En la guerra de los Seis Días (5/6/1967-10/6/1967), Irak envia tropas y aviones a la frontera entre Jordania e Israel. Más adelante declarará la guerra a Israel y cortará el suministro de petróleo a los países occidentales, al tiempo que romperá relaciones diplomáticas con EEUU..

Los baasistas regresan a Irak con otro golpe en 1968. Saddam se instala entonces en el poder, como segundo del general Ahmed El kr que es el presidente.

La derrota árabe en la Guerra de los Seis Días contra Israel acelera en Irak un nuevo protagonismo del Ejército en la revolución de julio de 1968 que, en nombre de una junta político-militar conocida como el Consejo del Mando de la Revolución (CMR), concentra todo el poder en manos de los panárabes del Partido Baaz que queda instalado en el poder como partido único después de deponer al actual presidente Rahman Aref. Saddam HUSSEIN es a la sazón confidente de los servicios secretos norteamericanos.

En Irak, después del golpe de Estado del pasado mes de julio, el primer ministro Ahmed Hassan al-Bakr pasa a ocupar la presidencia (1968-1979) y se promulga una nueva Constitución provisional. Ahmed Hassan es un amigo de Saddam del pueblo de Tikrit y pariente lejano. Ambos hombres anteponen las relacione tribales a la ideología. Es más, Saddam se granjea la confianza de Bakr al aceptar el cargo de jefe de seguridad del partido, que es la persona que garantiza la lealtad del partido al presidente, un trabajo ingrato que exige mano dura. De hecho, Saddam se ocupa de que todo el séquito de Bakr, incluido su cocinero, sean de Tikrit. Además de su dureza y de su capacidad para trabajar 18 horas al día durante meses, Saddam tiene una memoria fotográfica y es un organizador nato que llama la atención de los jefes del partido.

SADDAM HUSSEIN accede a la vicepresidencia del Consejo del Mando de la Revolución de Irak, en noviembre de 1969, convirtiéndose en el segundo hombre fuerte del país. El clan de Tikrit, del que procede el propio SADDAM, recompensa la lealtad de sus miembros con el reparto de prebendas y beneficios, de forma que las relaciones de parentesco y la clase militar controlan el Estado.

El general BARZANI, líder de los kurdos en el Irak, y el vicepresidente Iraki SADDAM HUSSEIN, firman, en la fecha, un acuerdo de paz por el que se reconoce a los kurdos el derecho a participar en el gobierno y formar parte de las autoridades locales en las regiones con mayoría de población kurda. Asimismo, se fijan las bases para un futuro estatuto de autonomía. Es el acuerdo más importante nunca alcanzado en esta materia, y en el que se marca un plazo máximo de cuatro años para ponerlo en práctica.

Durante estos años Irak mantiene por regla general una actitud hostil hacia Occidente y de amistad con la URSS. Las posiciones de cada uno de los países árabes con respecto a Israel causan fricciones entre Irak y sus vecinos; así, en 1971, cierra su frontera con Jordania y propone su expulsión de la Liga Árabe, debido a los intentos jordanos para aplastar el movimiento guerrillero palestino que opera en su territorio.

Irak firma, en la fecha, un Tratado de Amistad y Cooperación con la Unión Soviética, por el que el régimen de Bagdad comienza a armarse hasta los dientes. BARZANI, líder de los kurdos, durante este tiempo, escapa de varios atentados montados por los servicios secreto Irakies.

Aunque Irak es un importante productor energético, sus vías de distribución se encuentran limitadas por su escasa salida marítima. La construcción de oleoductos, bien hacia el mediterráneo (vía Siria o Turquia), bien hacia el golfo Pérsico, ha ido pareja a unas relaciones de vecindad conflictivas. Irak utilizará este importante sector económico, especialmente desde 1973, fecha de su nacionalización para intentar facilitar su comercialización. Para ello impugnará el trazado de fronteras internacionales y presionará a la OPEP para resolver su crisis financiera. La riqueza petrolera será aprovechada en un tenso marco regional, en pro de un programa de rearme y de una permanente conflictividad tanto interna como externa.

EEUU. apoya una revuelta de los kurdos para desestabilizar el régimen de Bagdad, aunque después los dejará en la estacada. Henry Kissinger dice: «Una acción encubierta no es un trabajo de misionero».