En mayo, nueve días después de que la RFA ingrese en la OTAN nace el Pacto de Varsovia, formado por toda la Europa Oriental (URSS, Polonia, Checoslovaquia, Hungría, Rumania, Bulgaria, algo más tarde la RDA y Albania) excepto Yugoslavia, que junto con Austria y Suiza comprende un espacio neutral en el centro de Europa. Fuera de Europa se incorporarán más tarde Cuba, Mongolia y Vietnam. Se trata de un acuerdo defensivo creado para contrapesar a la OTAN  y para incrementar las funciones del COMECON. En la práctica funcionará siempre como un órgano militar encargado de la cohesión doctrinal interna de los países comunistas, en aplicación de la Doctrina Breznev.

Posteriormente a la constitución del Pacto de Varsovia, aunque aún en 1955, la RDA ingresa en el Pacto de Varsovia. Por otra parte, también en este mismo año, ingresa Albania.

En Hungría, el movimiento se afirma nacional y popular, pero antisoviético y anticomunista. Imre Nagy, que ha formado un gobierno de coalición, anuncia que Hungría se retira del pacto de Varsovia y pide a la ONU, la garantía de la neutralidad.

En los siguientes días -dentro de la Guerra de los seis días- la aviación israelí ataca por sorpresa los aeródromos egipcios y sus vehículos blindados y los ejércitos israelíes dirigidos por el jefe del Estado Mayor, Isaac RABIN, y el ministro de Defensa, Móshe DAYAN, libran una serie de batallas impecables alcanzando -en sólo seis días- incluso objetivos superiores a los previstos y ocupando, en este escaso tiempo, el desierto del Sinaí, Cisjordania, Gaza y los altos del Golan. Los palestinos, con la OLP, son ayudados por la RAU, Kuwait, Siria, Sudán, Argelia y Pacto de Varsovia. Israel gana militarmente, no hay ninguna duda, y todavía hoy el escenario de aquellas múltiples batallas es estudiado escrupulosamente en las Escuelas de Guerra de todo el mundo. Terminada la guerra (el día 10), los israelíes ocupan el 22% restante del territorio total destinado en principio a palestinos e israelíes. Israel ocupa la parte oriental de Jerusalén.

En Checoslovaquia, el “socialismo de rostro humano” que se quiere imponer es rechazado por la URSS y otros líderes comunistas de la Europa Oriental, que temen que se produzcan movimientos reformistas similares en sus respectivos países. A pesar de las advertencias oficiales, de los ásperos ataques en la prensa soviética y de la intimidación efectuada con maniobras militares, los reformistas checoslovacos permanecen firmes; no obstante, en sendas reuniones celebradas en julio y agosto, las autoridades checoslovacas se comprometen a mantener el papel de liderazgo del Partido Comunista en el país y la alianza con la URSS y los demás países del Pacto de Varsovia.

A pesar de las promesas, la URSS y sus aliados del Pacto de Varsovia deciden poner fin a la experiencia checoslovaca. Durante la noche transcurrida entre el 20 y el 21 de agosto, con la excusa de atender una petición de los líderes comunistas checoslovacos para aplastar una contrarrevolución derechista, 600.000 soldados soviéticos, alemanes orientales, polacos, húngaros y búlgaros invaden el país. Algunos de los dirigentes reformistas, como Dubcek, son conducidos a la URSS. Aunque mueren unas 25 personas, la resistencia por lo general no resulta violenta. La intervención es condenada por la opinión pública internacional.

En la noche del 20 de agosto de 1.968, tropas del Pacto de Varsovia entraron en Checoslovaquia, pusieron fin al experimento y volvieron a colocar a unos dirigentes fieles a Moscú. Pero el “bacilo de la libertad” siguió haciendo efecto a pesar de los tanques y las alambradas.

El gobierno húngaro permanece comprometido con Moscú, al unirse a las tropas del Pacto de Varsovia, el 21 de agosto de 1968, en la invasión de Checoslovaquia.

La URSS avisa al Gobierno español el 7 de septiembre de 1981 de que la entrada de España en la OTAN provocará un aumento de la tensión internacional, reforzará la política de bloques y animará la carrera de armamento. En último lugar el ingreso en la OTAN convertirá a España en un objetivo potencial para el Pacto de Varsovia, con el consiguiente aumento del riesgo de sufrir un ataque nuclear.

Hungría se desliga del Pacto de Varsovia y abre oficialmente sus fronteras con Austria a refugiados alemanes que hayan salido del país, creando la primera abertura en la Cortina de Hierro. En verano, más de 13.000 “turistas” de Alemania Oriental pasarán a su través al lado occidental de la ciudad.