En la campaña de 1240-41, los mongoles saquean Kiev y Cracovia; el ejército de los príncipes alemanes y polacos es derrotado en Liegnitz y el ejército húngaro en Sajó, siendo saqueada Pest, mientras un grupo de mongoles llega al Adriático a la altura de Split, en la costa Dálmata. Los mongoles planean una campaña contra Europa occidental.

En 1240, el príncipe de Nóvgorod Alejandro Nevski vence a los suecos en el Nevá -de donde procede su sobrenombre de Nevski (“Alejandro de Nevá.)

Kíev tiene su apogeo con Vladimiro Monómaco (1053-1125), nieto de Yaroslav. Pero el principado se debilita por las incursiones normandas y por las querellas sucesorias entre los príncipes, y la población tiende a retirarse hacia el Nordeste. El príncipe de Rostov-Súzdal, Andrés de Bogoliubovo (1157-1174), toma y saquea Kiev en 1169, y escoge como capital la ciudad de Vladímir, localidad cercana a Súzdal. Kiev sólo será ya un centro secundario. La toma de Constantinopla por los cruzados en 1204 le hace perder su principal mercado comercial. Incluso antes de poder recuperar su antiguo poderío, Kiev es conquistada y destruida por los mongoles en 1240. Sus habitantes son asesinados en masa. Durante más de un siglo, la capital de Rusia se encontrará en Súzdal, a mil kilómetros al norte de Kíev, donde se desarrollará el principado de Moscú.

Nóvgorod es el principal centro comercial del norte, entre el mar Báltico y el sur de Rusia. Su príncipe tiene como misión defender la ciudad, por mandato de la asamblea de hombres libres, que también puede revocarlo. En Súzdal, por el contrario, el poder y la tierra pasan de padres a hijos dentro de la misma familia. Cuando Kiev pierde la capitalidad, Súzdal se convierte en el centro de Rusia.

En 1242, Alejandro Nevski vence a los Caballeros teutónicos en una batalla sobre la superficie helada del lago Peipus en el confín oriental de Estonia. Alejandro se convierte en el principal interlocutor con los tártaros, con los que mantiene humillantes negociaciones para rebajar el tributo que pagan los rusos. Consigue que los boyardos de Nóvgorod, que han quedado a salvo, acepten negociar con los tártaros para que la ciudad pueda mantener su actividad económica. La dominación tártara, que durará más de dos siglos, arruinará a Rusia, la aislará de la cultura occidental y orientará la totalidad de sus intercambios económicos hacia Oriente dejándola al margen de los vientos de cambio que soplan en Europa occidental. Todo ello, condicionará el curso de la historia rusa desde entonces.

En el este europeo se instala la inmensa Horda de Oro, fundada por Batú-kan. Es uno de los cuatro kanatos en que se ha dividido el Imperio mongol. Someterá a vasallaje a los principados rusos. Los lituanos y otras tribus afines del Báltico se unificarán para defenderse de las Orden Teutónica y de los tártaros (Horda de Oro).

Los rusos continúan postrados bajo el poder de la Horda de Oro (Tártaros/mongoles), pero Moscú, en las proximidades del confín noroeste de la Horda, comienza a experimentar cierto auge.

La Horda de Oro interfiere cada vez menos la vida de los principados rusos. Con tal de que paguen tributo, pueden obrar a su antojo. En 1328, IVÁN I Kalita se convierte en gran príncipe de Moscú. Se preocupará de pagar prontamente el tributo, e incluso se ofrecerá de buen grado a recaudar el de otros principados y comprobar si, efectivamente, va a parar a los mongoles. Como resultado de ello se convierte en el favorito de éstos, que se muestran muy conformes con que Moscú crezca a expensas de sus vecinos inmediatos.

El primogénito de Iván, SIMEÓN II, le sucede en 1340 y continúa la política paterna, que es innoble pero eficaz. Moscú está lo bastante al Este como para quedar al abrigo del expansionismo de polacos y lituanos. Su crecimiento le permitirá ganar influencia y encaminarse hacia su consolidación como ciudad dominante de Rusia.

Las ciudades del Rin y, más tarde, las ciudades alemanas del norestán formando asociaciones de comercio, la más poderosa de las cuales es la Hansa Teutónica (creada en 1358). Esta asociación acuerda bastantes tratados comerciales, crea nuevos centros de comercio y civilización, contribuye al desarrollo agrícola y de las artes menores, favorece la construcción de canales y carreteras, erige murallas en las ciudades, financia la construcción de catedrales, de ayuntamientos y lugares de reunión de gremios como expresiones de orgullo ciudadano. Incluso declara la guerra. (La desintegración de la Hansa empezará a finales del siglo XV y se acabara en 1669 definitivamente).