Sikorski en 1943 en un misterioso accidente de aviación, han debilitado la posición de Polonia en el ámbito internacional. Ni el Primer Ministro Mikolajczyk, ni el Comandante en Jefe Sosnkowski son interlocutores para CHURCHILL o ROOSEVELT, quienes, por el precio de la participación de la URSS en la guerra contra los alemanes, están dispuestos a dejar a Polonia en manos de la Unión Soviética. No sirven para nada las intervenciones del Ejército Interior en Vilnius, Volinia y Lvov, ni tampoco la Insurrección de Varsovia con sus 63 días de combates.

La resistencia polaca -el Ejército Popular- crece en Varsovia según se van acercando los soviéticos. Liderada por el general Tadeusz Bór-Komorowski, los cuerpos de Varsovia, con 50.000 hombres, atacan las relativamente debilitadas fuerzas alemanas, y en tres días ganan el control de la mayor parte de la ciudad. Los alemanes envían refuerzos y obligan a los polacos a tomar posiciones defensivas, bombardeándoles con ataques desde el aire y con artillería, hasta el 3 de octubre, día en que las fuerzas patriotas capitulan. Al mismo tiempo, el Ejército Rojo que es detenido durante los primeros dias de la insurrección por un ataque alemán, ocupa una posición en Praga, un suburbio a orillas del Vístula, y allí permanece sin oposición. El Gobierno soviético se niega a que los aliados del oeste utilicen sus bases aéreas para suministrar por aire provisiones a los polacos sitiados.