Figura máxima de todo el proceso político que se está llevando a cabo en Hungría es Mátyás Rákosi, secretario general del partido comunista, quien en 1952 asume también las funciones de presidente del Consejo.

Aunque tímidamente, la desestalinización se deja notar también en Hungría, y Rákosi se ve obligado a dejar la presidencia del Consejo que pasa a manos de Imre Nagy, de tendencia más liberal.

Amparado en su poder como secretario del partido comunista de Hungría, M.Rákosi vuelve a la ofensiva en 1955 y provoca la destitución de Nagy y la reanudación de los procedimientos estalinistas a través del nuevo primer ministro András Hegedüs (1955). Todo ello, junto con una degradación de la situación económica y el estímulo que representan algunas medidas contemporizadoras del grupo dominante (p. ej., la rehabilitación de Rajk en marzo de 1956), provoca un progresivo aumento de la oposición.

En mayo, nueve días después de que la RFA ingrese en la OTAN nace el Pacto de Varsovia, formado por toda la Europa Oriental (URSS, Polonia, Checoslovaquia, Hungría, Rumania, Bulgaria, algo más tarde la RDA y Albania) excepto Yugoslavia, que junto con Austria y Suiza comprende un espacio neutral en el centro de Europa. Fuera de Europa se incorporarán más tarde Cuba, Mongolia y Vietnam. Se trata de un acuerdo defensivo creado para contrapesar a la OTAN  y para incrementar las funciones del COMECON. En la práctica funcionará siempre como un órgano militar encargado de la cohesión doctrinal interna de los países comunistas, en aplicación de la Doctrina Breznev.

Estalla en Budapest con gran violencia el descontento contra la situación dependiente del país respecto de la URSS, y los manifestantes derriban la estatua de Stalin. Los tanques rusos intervienen en la lucha.

Hegedüs abandona, y su cargo de primer ministro es ocupado en Hungría por Ernö Gerö.

La llegada al poder en Polonia del dirigente modernizador GOMULKA, impulsa el movimiento reformador en Hungría.

En Hungría, el cambio de Rákosi por Hegedüs y posteriormente por Gerö no produce efectos prácticos y el 23 de octubre estalla una revolución popular -“Octubre húngaro”- de base obrera e intelectual, que rechaza el estalinismo, reclama la independencia del país, su democratización y la retirada de las tropas rusas. La Unión Soviética pone en acción sus fuerzas militares, en lucha armada.

Imre Nagy es nombrado por la Unión Soviética primer ministro de Hungría y progresivamente se acerca a los postulados de los sublevados. Su partido comunista reorganizado, con el fin de consolidar su situación, en los años sesenta atenuará la opresión. A través de sus reformas económicas incrementará el nivel de vida, gradualmente hará posible que los ciudadanos viajen al extranjero y revitalizará sus relaciones económicas con el Occidente. Todo esto diferenciará hasta cierto punto a Hungría de los demás países llamados socialistas de Europa del Este, lo que se refleja en la expresión, de uso generalizado y aplicada en sentido positivo, de que Hungría es “la barraca más alegre”.

En Hungría, parte de la policía y del ejército, se suma a los consejos de obreros por un socialismo democrático y toman las principales ciudades.